Estados Unidos

Los grandes millonarios buscan su sitio en la corte de Trump

Antònia Crespí Ferrer

Washington —

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Nadie quiere quedarse fuera de la fiesta que está a punto de celebrarse en Washington. Los CEO de las grandes tecnológicas, que en su día trataron a Donald Trump como un paria, lo están a cortejando para entrar en los nuevos círculos de poder que se formarán en la capital. El propietario de Meta, Mark Zuckerberg, es el que ha acaparado los focos con su cambio en los verificadores de información. También ha donado un millón de dólares para la Inauguración del magnate. Pero no es el único. 

El 20 de enero, Trump tomará posesión como el 47 presidente de Estados Unidos en una ceremonia donde muchas de las grandes tecnológicas y otras compañías han puesto dinero. Sam Altman, el CEO de OpenAI anunció a finales del año pasado que había donado un millón de dólares al Comité Inaugural Trump-Vance, que es el que está a cargo del evento. Google también ha anunciado este viernes que el lunes donó un millón de dólares al comité. Además, explicó a la cadena CNBC que contribuirán al acto con “un streaming en YouTube y un link directo en nuestra página de inicio”. 

Tim Cook, el directivo ejecutivo de Apple, también ha donado un millón de dólares. Perpleixty, otra compañía que trabaja con IA, ha donado otro millón. La empresa MoonPay, que se dedica a la compra venta de criptomonedas también ha puesto dinero —no se sabe la cantidad—. Amazon, propiedad de Jeff Bezos, ha donado un millón de dólares y añadirá otro millón en forma de streaming para retransmitir el evento. Microsoft también ha contribuido con otro millón. Intuit, una compañía que se dedica al software empresarial, ha donado la misma cantidad

Fuera de las tecnológicas, entre los donantes también se encuentran empresas como Ford, General Motors, Toyota, Pfizer y PrRMA. Todas han donado un millón cada una. Goldman Sachs y la corporación de telecomunicaciones AT&T también han aportado a la causa, aunque no se sabe cuánto.

Hay al menos 11 empresas y grupos que después del asalto al Capitolio reconsideraron públicamente su apoyo a Trump. Ahora, según publica el Wall Street Journal, han donado dinero para la inauguración. Entre ellas se incluye Generals Motors y AT&T. Además, el medio destaca cómo en el caso de Goldman Sachs, Intuit, Toyota y PhRMa es la primera vez que hacen una donación a un comité de inauguración presidencial. 

La lista completa de donantes que el comité debe presentar ante la Comisión Electoral Federal aún no está disponible y es muy probable que agote el plazo de 90 días posteriores a la ceremonia para revelar todos los nombres. Las empresas y personalidades que se conocen hasta el momento han sido filtradas a través los medios norteamericanos. 

Cada una de estas donaciones está motivada por intereses diversos. Mientras que las compañías que desarrollan la IA esperan que Trump no intente imponer demasiadas regulaciones a su desarrollo, las empresas vinculadas con las criptomonedas esperan encontrarse una legislación que las favorezca y no implique mucha regulación financiera. Las farmacéuticas no quieren perder cierta capacidad de presión ante la perspectiva de un Departamento de Salud que va a ser liderado por un antivacunas —a no ser que el Senado a última hora no ratifique el cargo—. En general, las grandes corporaciones esperan que Trump extienda las exenciones fiscales que aprobó el 2017 durante su anterior mandato. Cosa que prometió hacer durante la campaña.

La conversión de Silicon Valley 

Ahora bien, no todos buscan favores. También hay quien busca redención. Zuckerberg es el que ahora ha dado su cuello a torcer, pero antes de las elecciones ya lo hizo Jeff Bezos. La semana antes de los comicios, Bezos decidió romper con la tradición del The Washington Post (periódico de su propiedad desde 2013) de respaldar a un candidato a la presidencia.

El propietario de Amazon hace tiempo que trabaja para mejorar la relación con el republicano, quien en 2019 lo atacó públicamente en redes. Así mismo, Bezos ha querido acercarse al magnate para no revivir las presiones que ejerció Trump contra Amazon durante su primer mandato. La compañía denunció que en 2019 el republicano abusó de su poder para presionar al Pentágono para que no ganara un contrato militar que suponía un ingreso importante para su compañía. 

Apple y Google también quieren evitar que la ira de Trump caiga sobre ellos. El presidente electo y el Partido Republicano han acusado en reiteradas ocasiones a ambas compañías, así como a Meta y Microsoft, de censurar las opiniones conservadoras. En noviembre, Trump nominó a Brendan Carr para la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC), la agencia que se encarga de regular las telecomunicaciones por radio, televisión y redes. 

Carr escribió un capítulo en el Project 2025 sobre las funciones de la FCC donde planteaba que la agencia debería regular las tecnológicas más grandes como Apple, Meta, Google y Microsoft. Según Carr, estas empresas suponen una amenaza a la “libertad individual” en Estados Unidos a través de la supuesta expulsión de sus plataformas de determinados puntos de vista políticos. La única plataforma que no considera como una amenaza a la libertad de expresión es X, que está en manos de Musk.

Los propulsores del giro a la derecha 

En esta migración de multimillonarios bajo el ala de Trump, Musk, fue un visionario. También tenía mala relación con el republicano y en 2020 votó por el demócrata Joe Biden. El giro a la derecha de Musk tiene una vertiente ideológica, pero también económica: dos de sus empresas, SpaceX y Tesla, han recibido millones de dólares en contratos y subsidios federales. Ahora ha obtenido una posición privilegiada al frente del DOGE, el departamento que se encargará de decir cómo se tiene que gastar el dinero público y dónde hay que recortar. 

Aunque el gran impulsor para hacer que Silicon Valley cambiara de bando y pasara de ser un hub progresista a un bastión del avance de la derecha fue el cofundador de PayPal, Peter Thiel. Thiel, que fue clave para que el futuro vicepresidente J.D. Vance se ganara un lugar en la corte de Mar-a-Lago, partió peras con Zuckerberg en 2022 y dejó Meta. Fue entonces cuando cambió el sol de California por el de Florida.

Thiel rompió con Zuckerberg en parte por su acercamiento a Trump. Fue la oveja negra del Silicon Valley progresista que en 2016 apoyó públicamente al republicano cuando era un paria. Desde entonces no ha hecho más que trabajar para arrastrar personalidades del mundo tecnológico a la órbita trumpista. En su libro The Contrarian, el columnista de Bloomberg Max Chafkin explica cómo Thiel apostó desde un inicio por Trump con el objetivo de conseguir una administración con políticas de bajos impuestos para las grandes fortunas.

DM