Disnea, o cuando te falta el aire: qué es y qué síntomas tiene
Quedarse sin aliento es algo habitual y una respuesta natural cuando el cuerpo necesita más oxígeno y energía tras realizar una actividad que requiere un esfuerzo físico. Al correr para agarrar el colectivo o al subir las escaleras rápido es normal quedarnos sin aliento.
Esto es una reacción positiva y parte de lo que implica mantenernos en forma. Pero no siempre es así. Hay personas que se quedan sin aliento aunque no realicen un esfuerzo físico. De forma inesperada, les resulta difícil o incómodo respirar.
Falta de aire, angustia, ahogo, dificultad para respirar, etc., son algunos de los términos con los que suelen expresarse las personas que sufren disnea, en función de su condición individual, social y cultural.
La definen como la sensación incómoda de no tener suficiente aire para respirar. Esta variedad en la definición de lo que suele sentirse responde a una sensación subjetiva que define sensaciones distintas y de intensidad variable.
Qué ocurre cuando nos quedamos sin aire
Además de sentirnos como si no pudiéramos tomar suficiente aire, los síntomas de la disnea, según la revista American Family Physician, pueden incluir:
- Respiración rápida
- Aumento de la frecuencia cardíaca
- Jadeo
- Sofocos y necesidad de respirar profundamente, sin conseguirlo
- Ansiedad o pánico, que pueden dificultar aún más la respiración
Si la respiración se complica sin una razón obvia, puede ser un signo de un problema médico más grave. Debe prestarse atención si persiste mientras estamos sentados, interfiere con nuestras actividades diarias y se combina con dolor en el pecho o este se extiende a los brazos, cuello, mandíbula o espalda, mareos o confusión.
Causas de la dificultad para respirar
La dificultad para respirar, o disnea, tiene muchas causas distintas. Las más comunes incluyen un resfrío, una infección en el pecho, sobrepeso o fumar, incluso también puede ser una señal de un ataque de pánico.
Pero si cuesta recuperar el aliento, puede indicar la presencia de un problema de salud subyacente, como una enfermedad respiratoria, alergias u obesidad. Puede ser un signo de algo más grave, como:
- EPOC: la disnea suele aparecer al cabo de unos años de que aparezcan anomalías de la función pulmonar. Durante los meses de invierno es más común que aparezcan exacerbaciones.
- Asma: en personas con asma los periodos de disnea se combinan con otros de respiración normal. Esta sensación de ahogo es más común que aparezca con los cambios de estación, con presencia de sibilancias en la mayoría de los casos y tos.
- Fibrosis pulmonar: las personas con fibrosis pulmonar suelen presentar disnea progresiva con una evolución temporal variable. En muchos casos, el único síntoma asociado es una tos no productiva.
- Insuficiencia cardíaca congestiva: suele ir acompañada de disnea progresiva y edema periférico.
- Tromboembolismo pulmonar: esta enfermedad suele presentarse con un inicio repentino de disnea, acompañado en la mayoría de los casos de dolor torácico pleurítico.
- Neumotórax: la disnea en este caso suele aparecer de forma repentina y acompañada de dolor torácico unilateral.
- Neumonía aguda: aunque la disnea es un síntoma frecuente, no es el predominante. La disnea suele ir acompañada de fiebre, dolor en el pecho y tos productiva.
En la mayoría de los casos, la dificultad para respirar se puede controlar con medicamentos, técnicas de respiración y ejercicio adecuados.
Una escala para medir la disnea
Existe una herramienta que suele usarse para medir la disnea. Se trata de la escala de disnea del Medical Research Council (MRC), que muestra lo que impide hacer la falta de aire. Incluye cinco etapas, del uno al cinco, y se aplica junto con el cuestionario para establecer los grados clínicos de disnea.
- Grado 1: No molesta la falta de aliento, excepto por el ejercicio intenso.
- Grado 2: Falta de aliento al aumentar la actividad física.
- Grado 3: Caminar más lento que el resto de personas, necesidad de detenerse a menudo al andar, tras 15 minutos caminando.
- Grado 4: Necesidad de parar a respirar tras caminar unos 100 metros o después de unos minutos en un terreno plano.
- Grado 5: Quedarse sin aliento con solo salir de casa o incluso al desvestirse.
La disnea, ¿puede prevenirse?
Las recomendaciones de prevención se basan en la causa de la afección. El médico puede sugerir técnicas o cambios en el estilo de vida, como una alimentación saludable y ejercicio regular, que pueden ayudar a controlar la aparición de disnea.
Es importante también dejar de fumar si es el caso porque el tabaco puede empeorar los síntomas o causar complicaciones por cualquier enfermedad pulmonar subyacente. También es importante evitar la exposición a contaminantes o cualquier desencadenante de alergia conocido para reducir los síntomas, reconoce la Asociación Americana del Pulmón.
M.Ch.
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