Panorama político

La versión ultra y terraplanista que Argentina ofrece al mundo encuentra aliados a su medida

21 de enero de 2024 00:01 h

0

Antes de partir a Davos, Javier Milei informó que le habían llegado 60 solicitudes de entrevistas bilaterales. Al parecer, rechazó 57.

El Presidente se reunió con la titular del FMI, Kristalina Georgieva, siempre interesada en tomar contacto con el principal deudor del organismo multilateral. El entusiasmo con el plan económico libertario llevó a la búlgara a sacarse una selfie con Milei, ya sin resabios del palabrerío “inclusivo” que compartía en cumbres organizadas por Francisco en el Vaticano, pocos años atrás.

David Cameron, canciller de un Gobierno conservador que asumió buena parte de la agenda extremista del Reino Unido, también se hizo espacio para dialogar con Milei. Disparidad de jerarquías aparte, le habrá resultado irresistible conocer a un presidente argentino que idolatra a Margaret Thatcher y a una ministra como Diana Mondino, defensora del derecho de autodeterminación de la población implantada en Malvinas.

Por último, la foto de rigor con Máxima Zorreguieta. Si algo no espanta a la reina de Holanda es escuchar las ideas de un extremista argentino.

Allí se agotó el marco de relaciones de Milei en un foro en el que se reúnen decenas de jefes de Estado y Gobierno, dueños de emporios, líderes sociales y economistas. Si hubo más citas, los interlocutores estuvieron muy interesados en que fueran secretas.

Entusiasmo de la secta libertaria

El Presidente tuvo tanto tiempo libre en Suiza que se dedicó a retuitear cientos de posteos que lo elogiaban u ofendían a otros disertantes en Davos. Al llegar a Buenos Aires, siguió procrastinando y se puso a medir la cantidad de reproducciones de su discurso en el que puso en plano de igualdad a los “colectivistas” socialdemócratas, globalistas, conservadores y nazis. Cree que le dan clic por adhesión y no por curiosidad o morbo. El creador de La Libertad Avanza lanzó su diatriba en el corazón de un continente que dedicó sus últimas siete décadas a autoasignarse la bandera de la civilización en contraste con la barbarie de Adolf Hitler. No la ven.

El marco de relaciones de Milei en Davos se agotó en Georgieva, el canciler británico, David Cameron, y Máxima Zorreguieta

El apoyo más sonoro a la oda anti-Estado del argentino llegó por vía de Elon Musk. Para la iglesia de Milei, el dueño de X (Twitter) y Tesla forma parte de la santísima trinidad junto a Alberto Benegas Lynch Hijo y Conan. Fiel exponente de esta era, el empresario de origen sudafricano reprodujo semanas atrás frases antisemitas de manual, pero cuando la reacción comenzó a generar problemas económicos a sus negocios, viajó a Israel para dar apoyo irrestricto a la masacre contra los palestinos que lleva a cabo el Gobierno de Benjamin Netanyahu. El Ejecutivo argentino tiene varios mentores de esa vertiente, como Francisco Sánchez, flamante designación en la Secretaría de Culto, en otro aporte estelar de Patricia Bullrich a un proyecto que ella misma había advertido, en papel de candidata, como “peligroso”.  

Un ámbito de buena acogida por excelencia de las ideas de Milei es el de las finanzas. El portal Bloomberg Línea detalló las reacciones positivas: dueños de fondos, ejecutivos del JP Morgan y administradores de criptomonedas. Nada que llame la atención. Desde hace décadas, con el auge de la multiplicación financiera del capital y la radicalización endogámica de sus exponentes, ese mundo convive a disgusto con el intruso llamado Estado.

Por último, la gran caja de resonancia se dio en la alt-right y el conservadurismo reaccionario internacional. El ascenso de Milei fue bienvenido por tramas que ya habían desarrollado alta capilaridad en redes, medios y calles de muchos países, con el Estados Unidos que consagró al Tea Party y a Donald Trump a la cabeza. La excentricidad y el hábil manejo de la desinhibición de un panelista que, de buenas a primeras, se transformó en presidente de un país con el peso de Argentina en América Latina causan asombro y celebración en el mundo de la “rebeldía de derecha”, como la definió el analista Pablo Stefanoni.

De Twitter al DNU

El Milei que tuitea es el mismo personaje violento surgido de la pantalla televisiva, con la diferencia de que ahora preside un país que incluye a millones de personas que estigmatiza porque “la tienen adentro”, no son “de bien”, o son “comunistas”, etcétera. Ese autoritarismo tiene un correlato en un decreto de necesidad y urgencia (DNU) y una ley ómnibus, que juntos comprenden más de mil artículos e intentan desbaratar el entramado jurídico argentino.

A este Presidente, la oposición aliada se apresta a otorgarle facultades legislativas extraordinarias, pero no por los cuatro años de mandato, como pretendía el libertario, sino por uno extensible a dos. Los fariseos del republicanismo argentino se pusieron firmes y tallan con el cincel lo que Milei corta con motosierra.

Probablemente en simultáneo con el paro nacional del 24 de enero, se dirimirá esta semana si se habilita la privatización del Banco Nación y ARSAT, se liquidan el Fondo Nacional de las Artes y las bibliotecas populares, se eliminan las PASO, se ilegaliza la protesta, se modifica el código civil, se priva a las víctimas de gatillo fácil del derecho de querellar a sus victimarios, se levanta toda restricción a la toma de deuda externa y se le impone un nuevo hachazo a las jubilaciones, que en la categoría mínima perdieron casi 20% con Macri y 2% con Alberto Fernández.

Aunque estuviéramos en presencia de diputados probos, con amplia capacidad de discernimiento, la mera multiplicidad de temas incluidos en el proyecto Bases torna imposible un tratamiento serio. Propuestas y bloques temáticos merecerían un debate particular de comisiones por las que ni se asomaron los 664 artículos. Así las cosas, entre negociaciones en el lobby del Hotel Savoy con interlocutores que se aproximaron a la política poco tiempo atrás, unas cuantas modificaciones que involucran negocios multimillonarios pasan por debajo del radar.

El inabarcable proyecto está repleto de antojos de Federico Sturzenegger, negocios y negociados solapados y vendettas reaccionarias contra la cultura y la educación, pero la parte del león queda reducida a algunos puntos. El lobby agrario y petrolero —varias bancas en Diputados— amenaza seriamente el objetivo de reestablecer un piso de 15% de retenciones para todo el mundo y 33% para la harina y el aceite de soja, mecanismo con el que Luis Caputo esperaba recaudar 0,5% del PBI. La aplicacón de derechos a la exportación requiere un análisis fino, pero nunca falta un radical que se ubique en la posición extrema, como pasó durante el mandato de Mauricio Macri. El gobernador de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, encabeza la resistencia a la suba de toda retención agropecuaria. Los productores acaban de verse beneficiados por una de las devaluaciones más altas de la historia, que más que duplicó su ingreso en pesos, pero para “el campo” y sus gobernantes cautivos, todo intento de moderar esa ganancia es “poner el pie en la cabeza” del chacarero. Las barriadas pobres de Rosario que no ven pasar nada del lucro del megapuerto cerealero de la ciudad, bien, gracias.

La rebaja en jubilaciones aportaría otro 0,4% y está en veremos, aunque es muy probable que se concrete, dado que la fórmula actual perjudica a los jubilados con la inflación al alza y los salarios a la baja. Con mantener el esquema, alcanza. Más adelante, cuando el ciclo sea inverso, los ajustadores tendrán ocasión de reincidir en otro cambio. No forma parte del megaproyecto la reimplantación del impuesto a las Ganancias (ingresos) para los sueldos altos y está en el aire la descarada reducción de Bienes Personales.

Todos los rubros mencionados son cruciales para generar un ahorro equivalente a 5,2% del PBI en 2024, objetivo escrito en la planilla de Excel de Caputo, pero incierto ante el riesgo de que se dispare la inflación superior a 300% si se empiezan a acumular devaluaciones a los ponchazos, un escenario que barajan economistas críticos, tanto liberales como heterodoxos.

El inabarcable proyecto está repleto de antojos de Federico Sturzenegger, negocios y negociados solapados y vendettas reaccionarias contra la cultura y la educación, pero la parte del león queda reducida a algunos puntos

La consultora EPyCA, dirigida por Martín Kalos, calculó en su último informe que “sólo con los aumentos previstos en colectivos, gas, electricidad, educación y medicina prepaga, en febrero la inflación tendría un adicional de 16% y en marzo de 7%”. Ese piso se monta sobre el comportamiento de alimentos, vestimenta, esparcimiento y otros servicios, en el contexto de un Gobierno que se desentiende de la política de ingresos. ¿Qué puede salir mal?

Enjundia de las palomas

El papel que cumplen unos cuantos legisladores en estas semanas quedará para la historia. Diego Santilli y María Eugenia Vidal, dos representantes del proyecto “paloma” de Horacio Rodríguez Larreta, supuestos íntimos del candidato, se transformaron en cruzados con más enjundia que los integrantes puros del oficialismo y que los “halcones” de Mauricio Macri y Bullrich. El silente Florencio Randazzo dará la mano que se espera de él. Rodrigo de Loredo expresa con la locuacidad del diletante la severa dificultad de darle un significado a ese significante vacío en que se transformó la UCR. Cívicos, habitualmente hiperbólicos para denunciar mafias y matufias en sus adversarios, se abocaron a revisar los incisos del articulado, porque, pese a que Elisa Carrió advirtió que con la “ultraderecha” de Milei, Macri y Bullrich se venían “crímenes de lesa humanidad”, se impone el imperativo moral de “ayudar a Milei”. “Déjese ayudar, Presidente”.

Acefalía y unidad son características vigentes en el peronismo que maridan mal y no deberían convivir mucho tiempo más. Mientras presta servicios desde Brasil, se reinstaló el rumor de que Daniel Scioli podría volver a su primer amor, la secretaría de Turismo y Deportes. La versión no está confirmada. Sería un exceso calificar como “traición” la deriva del exgobernador y candidato presidencial, cuando lo que cabe es una autocrítica de quienes alguna vez pensaron que este exmotonauta se movía en política con alguna convicción.

Sergio Massa se apresta a dar el paso que viene barajando con su entorno y comenzará a cumplir funciones en el fondo de inversiones estadounidense Greylock Capital Management, según publicó la agencia estadounidense REDD Intelligence. En los términos del acuerdo, el exministro de Economía no se dedicará a asuntos argentinos.

El trabajo del último candidato presidencial peronista para esa firma especializada en mercados emergentes encierra una paradoja. Hans Hume, jefe de Greylock Capital, fue uno de los acreedores más colaborativos para cerrar el acuerdo de reestructuración de la deuda que gestionó Martín Guzmán en agosto de 2020, instancia celebrada unánimemente en el extinto Frente de Todos. A tal punto, que esa firma se apartó de comités de acreedores que sostenían una postura agresiva y denunció su obstruccionismo. Con el correr del tiempo, el acuerdo de Guzmán fue calificado por Massa como “pésimo”, porque había sido —según dijo meses atrás— “el único canje de la historia económica mundial en el que, al día siguiente que se terminó, cayó el valor de los bonos en lugar de subir”.

Milei seguía brindando charlas de asesoramiento a inversores financieros a cambio de varios miles de dólares la hora, cuyo monto y forma de transferencia se ocupaba de negociar Karina Milei

Massa y algunos de sus colaboradores tendrían más ofertas para trabajar en Wall Street. Hasta hace no mucho, en la cultura política argentina, la tarea de un político de primer nivel parecía incompatible con la asesoría a fondos de acreedores. Ese precepto cambió con el rival de Massa en el pasado balotaje. Ya con la candidatura presidencial lanzada, Milei seguía brindando charlas de asesoramiento a inversores financieros a cambio de varios miles de dólares, cuyo monto y forma de transferencia se ocupaba de negociar Karina Milei.

La mano invisible del decreto

Queda una respuesta pendiente. ¿Quién redactó el DNU y la ley ómnibus con pretensiones constitucionales que prometen cambiar la vida de los argentinos?

El día de la asunción presidencial, este medio dio cuenta de la autoría oculta de estudios jurídicos privados; en particular, Bruchou & Funes de Rioja. Más tarde, el Gobierno oficializó el papel de Federico Sturzenegger en combinación con asesores de Milei.

La Secretaría Legal y Técnica reconoció que no existen “informes y/o dictámenes técnicos ni jurídicos previos al dictado” del DNU, lo que supone una irregularidad, al no respetar los “requisitos esenciales” establecidos en la ley de Procedimiento Administrativo, escribió el periodista Ari Lijalad en El Destape. Ante un segundo pedido de acceso a la información presentado por Lijalad, esa oficina indicó que sólo “autoridades políticas y personal de planta permanente de la Secretaría” habían sido responsables de la redacción.  

En simultáneo, este diario preguntó “si abogados particulares o estudios jurídicos colaboraron en la redacción del DNU y del proyecto de ley Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos”. Asimismo, “si esa colaboración se dio en calidad de asesoría informal o formal, remunerada o gratuita, la cantidad de personas y de horas, días o semanas involucradas, y cualquier otro beneficio que pudiera haber sido pagado en dinero o en especies”.

La respuesta oficial fue que la Secretaría Legal y Técnica “no cuenta con dicha información y asimismo lo requerido excede las competencias de la misma”.

Las respuestas, transmitidas ambas el 19 de enero, son contradictorias. O bien Legal y Técnica elaboró la totalidad del decreto, por lo cual estuvo al tanto de los intervinientes, como le fue informado a El Destape, o no lo hizo y le resulta imposible saber si la pluma fue del estudio Bruchou u otro, como se indicó a elDiarioAR

SL/DTC