Su sonrisa convencida a favor de Donald Trump da paso a un gesto serio. Sus ojos se abren de par en par detrás de las gafas, como si algo acabara de golpearle la cara. “No lo había oído. Me fui a dormir temprano”, dice a elDiario.es Fernando Garriga tras oír los comentarios racistas que se hicieron durante el acto del candidato republicano en el Madison Square Garden de Nueva York el pasado domingo.
“Si alguien se refiere peyorativamente a los latinos, creo que está fuera de lugar. Los latinoamericanos somos una fuerza de trabajo que produce riqueza en este país. Somos gente que viene a trabajar”, argumenta, un tanto confundido, este vecino de Allentown, en Pensilvania, estado clave en las elecciones presidenciales del próximo 5 de noviembre.
Los comentarios del humorista Tony Hinchcliffe, que dijo que Puerto Rico es una “isla de basura” y que a los latinoamericanos “les encanta hacer bebés”, han cruzado una línea con la que los republicanos siempre habían hecho equilibrismos. A pesar de su discurso xenófobo y racista, Trump había conseguido crear una supuesta diferencia entre los inmigrantes “buenos” y los “malos” –las personas en situación irregular– que evitaba generar un conflicto interno a muchos de los latinoamericanos que viven en Estados Unidos y apoyan al expresidente.
En el caso de los puertorriqueños, esto aún era menos conflictivo, ya que son ciudadanos estadounidenses, aunque solo tienen derecho a votar en las federales si se empadronan en uno de los 50 estados o en el Distrito de Columbia. Después de los mexicanos, los puertorriqueños son el segundo grupo de latinoamericanos más grande que hay en Estados Unidos. En total, los latinos representan un 15% del electorado total del país, y muchos de estos votantes están profundamente ofendidos a apenas una semana para las elecciones.
El impacto de estas palabras durante el acto ha provocado que uno de los mayores apoyos de Trump entre el colectivo puertorriqueño, el músico Nicky Jam, le haya retirado el respaldo. En un vídeo publicado en Instagram, quien participara en uno de sus actos de campaña ha asegurado que le dio su apoyo porque “pensaba que sería bueno para la economía”. Sin embargo, muestra su enfado por que “nunca en mi vida pensé que un comediante viniera a criticar a mi país”. “Puerto Rico se respeta”, zanjaba en su breve comunicado en vídeo con más de 90.000 me gustas en apenas tres horas en la red social.
El arzobispo de Puerto Rico emitió un comunicado el lunes en el que criticaba los comentarios y exigía a Trump que se disculpara personalmente. En Pensilvania, un grupo independiente de puertorriqueños ha difundido una carta en la que piden no votar por al republicano en las elecciones y en Allentown, la tercera ciudad más grande de este estado, un grupo de manifestantes protestó contra un mitin que el expresidente dio en la localidad desde martes.
“No lo apruebo, siento que fue una broma de mal gusto”, critica en una conversación con este medio Jackeline Rivera, que forma parte de la sección local del Partido Republicano en Allentown. Pero acaba su respuesta con la misma fórmula que el resto de puertorriqueños republicanos que ya salieron a condenar los comentarios. “Sé que los demócratas están intentando darle la vuelta para que parezca que son los valores del Partido Republicano, pero no refleja ni a Trump ni al partido en absoluto”.
A la pregunta de si le gustaría que Trump condenara públicamente los comentarios, Rivera responde: “No hace falta”. “Tal vez daría más juego a los demócratas para continuar atacándolo con esta historia”, opina la mujer, que también reconoce que quizá las bromas del humorista hagan perder votos al magnate. “No perderá los suficientes como para perder las elecciones,” dice convencida.
Aunque las encuestas siguen mostrando un empate técnico entre Harris y Trump en Pensilvania, el estado clave que más votos reparte este año en el Colegio Electoral –que elige posteriormente al presidente– y que tiene la llave del Despacho Oval. En las elecciones pasadas, unas pocas papeletas fueron las que permitieron que Joe Biden ganara en Arizona. En Pensilvania, la victoria fue cuestión de 80.000 votos.
Trump ha pedido el voto en Allentown dos días después de los insultos racistas en Nueva York. Esta ciudad es uno de los lugares clave que pueden determinar quién se llevará los votos de Pensilvania el 5 de noviembre y más del 50% de sus habitantes son latinos. Sin embargo, esto no parece que vaya a suponer ningún tipo de inconveniente al expresidente: el martes por la mañana, Trump definió el evento del Madison Square Garden como “una fiesta del amor absoluto”. “Nunca había habido un mitin tan bonito”, dijo desde su residencia de Mar-a-Lago. También ha tratado de distanciarse del humorista asegurando que “no lo conocía”.
La oportunidad de recuperar el voto latino
Este martes, durante su acto electoral de en Allentown, el expresidente se jactó del apoyo que tiene entre los votantes latinos. “Nadie ama a nuestra comunidad latina y a nuestra comunidad puertorriqueña más que yo”, afirmó ante sus seguidores.
El republicano intenta dejar atrás la polémica, pero el margen que tiene es pequeño y los demócratas no están dispuestos a dejar que caiga en el olvido. El lunes por la noche, la campaña de Harris lanzó un nuevo vídeo con el clip del humorista diciendo que Puerto Rico es una “isla de basura”. En el siguiente frame aparece la cara de Trump.
El spot recuerda cómo el magnate gestionó la catástrofe del huracán María en 2017, que provocó muertes y destrucción en la isla. Ante el problema, el entonces presidente barajó la idea de vender Puerto Rico. Más tarde, un informe reveló que la administración Trump retrasó más de 20.000 millones de dólares en ayuda humanitaria para la isla tras el huracán. Irónicamente, esta es una de las acusaciones falsas que ahora está lanzando el republicano contra el Gobierno de Joe Biden sobre las ayudas del huracán Helene.
El vídeo de Harris llega justo después de que el domingo se diera la coincidencia que la demócrata anunció un nuevo plan económico para Puerto Rico. Las medidas se dieron a conocer cuando aún no había terminado el mitin de Madison Square Garden. Si es elegida, la candidata demócrata prometió que impulsará una “economía de oportunidades” para la isla. “Trabajando con el sector privado, el Gobierno puertorriqueño, los municipios y otras partes interesadas lucharán para fortalecer la red energética, hacer de Puerto Rico un centro para las industrias del futuro y elevar el papel de la isla como un centro económico y cultural vibrante”, dijo la campaña de Harris en una hoja informativa publicada en la web de la campaña.
Entretanto, la vicepresidenta se ha desmarcado este miércoles de la controversia que desató el presidente Joe Biden cuando pareció llamar “basura” a los seguidores de Trump en una entrevista. “Estoy totalmente en desacuerdo con cualquier crítica a las personas en función de a quién votan”, dijo Harris. La Casa Blanca ha salido a matizar las palabras del mandatario: “El presidente se refería a la retórica de odio en el mitin del Madison Square Garden como basura”.
La candidata demócrata ha encontrado una oportunidad para frenar el avance de Trump entre los votantes latinos y conseguir mejorar sus números. Hace tan solo dos semanas, una encuesta del New York Times mostraba que Harris estaba perdiendo apoyos en esta comunidad, mientras el republicano conseguía consolidar la tendencia positiva que ya se inició en 2016.
DM