Tras conocerse la noticia de que el presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin, ha reconocido la independencia de las autodenominadas “República Popular de Donetsk” y “República Popular de Luhansk”, en el este de Ucrania, y ha ordenado una serie de “operaciones de mantenimiento de la paz” en su territorio, Amnistía Internacional demandó a través de un comunicado que “se respete el derecho internacional humanitario y los derechos humanos en ese lugar”.
“Luego de varias de semanas de negociaciones sin éxito, la prioridad absoluta debe ser la protección de la población civil de Ucrania. De ningún modo deben escatimarse esfuerzos para reducir al mínimo el sufrimiento de la población civil y dar prioridad a la humanidad en esta crisis. Frente a las nuevas circunstancias, la posibilidad de un conflicto a gran escala es ahora una realidad desoladora por lo que todas las partes tienen la obligación legal de actuar de este modo”, sostuvo Mariela Belski, directora ejecutiva de Amnistía Internacional Argentina.
Además, desde la organización se insta a todas las partes involucradas a atenerse estrictamente al derecho internacional humanitario y de los derechos humanos frente a la posibilidad de una escalada mayor. “Pedimos a todas las partes involucradas que se ocupen de permitir y facilitar el acceso de las agencias humanitarias a la zona de las hostilidades de forma tal de poder asistir a la población civil afectada. Asimismo, deben abstenerse de ejecutar ataques indiscriminados y apelar al uso de armas como municiones de racimo”, completó Belski.
Clima de guerra
La historia reciente de Ucrania está marcada por conflictos con tropas rusas en el Donbás y en la anexión ilegal de Crimea. Estos sucesos han desgarrado comunidades y vidas, ya que las fuerzas militares han pisoteado con impunidad los derechos de la población civil. La organización ha documentado el alto precio que supuso para los derechos humanos el conflicto de 2014-2015 en el este de Ucrania, en el que se cometieron crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad: en su momento más álgido, todas las partes violaron el derecho internacional humanitario. Se estima que más de 13.000 personas perdieron la vida y la cifra sigue aumentando.
“Las intervenciones militares de Rusia —ya sea en Ucrania o en Siria, o en su campaña militar en Chechenia— están empañadas por el desprecio flagrante del derecho internacional humanitario. De hecho, en el actual conflicto del este de Ucrania, las fuerzas separatistas respaldadas por Rusia violaron el derecho internacional humanitario al utilizar armas explosivas poco precisas en zonas civiles densamente pobladas. No fueron los únicos: lo mismo hicieron las fuerzas ucranianas. E incluso se apostaron y dispararon dichas armas desde viviendas e infraestructuras civiles”.
Inestabilidad
“Durante las últimas semanas, los derechos económicos y sociales ya se han visto afectados negativamente a través del aumento del precio de los alimentos y de productos básicos, incluidos los suministros médicos, lo que afectó al derecho de la población a la atención sanitaria y a un nivel de vida adecuado en Ucrania, en particular, para las personas de edad muy avanzada, los niños y niñas y quienes tienen bajos ingresos. El derecho a la educación también se ha visto impactado al cerrar de manera intermitente las escuelas por razones de seguridad. En Rusia, asimismo, la cotización del rublo ha caído y los precios están aumentando.
En paralelo se teme una nueva crisis de desplazados como en el pasado en caso de que el conflicto escale durante los próximos tiempos. Según el Ministerio de Política Social de Ucrania, aproximadamente 1,45 millones de personas siguen desplazadas internamente al día de hoy tras la violencia en el este del país.
Ucrania ha sido, desde hace años, objeto de disputa geopolítica entre la Federación Rusa y las potencias occidentales que se acusan mutuamente de poner en jaque la seguridad de sus territorios con su influencia en ese país. En 2014, la caída del gobierno de Viktor Yanukóvich luego de una serie de protestas civiles en las que el Kremlin acusó un golpe de Estado como consecuencia de la injerencia occidental, sumió al país en una espiral de inestabilidad y violencia.
Como consecuencia, las regiones del Este del país, de mayoría ruso-parlante, desconocieron a las nuevas autoridades ucranianas y empezaron a impulsar su separación territorial mediante referéndums para su posterior anexión a la Federación Rusia, lo que fue declarado inválido e ilegal por parte del gobierno central de Kiev como la Asamblea General de las Naciones Unidas“.