Los “Lunes Bomba” ya son un clásico de Buenos Aires. Ese día La Bomba de Tiempo, el grupo de percusión más famoso de la ciudad, toca en el patio del Konex en una fiesta de improvisación y baile que ya cumple 18 años y que aparece incluso en las guías de turismo.
Este sábado habrá una edición especial de este ritual con una celebración desde la medianoche. Habrá invitados especiales, como Natalie Pérez y DJ Sugar Baby.
Además, en junio toda la banda parte rumbo a su cuarta gira europea, que incluye shows en Madrid, Barcelona, Valencia, Málaga, Berlín, Londres y Ámsterdam.
La Bomba de Tiempo se fue haciendo un nombre porque la energía que genera en sus shows se asemeja a una rave, pero con “tracción a sangre”. El grupo practica la improvisación a partir de un sistema de más de 70 señas con las que el director conduce a los músicos en escena.
elDiarioAR charló con dos de sus 14 integrantes: María Bergamaschi (tumbadora y chekeré) y Gabriel Spiller (campanas, tronco y dirección):
-¿Cómo va a ser la fiesta del 11 de mayo?
- María: Esperamos que sea una súper gran fiesta. Siempre nos encanta festejar nuestros cumpleaños. Es un momento emocionante porque vemos el paso del tiempo y la alegría y la felicidad de poder seguir manteniendo este proyecto. Eso es lo que más nos emociona en cada cumpleaños. Celebramos el seguir juntes y el seguir sosteniendo este proyecto. Son 18 años de mucho, de mucho compromiso y amor por lo que hacemos.
-Gabriel: Siempre hay invitados en las fiestas. Y tratamos de que, a diferencia de los lunes, que son un poco más eclécticos y viene mucha gente muy distinta, el invitado esté acorde a una situación más de baile, de festejo.
-¿Por qué creen que los “Lunes Bomba” pegaron tanto que están incluso en las guías de turismo de Buenos Aires? Es un clásico de la ciudad. ¿Cómo fue que se estableció eso?
-G: A mí me parece que por un lado fue una pegada que fuera un lunes el show porque no había otras cosas. En realidad tuvo que ver con que todos tenemos otros proyectos y trabajamos. Entonces era el único día donde seguro nadie tenía nada. Pero además creo que ocupó un espacio que era necesario en la ciudad. Hay muchos lugares de baile, de reunión, pero mi sensación es que este espacio es muy abierto. No tiene una tribu urbana que baile de una determinada manera, que te vistas de una manera. Va gente de cualquier edad y vestida como quiere y baila como quiere. El que quiere mira el show y se copa con ver qué hace el director y las señas. Los demás se van contagiando más de lo que pasa con el ritmo y la energía. Me parece que se necesitaba un lugar así de con esa apertura.
-M: Además, que sea lunes es una manera eh alucinante de arrancar la semana, porque siempre cuesta arrancar el día lunes y terminarlo bailando y terminarlo disfrutando, ya el martes lo arrancás diferente. Te predispone con buena onda sí o sí. No hay excusas para arrancar la semana
-¿Pueden explicar de manera sencilla cómo funciona el lenguaje de señas y cómo hacen para improvisar?
-G: El sistema de señas de hoy por hoy es un organizador. Nosotros estamos improvisando y hay mucho aporte de los que están tocando. La persona que está dirigiendo lo que hace es ordenar hacia dónde va esa energía. Si le contesta a algo que propone el público o no. Hay señas que son muy abiertas que pueden ser como decirle a un músico 'vení y hacé lo que quieras'. Hay señas que son muy específicas. Le podés pedir a alguien, le escribís como si fuera la notación musical con los dedos y entonces la persona tiene que tocar específicamente lo que vos escribiste. A esta altura la verdad que cada vez veo más las señas no como una composición totalmente pensada por el director, sino que el director va dando una dirección y hay un ida y vuelta muy grande con los músicos.
-M: Más que nada es una coordinación de lo que está sucediendo en tiempo real musicalmente. Muchas veces también pasa que los directores tienen cierta idea de lo que quieren hacer y de repente por múltiples factores eso cambia y el director se tiene que adaptar en tiempo real en milésimas de segundo, cambiar su cabeza, ir para otro lado y coordinar lo que está sucediendo. Es muy de vivencia del presente. Y es una vivencia tan real y tan de vivir el minuto a minuto que creo que también la transmitimos al público y esto hace que no sea algo tan rígido, tan empaquetado, tan estructurado, sino que realmente es una improvisación constante. Pese a que los directores tienen sus ideas de por donde quieren dirigir la música en ese momento.
-No funcionan así en otros lugares los grupos de percusión.
-G: Como La Bomba no vi ninguno, pero en realidad el sistema existe y existieron un montón de grupos con sistemas parecidos, no exactamente igual. Hay gente que trabaja agregándole señas, por ejemplo, para video, para baile. Muchas de estas señas venían de un trabajo de Butch Morris, que era un músico que improvisaba en distintos lugares del mundo. Otras las inventó Santiago Vázquez, que es el que armó el grupo. Y fueron evolucionando con los años. Le fuimos agregando algunas, combinándolas de otras maneras. A mí me pasaba eso de ir a tocar pensando toda una estructura como una composición completa. Y alguien tocaba otra cosa y el castillo se me destruía. Y entonces, naturalmente, por cómo es el grupo, cierta rebeldía que tiene y una musicalidad que tiene cada uno, los directores fuimos estando obligados a responder rápidamente a eso. Y eso devino también en responder a qué pasa con el público. De golpe el público empieza a palmear a una velocidad y vos decís, bueno, vamos ahí, ese es el tempo, lo pusieron ustedes.
-M: Esta palabra rebeldía a mí me parece que es buenísima, porque es una rebeldía sana y creo que eso también hace a la característica del grupo. Esto de mantenerse vivo y siempre con ganas de tocar. Estamos muy necesitados del lunes nosotros también, no solamente el público. Esto tiene que ver un poco con estas rebeldías que suceden dentro del grupo a nivel musical y lo nuevo, lo que de repente cambia porque el público está pidiendo otra cosa y por ahí no es ni lo que es el director, ni a veces, muchas veces tampoco lo que es lo que el grupo quiere hacer, pero nos adaptamos a eso y eso está muy bueno. Es muy orgánico. Y también la invención de las señas. O sea, el grupo también inventa señas, según lo que el grupo necesita en este momento. Entonces tratamos de estar siempre atentos y atentas a esa necesidad.
-¿Y qué momentos recuerdan así especiales de estos 18 años que los hayan conmovido mucho o que haya sido un hito?
-M: Del primer año me acuerdo muchísimo algo que me conmovió que fue el día que entró a tocar nuestro compañero Cheikh Gueye, que lastimosamente falleció en pandemia. Él llegó a tocar con una túnica blanca y estábamos tocando todavía en una sala de arriba con el público alrededor. No me acuerdo si todavía estábamos en ensayos abiertos o ya era show. Y de repente el chabón empieza a tocar y con el contraste de luces, el vapor de su transpiración se elevaba y yo lo tenía enfrente y era como '¡guau!, esto es una cosa de locos'. Toda la energía que tenía tocando. Su llegada al grupo fue un momento muy especial, no solamente por esto que detallo, sino como él aportó. Fue algo muy importante que también hace a cómo estamos tocando hoy después de 18 años.
-G: No recuerdo un momento en especial, pero todas las veces que tocamos en otros lugares, en otras culturas, diría. Me impresiona mucho eso. Hay algo tan universal en la percusión que vas a Dubai, Londres, Alemania, estemos donde estemos, y mi sensación es que el efecto es medio parecido. Uno empieza a tocar. La gente primero mira más qué música hacemos y cómo respondemos ante las señas que vamos haciendo los directores. Y después ves que la marea esa que está enfrente se empieza a mover y terminan todos bailando. Y eso pasa siempre, estén vestidos de árabe, estemos en un lugar en Comodoro Rivadavia, congelados. Y pasa además con unos tiempos medio parecidos. Es muy curioso eso. Como que el grupo necesita una media hora de tocar para que se empiece a generar eso que yo considero tan lindo y tan importante.
-M: La Bomba tocó en un River completísimo de gente con Coldplay en noviembre de 2022. Eso fue muy fuerte.
-G: Cuando hicieron los diez River seguidos, al último fuimos a tocar en dos canciones.
-M: Estuvo increíble. Chris Martin vino a la prueba de sonido a las cinco de la tarde y nos miró a los ojos a cada uno. Se notaba la felicidad de él. A mí eso fue lo que más me conmovió. Después, subir al show y ver todo River iluminado fue otro tipo de emoción. Pero la prueba de sonido con él saltando de felicidad y haciéndonos así: ok, ok, ok. Eso a mí me conmovió.
-G: Él no sabía que íbamos a tocar. Y empezamos a tocar y le re arreglamos un poco algunas cosas. Y entonces fue muy lindo que él las acepte como que estaban buenas. Estaba muy contento.
-¿Y cómo están organizados ustedes internamente?
-M: Internamente funcionamos casi como una cooperativa. Tenemos unas responsabilidades que nos vamos dividiendo según diferentes áreas. Esos espacios se eligen por votación, democráticamente. Tenemos nuestras asambleas, nuestras reuniones. Formalmente somos una SRL, pero lo importante es este funcionamiento interno que tenemos, que la verdad que viene sosteniéndose bastante bien.
-¿Y están trabajando en un disco nuevo? ¿Cómo es eso de pasar de los shows y a grabar un disco? ¿Qué graban en el disco?
-G: Muy buena la pregunta, porque nosotros tampoco sabemos muy bien qué (risas).
-M: Siempre nos hacemos esa misma pregunta.
-G: La Bomba es lo que pasa en vivo en ese show con la gente bailando. Fuimos probando un montón de cosas y lo que vimos es que lo que más nos representaba era justamente que la música que grabamos sea muy distinta, porque La Bomba tiene cada lunes un invitado distinto con el que generás una música diferente: folklore, rock, música electrónica, lo que sea. Entonces un mecanismo que encontramos es un poco ese. Al principio por ahí eran canciones más ciudadanas. Ahora estamos por sacar un EP de música electrónica. Nos copamos mucho con algunas cosas que vimos en Berlín en la gira pasada y estamos probando a ver qué pasa si mezclamos esa idea tan cuantizada de música electrónica de allá, con lo que hacemos nosotros, que tiene una tracción a sangre importante. Pero después hay un plan también de grabar un disco de folklore. Lo que encontramos que nos representa es ir cambiando todo el tiempo, me parece.
-M: Coincido. Nada más agrego que lo que tratamos es que la esencia de La Bomba esté, más allá de que hagamos un disco con invitades, un disco más electrónico, un disco más folklórico. Siempre tratamos de no perder la esencia, esas ganas de bailar, de poder reproducir de alguna manera lo improvisado.
-Ahora se van a la cuarta gira europea. ¿Qué pasa en esas giras?
-G Está buenísimo, pero es medio un torbellino también. Son diez fechas en 14 días. Entonces llegás, vas al hotel, vas a probar, descansás un toque, tocás, salís a festejar. Dormís dos horas, te levantás, vas al aeropuerto y así durante 14 días. A veces tenemos algún día libre donde empezamos a conectar un poco más con la gente y lo que pasa en cada lugar. Pero siempre hay una energía genial. Es muy lindo eso que te contaba antes de conectar con otras culturas, con otra gente.Y ver la respuesta es mágico cuando estás tocando.
-M: Y hay muchos europeos y europeas que nos conocieron en Buenos Aires cuando están ahí de público, nos dicen: ¡los vimos en Buenos Aires, gracias, por fin vinieron acá! Eso es un flash. Mucha gente que nos vio en Konex por primera vez de turistas y que después están de dueños de casa,.
-Para ustedes como percusionistas, ¿qué tiene la percusión que genera una energía que no genera ninguna otra cosa y que nos conecta a todos?
-M: Que es ancestral. Es algo que tenemos, creo yo, todos los seres humanos, como esta necesidad de moverte sí o sí. El cuerpo se manifiesta energéticamente porque es algo que viene de millones y millones de años. Lo primero que sucedió parece ser que fue que se tocó percusión y después vino la melodía y etcétera. Lo relaciono con eso y con que, seas de donde seas, tiene que ver con la cultura del lugar, de la tierra y con la música popular. Y la ancestralidad de la percusión también atraviesa todas las sociedades y todas las culturas, todas las edades. Porque nos ha pasado también de estar tocando funciones para familias y ver desde los bebés que se mueven hasta la gente muy mayor que también se está moviendo. Así que yo creo que es algo que nos atraviesa.
-María, ¿por qué sos la única mujer en este grupo?
-M: Por qué, no lo sé. Yo fui convocada en sus inicios. Después sé que el grupo se cerró a nivel de cantidad de integrantes. Y el año pasado abrimos la convocatoria a tres mujeres más, que se sumaron y que están en el grupo de reemplazos. Tenemos nuestros reemplazos los titulares. Hasta ahí sé lo que formalmente sucedió.
-G: Mari llegó un mes más tarde. Nosotros estábamos ya armados. Y mi recuerdo de esa vez es que Santi nos convocó y en esa época se ve que o él no tenía amigas mujeres que tocaran percusión o lo que fuera, pero no lo recuerdo como algo que en ese momento se pensara. Dieciocho años cambiaron para bien eso, realmente. Y en el grupo se empezó a hacer una necesidad, sobre todo para Mari tener compañeras, pero para nosotros también, porque hay otra energía. Y no fue fácil, porque en realidad venían a tocar con nosotros cambios que ya estaban estipulados. Entonces cuando vos querías traer a una compañera que tocaba increíble y que podía aportar un montón al grupo, también era decirle a alguien que deje de venir. No fue fácil ese cambio, pero de a poco vamos mejorando esas y otras cosas.
-¿Qué le queda por hacer a La Bomba de Tiempo?
-M: Uno de los sueños que siempre vamos charlando es tocar con artistas internacionales. Es una idea que siempre hemos charlado. 'Uy, ¿te imaginás tocando con Sting, con Madonna, etcétera?' Me parece que todos los proyectos musicales o los proyectos de vida necesitan tener un algo más en qué pensar, más allá de la inmediatez, algo que esté siempre mucho más allá. Creo que nos ayuda también a permanecer y a seguir imaginando cosas. Siempre el viajar y conectar con otras culturas y estar en festivales en otros lugares que por ahí todavía no hemos podido llegar también es otra idea.
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