“Alberto era un muerto político ya”. La dura lectura sobre la decisión del Presidente de renunciar a la reelección se escuchó dentro del búnker de Patricia Bullrich, uno de los polos de atracción de la interna del PRO y que tensiona todo el armado de Juntos por el Cambio. En su vereda de enfrente, Horacio Rodríguez Larreta fue más polite: “Es una muestra más del fracaso de este Gobierno”, dijo a los medios apenas conocida la noticia.
Opiniones al margen, el paso al costado de Alberto Fernández dio qué hablar puertas adentro de la oposición, aunque en público sus dirigentes aseguran que “no mueve el amperímetro”, como tuiteó Mario Negri, jefe del bloque de la UCR en la Cámara de Diputados. Debajo de esa espuma, los opositores empiezan a especular sobre qué candidatos del oficialismo les conviene más, en una elección que dan casi por ganada, aunque el factor Javier Milei aumenta cada vez más la incógnita electoral.
Para el coalición cambiemita el corrimiento del jefe de Estado también es un llamado de atención a la interna endógena, aunque ni siquiera los pudo ordenar el renunciamiento de Mauricio Macri. Desde entonces escaló la pelea amarilla, incluyendo hasta a María Eugenia Vidal.
Bullrich se enteró del anuncio de Fernández mientras mantenía una reunión con su equipo de campaña. “Ah, mirá que bueno…”, fue el comentario que cruzó entre sus íntimos. Ahora la ex ministra de Seguridad apuesta a que el Frente de Todos defina un postulante –o una interna– que les sirva para polarizar. La única figura del peronismo que ubican en ese lugar es la mismísima vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.
“Un enfrentamiento con Cristina nos fortalece. Si tenemos un tanque de guerra al frente, necesitamos un tanque de guerra. Y ahí los valores de coraje y decisión de Patricia van a valer más que los de Horacio”, se jactó un operador que es la sombra de la ex titular del PRO. Hasta ahora, ella se mantuvo en un sorpresivo silencio público.
Esa visión del escenario político ratifica que Bullrich no cambiará su estrategia de campaña. En un tablero de grieta, ella cree representar mejor al antikirchnerismo, posición que ya no le es cómoda a Larreta –que quiere “superarla”– y que tampoco le cabría del todo al Milei de la “antipolítica”.
“Ojalá Cristina se suba ahora”, comentó otro armador bullrichista para reforzar esa tesis. El comentario devela, claro está, que es un misterio hasta para los oficialistas qué hará la vice, luego de que dijo en diciembre que no competiría “a ningún cargo”.
Menos clarificado está el escenario para el alcalde porteño, cultor de un discurso fundamentalmente moderado. Su apuesta no es oponer discursos, sino discutir modelos económicos. En su obsesión de “superar la grieta” también le interesaría ganarle la contienda electoral a CFK. Pero quitada la “X” de Fernández, le devela más qué hará Sergio Massa.
El tigrense sería el más complejo a enfrentar porque, entienden a su alrededor, “es un espejo de Horacio”. “Massa come votos del centro, ahí busca pescar el Pelado”, dijo un operador. Juega a favor del jefe de gobierno que el tigrense no logra contener la inflación.
En una aparición pública esta mañana, Larreta mencionó al mandatario y a la vice, y habló –justamente– de la suba descontrolada de los precios. Omitió mencionar explícitamente a Massa, con quien tiene una relación personal de mutua confianza. “Fracasó el presidente, la vicepresidenta, Cristina Kirchner, todo su equipo”, comentó.
Más allá de las especulaciones sobre la disputa con el oficialismo, el primer escollo para Larreta es superar las PASO contra Bullrich, lo que revelaría –según su mirada– que es el nuevo jefe del PRO. La tensión interna no baja porque la interna está muy competitiva, aunque podría encausarse pronto, dado que la salida de Fernández del juego electoral sería un nuevo tiempo para el Frente de Todos. Los opositores entienden que no pueden darle ni un margen al peronismo. Y cualquier nueva pelea amarilla no solo puede ser aprovechada por el oficialismo, sino que alentaría más al electorado sobre la opción Milei.
“Ya sabíamos que este señor (por Fernández) no iba a ser candidato a nada. Entonces la idea es parar un poco la pelota, si no es mucho lío. No podemos seguir en pelotudeces cuando la situación es tan grave”, comentó un armador de la ex ministra de Seguridad. Otro amarillo coincidió, pero a medias: “Si del otro lado me tiran con municiones, tengo que responder”, advirtió.
La alerta ya la encendieron la Coalición Cívica y parte del radicalismo. La mesa ejecutiva del partido de Elisa Carrió se reunió el fin de semana pasado con el gobernador de Corrientes, Gustavo Valdés. La conclusión del encuentro allí fue pedir, explícitamente, bajar la discusión por las diferencias en JxC: “Tenemos que dejar de lado las peleas para proponerles un futuro a los argentinos”, propusieron.
A la luz de la decisión del Presidente, un dirigente opositor recordó esa reunión en la provincia del NEA como un mantra y planteó: “Juntos por el Cambio debe enfocarse en ordenarse, fortalecer la unidad y amistad política. Imprescindible avanzar con el acuerdo programático”.
MC