Exiliado, el presidente yemení Abd Rabbuh Mansur al Hadi dio un paso al costado con la delegación de sus poderes a un consejo presidencial a medida que los esfuerzos internacionales y regionales para poner fin, con una tregua de dos meses, a esta guerra de poder regional disputada con los rebeldes hutíes (o huzíes) pro-Irán que costó la vida a más de 150.000 personas, incluidos más de 14.500 civiles. Y creó una las peores crisis humanitarias del mundo.
Hadi también despidió al vicepresidente, Ali Mohsen al-Ahmar, poderosa figura militar, y delegó los poderes de Ahmar al Consejo Presidencial que está presidido por Rashad al-Alimi, asesor de Hadi y exministro del Interior del gobierno del expresidente Ali Abdullah Saleh.
Alimi disfruta de estrechos vínculos con Arabia Saudita y otros grupos políticos dentro de Yemen, incluido el poderoso partido Islah, la rama transnacional de la Hermandad Musulmana en Yemen.
El Consejo se compone de siete miembros, incluido Aidarus al-Zoubaidi, jefe del secesionista Consejo de Transición del Sur, un grupo de milicias fuertemente armadas y bien financiadas respaldadas por los Emiratos Árabes Unidos (EAU) desde 2015.
También fueron nombrados miembros del Consejo, Sheikh Sultan al-Aradah, el poderoso gobernador de la provincia de Marib, rica en energía, también fue nombrado miembro del consejo y Tariq Saleh, líder de una milicia y sobrino del difunto presidente Salé que tiene estrechos vínculos con los Emiratos Árabes Unidos.
La medida está destinada a unificar el campo anti-huzíes después de años de luchas internas y disputas, y casi con seguridad fue orquestada en Riad, la capital de Arabia Saudita, donde las facciones yemeníes se reunieron durante la semana pasada para discutir los esfuerzos para poner fin a la guerra.
“Con esta declaración se establecerá un consejo de liderazgo presidencial para completar la implementación de las tareas del período de transición. Delego irreversiblemente en el consejo de liderazgo presidencial mis plenos poderes”, declaró Hadi en la televisión estatal de Yemen.
Las revueltas populares de “la primavera árabe” que estallaron en Yemen en 2011 lograron que el entonces presidente Alí Abdalá Salé renunciara al poder después de haberlo ejercido durante 33 años, entre acusaciones de corrupción y gobernanza fallida, en el contexto de un prolongado conflicto no resuelto con los huzíes, grupo armado del norte del país cuyos miembros siguen una rama del islam chií llamada zaidismo. En 2012 con la misión de supervisar una transición democrática el entonces vicepresidente Haidi asumió la presidencia lo que permitió organizar la Conferencia de Diálogo Nacional. Después dos años de consultas, la Conferencia presentó un proyecto de nuevo mapa federal que dividía Yemen en regiones sin tener en cuenta factores socioeconómicos o regionales. El mapa recibió un apoyo popular mínimo y se encontró con la firme oposición de diferentes facciones, entre ellas los huzíes, quienes aprovecharon el descontento popular para consolidar su control de la gobernación de Saada y zonas circundantes en las regiones septentrionales de Yemen.
En septiembre de 2014, los huzíes lograron extender su control territorial tomando varias posiciones del ejército y las fuerzas de seguridad en la capital, Saná, gracias en parte a su recién forjada alianza de conveniencia con el expresidente Salé, contra quien lucharon durante decenios. Tras la toma de Saná por los huzíes a principios de 2015, el presidente Hadi y los miembros de su gobierno se vieron obligados a huir a Arabia Saudita.
A partir de la toma de la capital yemení de Saná por los rebeldes huzíes pro-Irán a principios de 2015, el presidente Hadi y los miembros de su gobierno se vieron obligados a huir a Arabia Saudita, donde permanecieron exilados desde entonces.
El 25 de marzo de 2015, una coalición de Estados encabezada por Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos intervino a petición del presidente Hadi, con el objetivo de instalar de nuevo en el poder al gobierno internacionalmente reconocido.
Esta intervención marcó el comienzo de un conflicto armado declarado, con una campaña de bombardeos aéreos contra las fuerzas huzíes por parte de la coalición. En los cuatro años siguientes, el conflicto se extendió hasta afectar a todo el país y se multiplicaron las partes en el conflicto, entre ellas algunos grupos armados respaldados por la coalición.
Emiratos Árabes Unidos, a pesar de que afirmó que se había retirado de Yemen en octubre de 2019, siguió adiestrando, financiando y armando activamente a diferentes grupos armados desde mediados o finales de 2015, favoreciendo así la proliferación de innumerables milicias como el Cinturón de Seguridad, los Gigantes y las Fuerzas de Élite.
En diciembre de 2017, los huzíes consolidaron aún más su dominio después de asesinar a su aliado y expresidente Alí Abdalá Salé, y en la actualidad siguen controlando la mayoría de los centros de población, incluido Saná.
Las conversaciones auspiciadas por la ONU en Suecia, concluidas a finales de 2018, permitieron una sucesión de treguas irregulares e inestables a lo largo de 2019, pero no a canjes de prisioneros como se esperaba en un principio. No obstante, el 16 de febrero de 2020, las partes del conflicto acordaron un detallado plan de canjes que se convertiría en el primer intercambio oficial en gran escala de personas detenidas en relación con el conflicto desde 2015.
La renuncia de Abd Rabbuh Mansur al Hadi parece haber sido promovida por Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos quienes prometieron 3 mil millones de dólares en ayuda. El jefe del nuevo consejo tiene estrechos vínculos con Riad.
Los huzíes no comentaron de inmediato sobre el anuncio de Hadi a pesar que el propio Haidi comunicó que el Consejo recién establecido dirigiría el gobierno reconocido internacionalmente y lideraría las negociaciones con los huzíes respaldados por Irán.
No se puede predecir aun si este cambio acelerará el fin de la guerra, ya que las negociaciones patrocinadas por la ONU se encuentran estancadas y los combates, los ataques aéreos y los ataques con misiles continuaron hasta fines del mes pasado.
Arabita Saudita que acogió con beneplácito la medida de Hadi, instó al Consejo Presidencial a reanudar las negociaciones dirigidas por la ONU con los huzíes para encontrar una solución “política, final e integral” al conflicto, según la agencia estatal de prensa saudita.
El poderoso príncipe heredero saudí, Mohammed bin Salman, también se reunió con el jefe del Consejo y sus miembros, según la televisión estatal saudí.
Las partes en conflicto anunciaron un alto el fuego de dos meses a principios de este mes, la primera tregua a nivel nacional en Yemen en seis años.
El anuncio de Hadi se produjo cuando las conversaciones yemeníes convocadas por el Consejo de Cooperación del Golfo con sede en Arabia Saudita entraron en su último día el jueves. Los huzíes boicotearon los esfuerzos facilitados por el CCG porque se están llevando a cabo en Arabia Saudita, el territorio de su adversario.
AGB con información de diarios y agencias