La provisión de gas para el invierno es una de las preocupaciones que tiene el gobierno nacional y una de las razones por la cual lleva adelante negociaciones con los vecinos países de Chile, Brasil y Bolivia.
Muchas de estas negociaciones ya estarían acordadas. Es que el país conducido por Jair Bolsonaro, cederá gas que iba a recibir de Bolivia, el motivo: subió la cota del agua para sus hidroeléctricas. Este será uno de los temas centrales mañana entre Alberto Fernández y Luis Arce, Presidente de Bolivia, en su primera visita oficial.
Fuentes del gobierno informaron a elDiarioAr que el acuerdo con Brasil está acordado.
Ocurre que, Brasil resigna metros cúbicos que se derivan a Argentina. Esto se debe a que ellos no lo necesitan. El factor climático es clave ya que ellos, a diferencia de nuestro país no tiene un alto consumo por las bajas temperaturas durante la estación del invierno.
En esta sintonía, el Ministro de Economía, Martín Guzmán se reunirá el próximo viernes 8 en San Pablo con el ministro de Minas y Energía brasileño, Bento Albuquerque y, además, tiene previsto reunirse con casi 200 empresarios y empresarias locales de distintos sectores, entre ellos, energético, minero, agroindustrial, automotriz, y de la economía del conocimiento, con potencial de invertir en la Argentina.
Guzmán, también tiene previsto trasladarse a Brasilia, donde mantendrá una reunión con su par de Economía, Paulo Guedes, para avanzar en la agenda económica bilateral.
Un panorama poco auspicioso
Son diversos los factores que complican el panorama: La escasez de fluido, la falta de infraestructura y los precios internacionales atentan contra el deseo de que este invierno no haya cortes del suministro energético.
Es por esto, que se llevan adelante gestiones con los países de la región para poder obtener una mayor cantidad de gas durante los meses de bajas temperaturas.
Desde el punto de vista económico, hay dificultades para equilibrar la demanda y la oferta, la compra de Gas Natural Licuado (GNL) en el exterior enfrenta la suba de los precios internacionales como consecuencia del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, y la escasez de los fletes marítimos complica la llegada del fluido por vía marítima.
A esto se le suma la sequía que viven la Argentina y la región, que provocó una baja de los caudales, con la consecuente caída de la capacidad de generación de las hidroeléctricas.