La noche electoral en Estados Unidos era esperada por Donald Trump como un momento de triunfo, pero finalmente se ha quedado lejos de serlo. El expresidente de EEUU ha aparecido incómodo esta noche por el decepcionante resultado obtenido por los republicanos en un evento convocado en su hotel y club de lujo de Mar-a-Lago para seguir el recuento de los comicios tras constatar que la 'ola roja' republicana que había reclamado a sus seguidores durante la campaña no ha sido tal.
El habitualmente locuaz Trump no parecía especialmente interesado en conversar con los asistentes o los periodistas en el evento organizado en el salón de baile de su enorme propiedad de Florida tras ofrecer un breve discurso en solitario.
Trump, de quien se espera que anuncie el lanzamiento de su tercera campaña a las presidenciales la semana próxima, pretendía que las victorias de los candidatos a los que ha apoyado expresamente en estas elecciones legislativas de mitad de mandato sirvieran para cimentar su posición como líder de la carrera republicana para la Casa Blanca. Sin embargo, lejos de una victoria arrolladora de los republicanos, los resultados de las carreras más disputadas han sido mixtos.
En Pensilvania, el demócrata John Fetterman se ha impuesto al republicano Mehmet Oz, haciendo que uno de los escaños con los que contaban hasta ahora los republicanos en el Senado haya cambiado de bando. En el mismo estado, el demócrata Josh Shapiro ha vencido en la carrera por el puesto de gobernador al republicano Doug Mastriano. En Arizona, Kari Lake y Blake Masters, fieles seguidores de la estrategia de campaña de Trump, marchan por detrás de sus rivales demócratas en el recuento, si bien en Ohio el republicano J.D. Vance sí se ha hecho con la victoria.
Los resultados decepcionantes de los candidatos a los que apoyaba han parecido trastocar los planes de Trump, cuyas únicas palabras se han producido en un breve discurso al comienzo de la noche en el escenario del salón de baile, conocido por su abigarrada decoración dorada, y escoltado por una fila de banderas estadounidenses. En una demostración de su incomodidad, el expresidente se ha limitado a señalar que estaba siendo una “noche interesante”, antes de alabar la victoria de la candidata republicana al Senado por Alabama Katie Britt, cuyo resultado se daba por hecho.
Silencio sobre DeSantis
Trump ha evitado referirse a la contundente reelección del gobernador de Florida, Ron DeSantis, que es considerado un potencial rival del expresidente en la carrera republicana a la Casa Blanca.
Tras sus palabras, el magnate reconvertido en político se ha atrincherado en una larga mesa junto a la cabecera del salón de baile para seguir los resultados de la noche electoral en una televisión que tenía sintonizada la cáñele de información 24 horas ultraconservador Fox News. El expresidente, que no suele evitar la tentación de dirigirse a los periodistas en circunstancias como estas, ha permanecido, sin embargo, horas sentado rodeado por algunos de sus más cercanos asesores, como la responsable de uno de sus principales grupos de financiación llamado 'Salvar América', Susie Wiles, su asesor Boris Epshteyhn, y su donante y confidente David Bossie.
Reacción contra la extrema derecha
La 'ola roja' republicana para la Cámara de Representantes y el Senado ha quedado tan alejada de lo que Trump deseaba que incluso algunos analistas con conocimiento de los entresijos de las encuestas y los resultados del sufragio consideran que las derrotas de algunos republicanos en las elecciones más disputadas están vinculadas con la percepción del electorado de que los candidatos estaban demasiado alineados con las tesis de extrema derecha.
Diversos dirigentes republicanos han reconocido abiertamente que su actuación global en los comicios ha sido decepcionante. “Es evidente que esto no ha sido una ola republicana, eso está claro”, ha dicho el senador republicano Lindsey Graham en NBC News.
Mientras una tormenta arreciaba en West Palm Beach, donde está el complejo de Mar-a-Lago, y a medida que los resultados de la noche iban aclarándose, el salón de baile se despejaba casi por completo. Los asesores se retiraban a la planta superior o simplemente abandonaban el lugar. Pasada la medianoche, el expresidente se ha levantado de su mesa, pero solo cuando los periodistas habían sido convenientemente apartados.