Ocho días que definen el mapa electoral: oficialismos a prueba y riesgo para el PJ
En dos domingos consecutivos, más de un tercio de las provincias argentinas elegirán gobernador. Entre el 7 y el 14 de mayo, más de 5 millones de electores definirán, cuando faltan más de 50 días para el cierre de listas y algo más de 100 días para la PASO nacional, quienes convivirán durante los cuatro años que vienen con el próximo presidente. A diferencia de Alberto Fernández, que desistió de buscar su reelección, varios gobernadores irán por su bis o por su tris: seis de los ocho mandatarios que votan en mayo, intentarán retener el poder.
Salvo Gerardo Morales en Jujuy, que jugueteó -pero, sin margen, luego desistió- con una reforma que le permita otro turno, y Oscar Herrera Aguad, en Misiones, que por haber sido vice antes no puede reelegir, el resto apuesta a reelegir. Una particularidad se da con Osvaldo Jaldo, en Tucumán, que lleva dos mandatos como vicegobernador y quedó, durante más de un año, a cargo de la gobernación cuando Juan Manzur pidió licencia para asumir como jefe de Gabinete en el gobierno nacional. Jaldo compite, esta vez, para gobernador mientras Manzur va de segundo.
Sergio Ziliotto en La Pampa, Gustavo Melella en Tierra del Fuego, Gustavo Sáenz en Salta y Ricardo Quintela en La Rioja van por su segundo mandato. Sergio Uñac, el sanjuanino, va por la multireelección: intenta su tercer mandato consecutivo pero si, además, se cuenta su tiempo en que fue vice a cargo -por el accidente que sufrió el mandatario de entonces, José Luis Gioja-, Uñac se prepara para una década en el poder en esa provincia cuyana.
Los intentos por reelegir ponen en escena un dato determinante: desde la pandemia, los oficialismos han enfrentado, casi sin excepciones, derrotas en las elecciones. Ocurrió en Argentina en el 2021 y en lo que va del año electoral hubo señales parecidas. No solo perdió, por primera vez en su historia el MPN en Neuquén, sino que Alberto Weretilenck, ex gobernador que volvió a competir a Río Negro, ganó la elección, pero con mucho menos margen de lo que se suponía.
¿Valen como antecedentes? Solo desde el punto de vista ambiental. En Neuquén, el Movimiento Popular Neuquino perdió frente a una versión bis de su propio espacio, Rolando Figueroa, que fue vicegobernador por el MPN y se convirtió en una renovación dentro del mismo ecosistema fundado por la familia Sapag en los años 60. Weretilneck apostó a un acuerdo muy grande, que juntó a La Cámpora con sectores de la UCR, y cuando se proyectaba una victoria con más del 50%, incluso algunos hablaban de 60 puntos, obtuvo 40. Dos alertas.
Oficialismos
De las ocho provincias que votan entre el 7 y el 14 de mayo, cuatro integran el Frente de Todos (FdT), una es de Juntos por el Cambio (Jx) y las tres restantes son provincialismos más o menos cercanos al peronismo que tienen, en las competencias locales, rivales del FdT. Hay, entre lo que deslizan las encuestas y los pronósticos, territorios con final abierto. Uno de ellos es San Juan, donde Uñac hizo un doble movimiento táctico frente a un escenario que venía complejo desde el año pasado: apuró la eliminación de las PASO y, luego, hizo una jugada más osada con la reinstalación de la ley de Lemas, formato que permitió subsanar la interna con Gioja que se anotó como candidato.
Así y todo, según los datos que manejan en Casa Rosada, el resultado es incierto. Enfrente, la versión local de JxC, aprovecha las lemas y presenta varios candidatos entre los que se destaca Marcelo Orrego, continuador de una expresión filo peronista que es su momento armó Roberto Basualdo. Como en otros territorios, el peronismo apuesta a la atracción que pueda tener la oferta de Javier Milei en la provincia, en particular sobre los votantes opositores. Parte de una premisa discutida respecto a que el libertario solo imanta votos opositores cuando, según los sondeos, atrae un alto porcentaje de votos que antes fueron al FdT.
La Rioja aparece en el radar oficial como un destino sin estridencias y algo similar, aunque con menos certezas, ocurre en La Pampa. En Jujuy, beneficiado por la fragmentación peronista, JxC se perfila ganador sin sombras. El mismo panorama se presenta para Sáenz en Salta aunque, en ese caso, hay una disputa dura en la capital provincial. Con Sáenz se da un fenómeno peculiar: los dos principales frentes que compiten mixturan peronismos y radicalismos, versiones del PRO y diferentes expresiones del FDT nacional. Emiliano Estrada, el principal retador, encabeza una alianza donde conviven los tres candidatos que compitieron en las legislativas del 2021: Estrada fue por el FdT, Carlos Zapata por JxC y Felipe Biella del Frente Independiente.
En Misiones, el Frente Renovador para la Concordia que comanda Carlos Rovira, postula al ex gobernador Hugo Pasalacqua. Con la táctica de provincializar la elección, ese espacio armó boletas “puras” mientras que el FdT se atomizó, y JxC, que tiene ahí a uno de los dirigentes del PRO nacional, Humberto Schiavone, va en busca de lo que suena, a priori, como un milagro con Martín Arjol como candidato a gobernador. Los opositores provinciales fantasean con repetir lo que ocurrió en Neuquén.
En Tierra del Fuego, Melella tiene enfrente al senador radical Pablo Blanco y apareció, con la intriga que generan todas la ofertas libertarias. Tucumán forma parte del otro gran interrogante del mayo electoral: al oficialismo que postulan a Jaldo-Manzur, lo enfrenta JxC que logró armar una lista de unidad encabezada por Roberto Sánchez. Ricardo Bussi, en esta ocasión vinculado a Milei, aparece como tercera fuerza y puede aparecer como el factor clave en una elección que el peronismo sigue con atención y preocupación.
Se combinan, en ese caso, dos riesgos: a las dudas que atormentan a todos los oficialismos, ante resultados adversos en buena medida producto del hartazgo, las complicaciones se agudizan para el peronismo que aparece ligado a los tropiezos del gobierno nacional. En Tucumán, en particular, eso se redobla por el rol que Manzur tuyo en el gobierno de Fernández.
Desacoples y emergentes
Antes de que se anoten los candidatos presidenciales, 12 de las 22 provincias que eligen gobernador en 2023, habrán votado a sus autoridades locales. La tendencia al desacople no es nueva: ya en 2019, solo cuatro provincias votaron el mismo día que se eligió presidente. A la necesidad de provincializar la agenda de la discusión electoral, se suele sumar el “costo” de aparecer pegado a una gestión nacional con problemas. Ocurrió con Mauricio Macri hace cuatro años, se repite ahora con Fernández. En 2023 está en el menú, aunque no parece probable que finalmente se concrete, hasta el escenario de desdoblar la votación general en la provincia de Buenos Aires.
En paralelo, se sistematizó otro factor: la eliminación de las primarias, algo que ocurrió en Salta, San Luis y, entre otras provincias, San Juan. En las dos últimas coincidieron, en paralelo, con el regreso de la Ley de Lemas.
Aparecen, por otro lado, hipótesis de otro orden, en particular la idea de que victorias locales pueden funcionar como motores para instalar -o consolidar- candidaturas nacionales. Vale, por caso, para Morales en Jujuy. Se sugiere, aunque con menos intensidad, para Uñac en San Juan.
PI
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