Jamal Khashoggi, el reconocido periodista de Arabia Saudita que cubrió para medios de comunicación saudita acontecimientos importantes en la región, entre ellos la invasión soviética en Afganistán o el ascenso de Osama bin Laden y ejerció una decidida crítica a las autoridades sauditas, especialmente contra el príncipe heredero Mohamed bin Salmán, el 2 de octubre de 2018, entró al consulado de su país en Estambul para retirar los documentos necesarios para casarse con su prometida turca . Nunca volvió a ser visto.
Durante más de dos semanas, la versión oficial sostenida en Riad, la ciudad capital emplazada sobre una meseta del desierto y principal centro de negocios de Arabia Saudí, fue que Khashoggi -columnista del The Washington Post- había salido de consulado.
Las autoridades turcas aseguraron tener pruebas de que había sido asesinado por varios agentes sauditas. Para sostener la acusación, funcionarios turcos filtraron una supuesta grabación realizada dentro del consulado que apuntaba a la tortura, degollamiento y desmembramiento del periodista disidente. De manera inmediata, se levantó una oleada de indignación en la comunidad internacional y ensombreció las relaciones en Medio Oriente de Turquía con la Monarquía del Golfo por la presunta participación del heredero.
Ali Ceylan, abogado de Hatice Cengiz, prometida del periodista, ha criticado la decisión. Y la activista y académica turca denunció que al no pedirle a Arabia Saudí rendir cuentas envía el mensaje de que este país puede “hacer lo que quiera".
La decidida posición del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan respecto a Riad no fue solo el resultado de la muerte de Khashoggi, sino parte de una agenda política más amplia.
Turquía mantiene relaciones con los Hermanos Musulmanes, uno de los movimientos políticos más importantes en el mundo árabe, con raíces en Egipto. A pesar de que los saudíes siempre desaprobaron esa relación, Turquía las sostuvo como así también con Irán.
El exministro de Relaciones Exteriores turco, Yasar Yakis, en su oportunidad, declaró que Arabia Saudí actuaba conjuntamente con Israel en respuesta a la postura de Turquía. Además, Riad, en guerra con los Hermanos Musulmanes, tiene cooperación con los kurdos, especialmente en Siria.
“Los kurdos son el aliado más cercano de Estados Unidos en la lucha contra el Estado Islámico en Siria”, informó Yakis, quien señaló que habían recibido armas por valor de 200 millones de dólares. “Las armas fueron proporcionadas por Estados Unidos, mientras que el reino saudí fue quien puso el dinero”. Gracias a este apoyo a los kurdos, la irritación de Turquía aumentó.
Además, la apertura del 'caso Khashoggi' en Estambul en 2020 enfrió y complicó aún más las relaciones entre los dos países, y llevó a un virtual bloqueo saudí de las importaciones turcas.
La Fiscalía turca abrió dos años atrás un juicio en ausencia contra 26 ciudadanos saudíes. En tanto que Arabia Saudí cerró el caso en septiembre de 2020 después de condenar a ocho acusados, cinco de ellos a pena de muerte, que fue luego conmutada por 20 años de prisión.
EEUU consideró el fallo árabe “un paso importante” pero varias organizaciones pro derechos humanos lo criticaron duramente la decisión del Tribunal, que exoneró a dos de los principales sospechosos. El portavoz de la Fiscalía indicó que tanto Saud al Qahtani, asesor del príncipe heredero Mohamed bin Salman, el subdirector de los servicios secretos saudíes, Ahmed Asiri, así como el cónsul saudí en Estambul, fueron exculpados porque no se encontraron pruebas en su contra.
El proceso judicial de Arabia Saudí fue duramente observado por no cumplir con los estándares internacionales: se llevó a cabo a puerta cerrada y no se incluyó a los autores intelectuales del crimen. Agnes Callamard, autora del informe basado en el derecho internacional sobre derechos humanos de la ONU, que sostiene la responsabilidad del estado de Arabia Saudita en el crimen, señaló. “No se sabe por qué esas 11 personas han sido acusadas y ninguna más, teniendo en cuenta que había 15 personas en el grupo asesino más sus cómplices en Riad. El juicio no incluye a Saud al-Qahtani, a pesar de que el propio fiscal lo identificó en una declaración pública como una persona que incitó al equipo a secuestrar al señor Khashoggi”. Respecto a Bin Salman, Callamard admitió que “Muchos miembros de la Cámara de Representantes o el Senado estadounidense que he conocido y que fueron informados por la CIA han dicho pública y repetidamente que bin Salman fue responsable del asesinato”.
La decisión de traspasar el caso del asesinato de Khashoggi a Arabia Saudí significa un duro golpe para los grupos defensores de derechos humanos y llega después de que el Ministerio de Justicia evaluó la petición de cerrar el caso, formulada el pasado 31 de marzo de 2022 por el fiscal encargado del expediente. El letrado turco argumentó entonces que todos los sospechosos están en el extranjero y que no era posible arrestarlos. Por su parte, Ali Ceylan, abogado de Hatice Cengiz, prometida del periodista asesinado, criticó la decisión asegurando que es necesario “proteger la dignidad de la nación turca”.
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