Agenda propia

La autonomía de Villarruel y su buena imagen en las encuestas encienden alarmas en la Casa Rosada

La gira de Victoria Villarruel por Europa, que tuvo su plato fuerte este lunes con su visita al Vaticano, escenificó como nunca antes desde la llegada al poder de La Libertad Avanza la agenda propia que ostenta la titular del Senado. El itinerario de su primer viaje al exterior como vicepresidenta tuvo todos los condimentos que hacen particular a la figura de Villarruel: desde coqueteos en tono protocolar con la derecha española, principalmente con la del Partido Popular, hasta eventos en los que tuvo oportunidad de levantar la bandera de la “memoria completa” respecto de los 70, como fue la Conferencia Internacional de las Naciones Unidas sobre Víctimas del Terrorismo que tuvo lugar en el País Vasco.

Sin embargo, fue la audiencia oficial que mantuvo este lunes con el papa Francisco la que terminó de coronar un viaje con sello personal, muy alejado en su estilo a los emprendidos por Javier Milei. La reunión con el Sumo Pontífice tuvo lugar en la Biblioteca del Palacio Apostólico y duró una hora, algo bastante excepcional para ese tipo de encuentros. “Me conmovió, me dijo que no perdiera yo la alegría, que no perdiera el sentido del humor”, relató luego Villarruel, a quien el Papa le pidió que leyera en voz alta una oración de Santo Tomás Moro que habla de la alegría.

En la Casa Rosada, cada uno de esos gestos fue leído con minuciosidad. Es que el vínculo del gobierno argentino con el Vaticano quedó notablemente resentido desde que el Papa se despachara públicamente con una fuerte condena a la represión durante la marcha en contra del veto al aumento jubilatorio, cuando aseguró, sin mencionarlo, que Milei “en vez de pagar la justicia social pagó el gas pimienta”. La decisión oficial fue la de no salir a confrontar. “Es la opinión del papa Francisco, la escuchamos, la respetamos, pero no tenemos por qué compartirla”, dijo el vocero Manuel Adorni durante una de sus habituales conferencias de prensa. Sin embargo, en privado, en el oficialismo no pudieron esconder el malestar.

Una sensación similar invadió los pasillos de Balcarce 50 cuando, hace más de una semana, se enteraron del encuentro entre Villarruel y el Santo Padre. Pero el desconcierto inicial logró ser contrarrestado con una jugada política, casi de manual: intentar que el secretario de Culto y Civilización, Nahuel Sotelo, sea recibido en el Vaticano días antes que la vice, algo que sucedió el pasado viernes.

“Fue un encuentro, en lo personal, inolvidable y que quedará por siempre en mi memoria. Le hace muy mal al país cuando ciertos sectores partidizan la figura de Francisco y no disfrutan de un Papa argentino”, indicó Sotelo una vez finalizada la reunión. Según pudo saber elDiarioAR, su conversación con el Papa incluyó además un intercambio de opiniones sobre la situación actual del país y, en particular, el interés del Gobierno en una posible visita de Francisco a la Argentina durante el mandato de Milei.

Guerra fría

La cada vez más distante relación entre Milei y Villarruel abre un signo de interrogación de cara al futuro de La Libertad Avanza. En el Gobierno son conscientes de que varias encuestas de opinión le dan a la vice un diferencial de imagen positiva mayor que la del propio Presidente, que sufrió una caída ostensible en el último mes. “Ella no paga ningún costo político, nosotros estamos todo el tiempo tomando decisiones”, sostienen en la Casa Rosada, en un intento por atajarse de las críticas, pero sin problemas para asumir que los resultados están tardando en aparecer más de lo previsto.

Para muestra de que el vínculo en la cúpula del poder libertario transita por uno de sus peores momento basta un botón: la ausencia de la titular del Senado en el acto de La Libertad Avanza encabezado por el Presidente en el Parque Lezama, donde se festejó el lanzamiento del espacio a nivel nacional. Desde su entorno esgrimieron el argumento de que todavía es afiliada del Partido Demócrata, por lo que su presencia en el convite le hubiera generado inconvenientes.

Pero el faltazo de Villarruel habría tenido otro motivo: su incomodidad por el acuerdo del Gobierno con el Reino Unido para retomar los vuelos de Córdoba a las Islas Malvinas. Apenas 24 horas antes del encendido discurso que dio Milei ante sus seguidores, la vice se encargó de señalar que el acuerdo firmado por la canciller Diana Mondino con su par de Gran Bretaña, David Lammy, “es contrario a los intereses de nuestra Nación” ya que se plantea “cooperar con la potencia que usurpa nuestro territorio”. Toda una toma de postura.

Sin contar la presentación del Presupuesto 2025 en el Congreso, la última vez que Milei y Villarruel se mostraron juntos en público fue hace más de dos meses, en la inauguración de la Exposición Rural de Palermo, donde se dieron un frío saludo. Y aunque hace tiempo que los compañeros de fórmula no se privan de reconocer en público sus diferencias de criterio, las intrigas desde entonces se acrecentaron. En julio, un hecho expuso esa tensión latente y marcó un punto de inflexión: la desautorización explícita a Villarruel por parte de la Casa Rosada luego de que tildara a Francia de “colonialista”, tras la polémica desatada a partir de los cánticos ofensivos de los jugadores de la Selección Argentina contra el país galo.

Desde el inicio de la gestión de Milei, la vicepresidenta se encargó de hacer de la Cámara alta su propio fuerte, con gestos de autonomía que son mirados de reojo por la mesa chica del Presidente, conformada por Karina Milei y el asesor todoterreno Santiago Caputo. Una luz de alarma es el aceitado vínculo que supo tejer Villarruel con los representantes legislativos del peronismo. Las malas lenguas hasta aseguran que en las reuniones a puerta cerrada la presidenta del Senado bromea con ser una “compañera” más. La buena sintonía con el Papa no hace más que alimentar esas suspicacias.

PL/JJD