La Argentina decidirá esta semana quién será su próximo presidente en una de las elecciones más reñidas de las últimas décadas, en la que los votantes se enfrentan a dos visiones muy diferentes sobre el futuro del país, tanto a nivel doméstico como externo.
La segunda vuelta del domingo enfrentará a Sergio Massa, ministro de Economía, con el libertario radical Javier Milei, que sorprendió a los analistas al obtener el mayor porcentaje de votos en las primarias celebradas en agosto y cuyas posiciones y propuestas extremas han llegado a los titulares en todo el mundo.
La mayoría de las encuestas indican un resultado muy apretado para el balotaje. Massa obtuvo casi el 37% de los votos frente al 30% de Milei, mientras que la candidata que quedó en tercer lugar, Patricia Bullrich, ha apoyado desde entonces la campaña de Milei y su partido, La Libertad Avanza.
Las elecciones tienen lugar en un momento en el que Argentina se enfrenta a continuas dificultades económicas y a una crisis cada vez más profunda que parece haber provocado un creciente hastío de la población respecto a la clase política, algo que muchos señalan como el factor que ha impulsado el ascenso de Milei. La multimillonaria deuda externa está poniendo a prueba las finanzas públicas, el 40% de los 46 millones de habitantes del país viven en la pobreza y la inflación interanual se acerca al 140%, un aumento que se ha producido bajo el mandato de Massa en la cartera económica y la presidencia de Unión por la Patria.
Los resultados de las elecciones del domingo pueden cambiar no solo la política interior de Argentina, sino también sus perspectivas exteriores, según sugieren las promesas de campaña de ambos candidatos. En particular, Milei ha dicho que no mantendrá vínculos políticos con China ni con ningún otro país “comunista”, limitando las relaciones al sector privado, mientras que Massa considera que China seguirá siendo un socio clave.
Argentina ha profundizado significativamente sus relaciones con China desde el gobierno de la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015). El gobierno de Alberto Fernández ha mantenido esta cercanía desde que asumió el poder en 2019: no solo encontró en China un aliado durante la pandemia de Covid-19 y la crisis económica del país sino que durante su mandato tuvo lugar la adhesión de Argentina a la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI, por sus siglas en inglés), el programa insignia de desarrollo de infraestructuras globales de China.
China es ahora el segundo socio comercial de Argentina, después de Brasil. El sector agroalimentario argentino desempeña un papel destacado en esta relación, con el 92% de las exportaciones de soja del país y el 57% de sus envíos de carne a China el año pasado. China también ha realizado notables inversiones en el sector energético del país y en su creciente industria del litio.
La política exterior de Massa y Milei
Durante su campaña, Massa ha señalado que buscará la continuidad con la actual administración en la política hacia China. “Es uno de nuestros socios comerciales más importantes, el segundo. Aspiramos a que ese flujo de intercambio se consolide”, declaró el ministro de Economía a la prensa tras la primera vuelta de las elecciones. En términos más generales, Gustavo Martínez Pandiani, asesor de Massa, ha dicho que su gobierno tendría una política exterior “pragmática”.
La Argentina dispone actualmente de una línea de swap de divisas con China por un valor de 18.000 millones de dólares, a la que ha recurrido durante el mandato de Massa como ministro de Economía para ayudar a pagar parte de su deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI). En agosto, Argentina fue invitada a unirse a Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica como miembro de pleno derecho del grupo de economías emergentes BRICS, en parte gracias al apoyo de China.
En vísperas de las elecciones, Sabino Vaca Narvaja, embajador de Argentina en China, afirmó que romper los lazos con el país asiático supondría la pérdida de “millones de puestos de trabajo” y una “triple implosión productiva, social y financiera”. Destacó los numerosos proyectos de infraestructuras financiados por bancos chinos en Argentina, como dos represas hidroeléctricas en la Patagonia, y afirmó que estas iniciativas podrían suspenderse si se rompen los lazos entre ambos países.
Milei ha indicado que, de ser elegido, buscaría romper relaciones con China debido a que está gobernada por el Partido Comunista, tildando al país de “asesino” y afirmando que sus ciudadanos no son “libres”. También ha prometido sacar a Argentina del Mercosur, el bloque comercial de naciones sudamericanas, y ha calificado al presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, de “socialista con vocación totalitaria”.
Sin embargo, Diana Mondino, probable ministra de Asuntos Exteriores de Milei, afirmó que sus declaraciones se han sacado de contexto y que su posible gobierno buscaría tener relaciones abiertas y transparentes con todos los países. Milei sólo pondría fin a los acuerdos “secretos” entre Estados, dijo Mondino, refiriéndose al swap de divisas de Argentina con China. “No sabemos la tasa de interés que tendremos que pagar”, dijo.
Wang Wenbin, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, respondió a las declaraciones de Milei invitándole a visitar China. “Creo que si el Sr. Milei viene a China y ve el país por sí mismo, encontrará una respuesta totalmente distinta a la pregunta de si el pueblo chino es libre y China es segura”, declaró Wang en una rueda de prensa celebrada en agosto.
En el último debate presidencial entre los candidatos, celebrado el 12 de noviembre, Massa trató de recordarle a Milei la importancia de China para la economía nacional, ya que representa una gran parte de las exportaciones de muchas provincias argentinas. Milei respondió afirmando que Argentina podía simplemente encontrar otros socios comerciales, y rechazó las declaraciones de Massa de que los puestos de trabajo se verían afectados por los cambios en la relación con China.
El futuro de la relación China-Argentina
Expertos en política exterior dijeron que, si bien la relación con China podría cambiar si Milei es elegido, no es probable que los lazos se rompan por completo. Varios recordaron que el expresidente Mauricio Macri (2015-2019) también había cuestionado la relación con China, pero que ambos países siguieron relacionándose durante toda su administración.
“China se comprometerá con Argentina de cualquier forma posible, independientemente del resultado de las elecciones presidenciales”, afirmó Margaret Myers, directora del programa de Asia y América Latina del Diálogo Interamericano. “Dicho esto, una victoria de Milei daría lugar sin duda a un replanteamiento de las relaciones con China, y posiblemente incluso a una revisión de los proyectos existentes”.
Myers señaló las dos represas de la Patagonia, actualmente en construcción y sujetas a cláusulas de incumplimiento cruzado, lo que significa que su cancelación llevaría a la cancelación de otros proyectos financiados por China. Argentina también está negociando la construcción de una nueva central nuclear con China, que podría quedar en suspenso si Milei resulta elegido.
Jorge Malena, director de la comisión de asuntos asiáticos del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI), dijo que mientras Massa profundizaría la relación con China debido a la “dependencia financiera y política”, Milei tendría que moderar su postura debido al papel que China tiene como socio comercial e inversor clave en Argentina.
Ignacio Villagrán, director del Centro de Estudios Argentina-China (CEACh) de la Universidad de Buenos Aires, está de acuerdo: “Para China, da igual quién esté en el poder mientras continúen los proyectos de inversión. Si bien hay un signo de interrogación sobre Milei, él no tendrá injerencia en lo que las provincias acuerden con China”. La estructura federal de nuestro país permite a las provincias entablar relaciones con China con independencia del Gobierno nacional. Este ha sido el caso de Jujuy, por ejemplo, donde se encuentra Cauchari, una planta solar de 300 MW financiada por bancos chinos, así como una planta de extracción de litio propiedad en parte de la empresa minera china Ganfeng Lithium.
Para China, da igual quién esté en el poder mientras continúen los proyectos de inversión
“A pesar de las declaraciones de Milei, es poco probable que la relación argentino-china empeore de forma significativa o permanente, ya que se basa en una relación económica creciente en términos de comercio, inversión y, más recientemente, la ampliación del canje [de divisas]”, afirmó Pepe Zhang, investigador principal del Centro Adrienne Arsht para América Latina del Atlantic Council.
Guo Cunhai, coordinador del Centro de Estudios sobre China y América Latina (CECLA) de la Academia China de Ciencias Sociales, afirmó que la relación entre China y Argentina ha resistido situaciones complejas con anterioridad y probablemente seguirá haciéndolo. “La base de la relación es la necesidad mutua. La cooperación beneficiará a ambas partes y la división las perjudicará”, añadió.
El candidato que gane la segunda vuelta este domingo asumirá la presidencia el 10 de diciembre, dos días antes de que finalice la COP28, la próxima conferencia de las Naciones Unidas sobre el cambio climático.
Marina Bello contribuyó con información adicional para este artículo.
JJD