Ausentismo y voto en blanco: las preocupaciones de los precandidatos para las PASO

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Los principales precandidatos que competirán este domingo en las PASO intentaron en los últimos días de campaña convocar a la ciudadanía a las urnas, para revertir un escenario de ausentismo, sumado a un voto en blanco o nulo. Esto es porque, en las 18 elecciones provinciales que van del año, se observó que hubo más de cinco millones de ausentes.

“Estamos en un mal momento en lo económico y social, pero un valor que podemos rescatar después de 40 años de democracia es que en Argentina se vota”, aseguró Alberto Dalla Vía, presidente de la Cámara Nacional Electoral (CNE), el máximo tribunal judicial en el control de los comicios.

En nuestro país, la Constitución Nacional y las leyes electorales determinan que el voto es universal, secreto y obligatorio, tanto en la instancia de las primarias como en el de las elecciones generales.

Más de allá de las distintas estrategias políticas y la coyuntura socioeconómica, el nivel de participación desde el retorno de la democracia estuvo mayoritariamente por encima del 70%.

Sin embargo, en lo que va del 2023, se registró una disminución de concurrencia en las elecciones provinciales. En ellas, en poco menos de la mitad no se superó el 70% de presencia del padrón: Santa Fe (60,6%), Chaco (62,9%), Mendoza (66,3%), Río Negro (68,2%), Córdoba (68,2%), San Juan (69,5%) y Salta (69,5%). A esto se puede agregar la elección municipal en la capital cordobesa, a la que solo concurrió a votar el 60,2% de los habilitados, la participación más baja desde 1983.

Según un relevamiento del Ministerio del Interior, hasta las PASO del 2021, realizadas en el contexto de la pandemia de Coronavirus, figuran como las que menos convocatoria a las urnas tuvieron: cerca del 68%. Por otra parte, las cifras más altas de participación se registraron en 1983 y 1989 —las dos elecciones inmediatamente posteriores al final de la dictadura militar— cuando se superó el 85%.

En la década de los 90, la participación electoral se mantuvo en torno del 82% y, después de la crisis social, económica y política de principios de siglo, el porcentaje de la ciudadanía que ejerció su derecho al voto estuvo por debajo del 80% hasta el 2015. En las presidenciales de 2019, la participación en las PASO llegó al 76.40%, mientras que en las generales el porcentaje superó el 80%.

Las elecciones generales suelen tener una mayor concurrencia a las urnas que las primarias, un fenómeno que se repite desde que se implementó por primera vez la instancia eliminatoria para los candidatos.

Entre las PASO y las generales suele haber una diferencia de cinco puntos porcentuales. Es un fenómeno que, con seguridad, se va a repetir este año. Hay unas 1,5 o 2 millones de personas que no va a votar en las primarias, pero sí después”, analiza Diego Reyoso, politólogo y director de la Encuesta de Satisfacción Política y Opinión Pública (ESPOP) de la Universidad de San Andrés.

Reynoso, investigador independiente del Conicet y doctor en Ciencia Política (Flacso, México), destacó que la Argentina tiene umbrales de participación electoral muy altos, si se los compara con otras democracias de la región y el mundo.

Por otra parte, Andrés Giglio, director de la consultora Opina Argentina, destacó que en los últimos comicios se dio un crecimiento de la cifra de ausentismo al momento de votar, sumado a quienes lo hacen en blanco o de una forma que signifique anular su sufragio. Este es un fenómeno conocido como el “voto bronca”.

“El ausentismo es algo más difícil de mensurar, porque puede tratarse de inconsistencias en los padrones, personas que cambiaron el domicilio o se fueron a vivir a otro país o un cierto nivel de apatía, que es algo que puede fluctuar según la elección. Pero lo que sí es mensurables es el voto en blanco o impugnados, que viene en aumento desde 2021 y también se dio en las últimas elecciones provinciales”, explicó Giglio, también politólogo de la Universidad de Buenos Aires.

Los comicios legislativos nacionales de octubre de 2001, realizados solo dos meses antes del estallido social que llevó la renuncia del entonces presidente Fernando de la Rúa, son los de más baja participación desde el retorno a la democracia (75,47%), sumado a que entre un 15 y 20% de quienes sí optaron por votar -unos cuatro millones de electores- lo hicieron en blanco o anulándolo.

“La primera comparación que nos surge es la de 2001, que fue mucho más explícita y tomó mucha resonancia. Hubo distritos como Santa Fe y la Capital Federal en donde el voto blanco o impugnado fue la primera fuerza”, recordó Giglio.

De todos modos, aclaró que el antecedente de octubre de 2001 no se asemeja al panorama que pueda registrarse próximo. “Hay un cuestionamiento social que no encuentra una forma de expresión en la actual oferta política, pero habrá que ver cómo se plasma a nivel nacional eso que apareció a nivel provincial”, sostuvo.

Tanto Giglio y Reynoso coincidieron en que la importancia está en que los principales precandidatos presidenciales no solo logren “convencer a los electores de que voten por ellos, sino directamente que vayan a votar”.

Si bien es un desafío para todas las fuerzas políticas, quizá lo sea más para Juntos por el Cambio, que tiene la interna más competitiva. A priori, pareciera que Patricia Bullrich tiene un electorado más movilizado al margen de cuál sea la intención de voto. El votante de Horacio Rodríguez Larreta no vive tan intensamente el debate político, por eso tendría que atraerlo a votar el domingo”, planteó Giglio.

Por su parte, Reynoso consideró que Massa “está tratando de convencer a los votantes que entre 2019 y 2021 se desafectaron del oficialismo y que representó la última elección legislativa nacional una caída de casi 20 puntos” porcentuales. “Está tratando de renovarle la esperanza a ese electorado con una propuesta peronista para que regrese al espacio. La identidad peronista, como la antiperonista, es muy fuerte”, analizó.

En ese sentido, el director de la ESPOP opinó que la precandidatura de Juan Grabois podría “contener a un votante kirchnerista duro, más pragmático” que, como una expresión de descontento, “podría haberse inclinado hacia candidaturas como la de Myriam Bregman”, postulante presidencial del Frente de Izquierda y los Trabajadores.

Reynoso sostuvo que para captar o convencer a un votante para que vote, “los aparatos partidarios juegan un rol fundamental” y agregó: “La maquinaria tiene un peso enorme cuando hay desmovilización o incertidumbre. Y cuando no funciona, también se nota”.

Por último, Giglio destacó “la valoración que tiene un electorado de sus intendentes, especialmente en la provincia de Buenos Aires”. Los jefes comunales, “por lo general, son bien valorados por la ciudadanía y están, en intención de voto, varios puntos por arriba de un candidato provincial o nacional. Suelen ser capaces de empujar con su figura a una lista nacional o de convocar a las y los ciudadanos a votar”, señaló.

LC con información de agencia Télam