Un Francisco más obediente y limitado sale del hospital: ¿qué futuro le espera a un Papa enfermo?

Jesús Bastante

en religiondigital.com —

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“Todavía estoy vivo”. Este viernes, a primera hora de la mañana, el Papa Francisco salía del policlínico Gemelli, después de diez días ingresado tras una operación de abdomen. A sus 86 años, y después de diez de pontificado, ha sido el mayor período en que Bergoglio estuvo alejado del Vaticano y del gobierno directo de la Iglesia católica. Por primera vez, además, Francisco comportó como un buen paciente y obedeció las “recomendaciones” de su equipo médico, capitaneado por Sergio Alfieri.

Tanto es así que el pasado domingo, y por primera vez, el Papa no rezó en público el Angelus, algo que no sucedió ni en pandemia. Este domingo, Francisco sí acudirá a su cita con los fieles en San Pedro, e irá retomando paulatinamente su agenda (la próxima semana se verá, entre otros, con los presidentes de Cuba y Brasil, Díaz-Canel y Lula da Silva), pero sí se canceló la audiencia general del próximo miércoles “para salvaguardar la recuperación postoperatoria del Santo Padre”, tal y como anunció la Santa Sede.

Aunque Francisco mostró buen tono e, incluso, antes de regresar al Vaticano fue a rezar a Santa María la Mayor y visitó a unas religiosas, el Papa parece haberle visto las orejas al lobo y aceptó cuidarse más de ahora en adelante. Necesariamente, al menos durante los primeros meses, la agenda habrá de adecuarse a la convalecencia del pontífice, que seguirá controlada por el equipo de Alfieri. Lo que no consintió Francisco es cancelar sus próximas visitas programadas: del 2 al 6 de agosto, a Lisboa, para la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ); y, especialmente, a finales de agosto, con un viaje que preocupa, y mucho (son 15 horas de vuelo a extremo Oriente), a Mongolia.

“El Papa ha confirmado todos los viajes”, tanto el de Lisboa como el de Mongolia, aseguró el médico que le operó. “Podrá afrontarlos mejor que antes porque ahora ya no tendrá las molestias de dolencias anteriores. Será un Papa más fuerte”, contestó Sergio Alfieri a preguntas de los periodistas apostados este viernes en el Gemelli. Sobre su convalecencia, y tirando de ironía, Alfieri recalcó: “Pero si no convalece, ya ha empezado a trabajar” desde el hospital. “Le pedimos que hiciera un poco de convalecencia, estoy seguro de que esta vez nos escuchará un poco más porque tiene citas importantes por delante y ya ha dicho personalmente que las cumplirá todas, incluidos los viajes”, finalizó el médico del Papa.

Más allá de declaraciones, a partir de ahora Francisco tendrá que modular sus apariciones públicas, y el entramado diplomático del Vaticano tratará de modificar su agenda, con menos recepciones y más cortas. El período veraniego (en julio y parte de agosto se suspenden las audiencias generales, y las que se producen se dan en el Aula Pablo VI, lo que permite un mayor control por parte de los facultativos) favorecerá estos cambios. Lo que ya sucedió, desde su primera operación de abdomen, hace ahora dos años, es la reducción drástica de los discursos papales, especialmente en viajes, y la duración de los actos: en ningún caso más de una hora.

A partir de ahora, además, el Papa habrá de seguir una dieta estricta, con más líquidos, para tratar de que su vida sedentaria (muchas horas sentado, paseos en silla de ruedas, poco ejercicio físico directo) no haga más mella en su peso. En estos diez años, Bergoglio ha engordado más de diez kilos, y eso se nota, especialmente para una persona con problemas intestinales y con una dolencia en la rodilla que no termina de curarse y por la que podría volver a pasar por el quirófano, una vez desmentida, con hechos, la tesis de que Francisco no soportaría una anestesia general.

Otra de las novedades fue un inusitado ejercicio de transparencia por parte de la Santa Sede, que frente al silencio informativo de anteriores enfermedades papales informó con profusión de todos los detalles a lo largo de los diez días de ingreso de Francisco en el Gemelli. Hubo días con tres partes médicos y al menos dos ruedas de prensa con el cirujano que operó al Papa.

¿Preocupa en Roma la salud del Papa? Sí, aunque no se considera que estemos en tiempo de precónclave como desearían los sectores tradicionalistas y ultraconservadores, que desde hace meses se preparan para intentar modelar a su conveniencia una hipotética elección del sucesor de Pedro. Con todo, la obediencia del Papa a los consejos médicos y la ausencia de problemas de salud incapacitantes (el doctor Alfieri desmintió, hasta en tres ocasiones, que Francisco hubiera sufrido un infarto o cualquier otro tipo de complicación, más allá de los divertículos en el intestino), así como una hoja de ruta con hitos marcados en rojo en la agenda del Pontífice (sínodo, viajes, Año Jubilar de 2025, inminente nombramiento de nuevos cardenales) y el hecho de que, incluso desde el hospital, tomó decisiones concretas (nombramiento de Cobo en Madrid, expulsión de Ratzinger y de Rupnik), hacen pensar que el Vaticano descarta, en el corto plazo, una renuncia (mucho menos una muerte) del Papa.

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