Los países nórdicos reaccionan ante Trump con un boicot a productos de Estados Unidos

A partir de ahora, los submarinos de la marina estadounidense desplegados en las costas de Noruega van a tener más problemas para repostar gasolina. Así lo hizo saber el mayor operador de suministro de gasolina en los puertos de Noruega, Haltbakk Bunkers, cuando anunció que dejaría “inmediatamente” de abastecer a los buques norteamericanos que estén en el Mar del Norte.
El presidente de la compañía, Gunnar Gran, justificó la decisión tras la esperpéntica reunión entre el presidente norteamericano Donald Trump, y el presidente ucraniano Volodímir Zelenski, que terminó en una discusión en el despacho oval. El director de la petrolera publicó un mensaje en Facebook en el que decía, sin tapujos, que la decisión fue tomada “tras el mayor espectáculo de mierda” que jamás se haya visto en directo por televisión. Gran terminaba haciendo un llamamiento público “animando a todos los noruegos y europeos a seguir el ejemplo. Slava Ukrainia”, concluía. Pese a que la publicación fue eliminada al cabo de unas horas, la compañía, que el año pasado vendió 3 millones de litros de combustible a barcos norteamericanos, aseguró que seguiría adelante con la medida de boicot.
El anuncio de Haltbakk Bunkers causó tal incertidumbre que el ministro de Defensa noruego, Tore Sandvik, se vio forzado a asegurar que el suministro de carburante para los barcos norteamericanos y las fuerzas armadas estadounidenses estaban garantizados en el país, aunque tendrían que usar otro proveedor: “Puedo confirmar que se ha prestado todo el apoyo solicitado. Noruega y los Estados Unidos tienen una estrecha y fuerte cooperación en materia de defensa y las fuerzas norteamericanas continuarán recibiendo los suministros y el apoyo que necesitan de Noruega” aclaró el ministro en un comunicado.
Lejos de ser un caso aislado, en las últimas semanas las afirmaciones incendiarias y las medidas aprobadas por Donald Trump, con la aplicación de aranceles punitivos a los productos europeos, la ambición de anexionarse Groenlandia y las declaraciones tildando a Zelenski de “dictador”, han hecho que las llamadas al boicot a los productos norteamericanos estén en auge entre los consumidores de Noruega, Suecia y Dinamarca.
Fomentar las alternativas europeas
De momento, el enfado y las protestas de los ciudadanos nórdicos se han hecho más visibles en la cesta de la compra, las ventas de coches y en los viajes. En Suecia, una encuesta de opinión realizada por la cadena TV4 revelaba que el 78% de los suecos se planteaban hacer un boicot a los productos y empresas norteamericanas. En Dinamarca, también se está notando que los daneses están dejando de viajar a EEUU en sus próximas vacaciones. Varias agencias de viajes han afirmado al periódico Politiken que están experimentando una caída de las reservas de vacaciones del 30% a los destinos norteamericanos.
Por otra parte, en Noruega, donde los vehículos eléctricos de Tesla son los coches más vendidos del mercado, se está extendiendo entre los propietarios poner adhesivos con frases en contra del CEO de la empresa, Elon Musk. En conjunto, en los tres países escandinavos, las ventas de Tesla han caído en los dos primeros meses del año más de un 30%, una bajada que los expertos atribuyen, en parte, a los problemas que atraviesa el sector del coche eléctrico, pero también a la mala reputación de Musk desde que ha tomado un papel protagonista en la Administración Trump.
La semana pasada, Trump escenificó su apoyo a Musk subiéndose a un Tesla en la Casa Blanca. “Creo que ha sido tratado muy injustamente por un grupo muy reducido de personas. Y solo quiero que la gente sepa que no se le puede penalizar por ser un patriota”, dijo Trump
En Facebook, los grupos de apoyo al boicot de productos estadounidenses están ganando fuerza. En Dinamarca, la página “Boykot varer fra USA” tiene 60.000 seguidores, y hace una semana se abrió una página homónima en Suecia que rápidamente alcanzó más de 30.000 seguidores. Según los administradores de la página danesa, su objetivo es dar recomendaciones prácticas para dejar de consumir productos de EEUU, como por ejemplo Coca Cola, Gillette y Lay’s, y encontrar alternativas de marcas provenientes de los países nórdicos o del resto de Europa.
Esta iniciativa ha tenido tanta notoriedad que la mayor cadena de supermercados danesa, Salling Group, ha decidido señalar en sus tiendas los productos que son de origen proveniente de la UE: “Queremos facilitar a nuestros clientes la compra de marcas europeas”, dijo el director general de la empresa, Anders Hagh. Bo Albertus, uno de los promotores de la campaña de boicot, celebra con entusiasmo la decisión de Salling Group y espera que otras empresas minoristas tomen el mismo camino.
Impacto difícil de medir
Entre las publicaciones en el grupo también destacan las que recomiendan dejar de utilizar servicios como el Gmail, efectuar pagos con Visa o darse de baja de Netflix, todas ellas empresas norteamericanas. Sin embargo, Albertus admite que “somos plenamente conscientes de que es muy difícil hacer un boicot total, pero depende de cada persona decidir hasta donde puede llegar”.
Precisamente, una de las críticas que ha recibido el grupo es haberse creado en la red social propiedad de la empresa Meta de Mark Zuckerberg. “Estamos trabajando en la creación de una página web para llegar a personas fuera de la red social”, explicaba Albertus. Desde el grupo, han consultado a economistas que aseguran que “si cada persona utiliza cada día un 20% menos de productos norteamericanos, los accionistas de las empresas lo acabarán notando”, decía Albertus.
Sin embargo, para el economista de la Copenhagen Business School (CBS), Alexander Josiassen, aún es muy temprano para medir el alcance económico del boicot. “Tenemos señales de que la campaña está siendo significativa”, decía. Josiassen explica que una gran parte de consumidores en Dinamarca y en el resto de países nórdicos “más que el precio, valora mucho la ecología, la sostenibilidad o la igualdad de género en las empresas, por lo que el consumidor se puede permitir estar muy concienciado políticamente”.
Para el economista, es poco realista imaginar que se puede dejar de utilizar de un día para otro cualquier servicio o producto estadounidense, “pero todo es un proceso, y si el boicot se extiende cada vez más, como parece que está pasando en Dinamarca, tenemos excelentes alternativas europeas a los servicios de correo electrónico y a plataformas de streaming”, concluía.
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