Francia vivió este martes la segunda protesta masiva este mes de enero contra la reforma de la pensiones del gobierno de Emmanuel Macron, en una jornada en la que los sectores ferroviario, petrolero y educativo han efectuado importantes paros.
Después de la amplia protesta del 19 de enero, los sindicatos han echado un nuevo pulso a Macron exigiéndole la retirada tanto del retraso de la edad mínima de jubilación, de los 62 años actualmente a 64, como del adelanto a 2027 del alargamiento del periodo de cotización, de 42 a 43 años.
“El mundo del trabajo lo dice alto y claro, en la mayor protesta en 25 años, no quiere un aumento de la edad mínima de jubilación”, ha dicho a EFE Laurent Berger, líder de la Confederación Francesa Democrática del Trabajo (CFDT), primer sindicato del país.
Sindicatos y Ejecutivo se han enzarzado en la tradicional batalla por los datos de seguimiento. La Policía ha calculado 1,272 millones de manifestantes en todo el país, algo más de los 1,1 millones que lo hicieron, según sus datos, hace 12 días, mientras que los sindicatos han reivindicado 2,5 millones, medio millón más que en la pasada convocatoria.
Las cifras de la Policía suponen una movilización récord contra una reforma social desde 1995, según el diario francés Le Monde.
En la cabecera de la manifestación parisina junto a otros líderes sindicales, entre ellos Philippe Martínez, de la combativa Confederación General del Trabajo (CGT), los convocantes han asegurado que han asistido 500.000 participantes, frente a los 400.000 calculados hace 12 días –según la Policía, han asistido 87.000 personas–.
La de París ha sido la más mayoritaria entre las de 250 protestas convocadas en toda Francia, seguida por la de Marsella, al sur. Allí, la Prefectura ha estimado 40.000 manifestantes (205.000, según los sindicatos), aún así más que el pasado 19 de enero, la primera de una serie de movilizaciones contra la reforma de las pensiones.
En la capital, la protesta ha acabado con algunos enfrentamientos con las fuerzas del orden, que se han saldado con 30 detenciones.
Frente a la firmeza del Gobierno, los sindicatos han convocado, de forma unitaria, dos nuevas jornadas de huelga general y manifestaciones, el 7 y el 11 de febrero próximos.
La meta de los sindicatos es, como en 1995 durante la presidencia del conservador Jacques Chirac, lograr que la presión social sea tal que impida la puesta en marcha de una reforma de las pensiones.
Del sector ferroviario al petrolero
A la espera de los datos definitivos, había secundado el paro un 19,4% de los funcionarios de la Administración Central frente al 28% del 19 de enero, según el Gobierno. Los trabajadores públicos de las administraciones locales se adhirieron a la huelga en un 7,9%, frente al 11,3% del día 19, y los de los hospitales en un 8,5%, después del 9,9% anterior.
No obstante, sí que ha habido servicios especialmente impactados como el petrolero, el ferroviario, el aéreo y el educativo, según cifras de los sindicatos.
Cerca de un tercio de los empleados de los trenes gestionados por la estatal SNCF han secundado la huelga –frente al 46,3% del 19 de enero–, lo que ha provocado que solo circulasen dos trenes regionales de 10 y entre el 25 y 30% de los de alta velocidad.
En la enseñanza secundaria, se calcula un 55% de huelguistas, de acuerdo con los sindicatos. Según el Ministerio de Educación, ha habido un 25,92% de profesores que respaldaron el paro, contando todos los niveles educativos, frente al 38,5% del 19 de enero.
Como era esperado, el sector de las refinarías y los depósitos de combustibles de TotalEnergies se han movilizado en masa, de acuerdo con el sindicato CGT. Cuatro refinarías han contado con al menos 75% de su personal en huelga.
El Gobierno defiende la reforma
En la rutinaria sesión parlamentaria de control al Gobierno, la reforma de las pensiones ha sido uno de los principales temas. El ministro de Trabajo, el antiguo socialista Olivier Dussopt, ha defendido la reforma ante las preguntas de la izquierda y la ultraderecha.
“Pedimos a los franceses un esfuerzo para que se pueda mantener el actual sistema por repartición”, ha aseverado Dussopt, quien lo ha justificado esgrimiendo el envejecimiento de la población: se ha pasado de los tres cotizantes por un jubilado de la década de 1970, al 1,7 de cotizantes de hoy en día.
El Ejecutivo galo ha defendido también la reforma del sistema de pensiones para estar en línea con la UE, pues Francia es uno de los países en los que la edad mínima de jubilación es más baja (62), un argumento desechado por los líderes sindicales. “Cuando hemos trabajado toda la vida el anhelo es poder vivir de la pensión, y durante más tiempo. Ese es el mensaje de la calle en Francia”, ha dicho Martínez.
Berger, que es también presidente de la Confederación Europea de los Sindicatos (CES), ha pedido al Gobierno galo que deje de “usar el argumento de Europa” para alargar la vida laboral, ya que la edad real de las jubilaciones en Francia y el resto de la UE es muy parecida.