Milei, en su segundo día como Presidente de la Nación, llegó al acto para conmemorar la fiesta de Janucá a las 20, cuando el sol estaba cayendo en la Ciudad pero la temperatura continuaba marcando casi 30 grados. Una hora antes el ministro de Economía Luis Caputo había anunciado un paquete de medidas económicas que impactará de lleno en la vida de los argentinos. En medio de esa escena revuelta, Javier Milei se hizo un lugar en su agenda para festejar y encender una vela en el acto organizado por Jabad Lubavitch Argentina y auspiciado por otras organizaciones de la comunidad judía.
La fiesta de Janucá se llevó a cabo en la Plaza República Oriental del Uruguay, en la esquina de Avenida Del Libertador y Austria. Incluyó shows de música judía, puestos de comida kosher, payasos y artistas haciendo malabares y en zancos, entre otras atracciones. Al caer la tarde, esta plaza del barrio porteño de Recoleta se llenó de familias con chicos, adultos mayores y jóvenes. Los varones, muchos de ellos con barba y peyot -tirabuzones de pelo a los costados de las orejas que se dejan crecer los hombres que siguen las tradiciones de la corriente de Jabad- y las mujeres, con polleras y pelucas.
Esta fiesta, que se realizó por vez número 39 en la Ciudad de Buenos Aires, siempre se constituyó como un encuentro familiar, donde compartir con otros miembros de la comunidad la alegría de la festividad judía de Janucá. Este año, sin embargo, se colmó de política; aunque representantes del Gobierno de la Ciudad participaron de otras ediciones, nunca un Presidente nacional había formado parte de este evento de la comunidad judía ortodoxa. La cantidad de medios nacionales presentes, con la periodista Cristina Perez conduciendo el evento para la TV Pública en un atril montado en el medio de la plaza, confirmaban la relevancia de la presencia del Presidente en este acto.
Alegre y emocionado, Milei ingresó al evento junto a Patricia Bullrich y Luis Petri, sus ministros de Seguridad y de Defensa. El rabino principal del movimiento Jabad Lubavitch, Tzvi Grunblatt, fue a recibirlo con un abraz, y lo acompañó hasta el sector vip del evento, pasando entre guardias con maletines anti-balas y decenas de hombres con kipot y sudor en la frente, producto del calor de esa tarde de diciembre y de la multitud amontonada intentado obtener una foto del Presidente. “En momentos así me siento orgullosa de ser judía”, le comentó una joven a su amiga, tras la llegada de Milei al evento de la comunidad.
En el vip lo esperaba una comitiva que incluía a políticos, directores de organizaciones judías -como Jorge Knoblovits, de la DAIA y su par de la AMIA, Amos Linetzky- y los empresarios de la colectividad más importantes, entre los que se encontraban Eduardo Elsztain y Marcelo Midlin, dueños de IRSA y de Pampa Energía, respectivamente, además de Gerardo Werthein -designado por Milei como Embajador en Washington-. Muchos de ellos son figuras religiosas, políticas y empresariales del judaísmo ortodoxo que fueron relacionados con Milei en el último tramo de la campaña y sobre todo a partir del 19 de noviembre. También estaban figuras políticas como la actual ministra de Capital Humano Sandra Pettovello, el juez Ricardo Lorenzetti, los ministros de la Ciudad Waldo Wolff y Roberto Garcia Moritan y la vicejefa de gobierno porteña, Clara Muzzio.
“Si esto no es la casta, qué es entonces la casta”, dijo un joven por lo bajo, intentando pasar desapercibido entre los gritos de euforia hacia el Presidente del resto de los presentes, quienes miraban embelesados a esa figura que se declaró, en varias oportunidades, fanatico del judaísmo y de sus símbolos, luego de introducirse en el estudio de la Torá dos años atrás a través de su “guía espiritual” el rabino Axel Wahnish.
Uno de los organizadores del evento cuenta que se esperaban unas cinco mil personas, como todos los años. “Se duplicó o triplicó esa cantidad de gente, todavía no sabemos con exactitud”, aseguró en diálogo con ElDiarioAR, mientras seguía llegando gente. “El hecho de que venga Milei movilizó mucho, hizo que vengan más judios y mismo que lleguen no judios”.
“Yo iba a ir a un cumpleaños, pero cuando me enteré que iba a estar Milei, vine para acá”, apunta Ilan, joven de 26 años. “Sabíamos que iba a estar, pero nosotras venimos siempre, no vinimos por Milei”, justifican Camila, de 28 años y Doris, de 55, madre e hija.
El Rabino Grunblatt dio un discurso con una fuerte impronta política: “Qué felicidad poder gozar de libertad en Argentina”, “es la inauguración de un nuevo periodo en el Gobierno”, son algunas de las frases que marcaron el discurso del máximo rabino de Jabad Argentina, ante la mirada de fascinación de muchos de los presentes, para quienes el Rabino Grunblatt es su máximo referente.
Luego llegó el turno del Presidente Milei quien hizo, al igual que en su discurso en el Congreso el último domingo, una analogía entre la historia de Janucá y la Argentina. “No importa la cantidad de soldados, la victoria depende de las fuerzas del cielo, que van a apoyar a Argentina y a Israel en este momento”. Milei, ante la atenta mirada de los presentes, pasó a encender la primera vela de la janukiá. “Que nos devuelvan a los secuestrados” era la consigna de esa primera vela.
El público, aún sacudido por los ataques terroristas del 7 de octubre y por la situación de los rehenes en Gaza, muchos de ellos con chapitas con el lema “Bring Them Back Home Now” -“Traiganlos a casa ya”, a los secuestrados- no pudo más que aplaudir y emocionarse, sobre todo tras desplegarse en el escenario las fotos de Ariel y Kfir Bibas, los niños argentino-israelíes que fueron secuestrados por Hamas y de los cuales hoy no se sabe su paradero.
Luego de eso, Milei se bajó del escenario y se retiró del lugar, que seguía colmando de gente de la colectividad judía disfrutando de la festividad de Janucá.