La Casa Rosada se prepara para una jornada clave en su pulseada con las universidades. Alumnos, docentes y rectores se alistan para la movilización que tendrá lugar este miércoles a partir de las 17 en las principales ciudades del país, pero cuyo epicentro será la Plaza de los Dos Congresos. Es una demostración de fuerza que inquieta al oficialismo. El principal temor del entorno de Javier Milei es que la marcha escale al punto de repetir la foto del pasado 23 de abril, cuando las calles de la ciudad de Buenos Aires desbordaron de manifestantes en defensa de la universidad pública.
Esta vez, la chispa que volvió a encender el conflicto educativo fue el anuncio del veto presidencial al proyecto de ley de Financiamiento Universitario, que el Senado aprobó el pasado 13 de septiembre y que Milei ya anticipó que dejará sin efecto, al igual que hizo con el aumento de las jubilaciones. En el oficialismo confirmaron, ante la consulta de elDiarioAR, que el Presidente tiene previsto estampar su firma esta noche, al filo de la cuenta regresiva de 10 días hábiles que tiene el Ejecutivo para vetar cualquier normativa que sea votada por el Congreso.
“Queremos que quede clara nuestra postura de no movernos de nuestro objetivo del déficit cero”, apuntó una fuente de Casa Rosada. La misma que por lo bajo reconoce que, más allá de la definición económica, de lo que se trata es de una postura que busca demostrar “firmeza” política. A las puertas del debate legislativo del Presupuesto 2025, la posibilidad de que la oposición en el Congreso logre revertir el veto de Milei es una amenaza que se mantiene latente.
En Balcarce 50 están en alerta y hacen números, expectantes del “poroteo” que ya comienzan a hacer. Aseguran que todavía el Pro no se comprometió a sostener el veto, lo que deja expuesta la extrema debilidad legislativa del oficialismo que podría volver a jugarle una mala pasada. “Ahora todos juntos hagamos un scrum”, había arengado Milei a los diputados “héroes” que fueron agasajados hace dos semanas en la Quinta de Olivos con un asado. Pero esa “muralla” ante futuros intentos opositores de imponer la mayoría agravada de dos tercios no parece todavía estar bien construida.
Los paros de la semana pasada en todas las universidades del país volvieron a recrear un clima similar al que se vivió en la previa a la gran marcha de hace cinco meses. En abril, cientos de miles de personas salieron a las calles para reclamar por la falta de fondos para el elemental funcionamiento de las instituciones educativas, con un dato que sorprendió a los funcionarios libertarios: el carácter extremadamente transversal de quienes se manifestaron. En Casa Rosada acusaron el golpe, que no vieron venir, y tuvieron que salir a sobreactuar su “defensa” de la educación pública, luego de un intento fallido por deslegitimar la protesta.
Estrategia similar se plantea ahora: dividir a los que se manifiestan entre estudiantes que se expresan “legítimamente” y aquellos sectores que lo hacen con alguna intencionalidad política. “Este conflicto universitario responde más a intereses políticos que a las necesidades del sistema educativo, porque los reclamos educativos están todos atendidos y resueltos”, sostuvo este martes a través de un comunicado el Ministerio de Capital Humano que conduce Sandra Pettovello.
Una vez que el veto sea firmado por Milei, La Libertad Avanza se deberá enfrentar nuevamente al resto de los bloques de la oposición, para defender la decisión y evitar que se insista con la norma. Por eso, en el ámbito universitario ven a la marcha este miércoles como una acción de presión al Poder Legislativo para que logre juntar nuevamente los dos tercios y rechace el veto.
PL/MG