La cobertura otorgada por la vacunación es dispar en el AMBA: según el Monitor Público de Vacunación, hasta el jueves 10 de junio la Ciudad de Buenos Aires había inoculado con la primera dosis al 36,43% del total de su población, mientras que recibió esa primera dosis el 24,91% de los habitantes de los 40 partidos que componen el Gran Buenos Aires.
En términos porcentuales, la cobertura porteña supera a la del Conurbano bonaerense en más de diez puntos porcentuales. A la vez, en términos absolutos los municipios bonaerenses vacunaron al triple de personas con la primera dosis respecto de las aplicaciones que hubo en la Ciudad: fueron 3.396.136 en el Gran Buenos Aires, donde según proyecciones del Indec hasta 2020 la población total era de 13.630.369 personas, respecto de las 1.120.424 personas vacunadas en la Ciudad, en la que esa misma proyección oficial estima que hasta el año pasado vivían 3.075.646 personas.
De los 40 partidos que integran el Conurbano, sólo 15 habían vacunado hasta el jueves al menos al 30% de su población: Morón, Vicente López y Avellaneda, en ese orden, son los municipios que mayor proporción de habitantes han inoculado con la primera dosis, con el 40%, 39% y 36% de cobertura respectivamente. La Matanza, José C. Paz y Merlo son, del otro lado, los municipios en los que el total de la población está menos cubierta: allí recibieron su primera dosis el 15%, 18% y 19% de sus habitantes. Por su extensión y su enorme población -estimada en casi 2,3 millones de personas- La Matanza es el municipio que menos cobertura proporcional tiene pero el único de los 40 que hasta este jueves había inoculado a más de 300 mil habitantes: en total, 347.759 habían recibido la primera dosis en ese distrito. Lejos, en segundo lugar, La Plata había vacunado a 229.706 personas con la primera dosis. Ninguno de los 38 municipios restantes había superado las 200.000 dosis.
A la vez, siete de los diez municipios del Gran Buenos Aires en los que el Covid-19 tuvo mayor impacto, medido en casos por cada 100.000 habitantes, sí habían vacunado hasta este jueves al menos 3 de cada 10 personas del total de su población: son San Isidro, Campana, Ensenada, San Fernando, Tres de Febrero, Lanús y Avellaneda.
Con 12.438.103 primeras dosis de la vacuna aplicadas hasta este jueves, el 27,08% de la población argentina estimada por el Indec había sido inoculada. El Conurbano se encuentra algo más de dos puntos porcentuales por debajo de esa cobertura, y la Ciudad más de nueve puntos porcentuales por encima: es el distrito del país que mayor proporción de su población total ha vacunado con la primera dosis, seguido por La Pampa y San Luis.
En la Provincia de Buenos Aires el empadronamiento se encuentra más abierto que en la Ciudad: puede registrarse allí cualquier persona mayor a los 18 años, sin importar si tiene factores de riesgo o no. A la vez, está habilitada la vacunación sin empadronamiento ni turno previo para las personas mayores de 60 que se presenten en un vacunatorio con un DNI que acredite residencia en la jurisdicción a la que están asistiendo. La Ciudad, en cambio, ya convocó a toda la población mayor de 18 años que presentara comorbilidades respecto del Covid-19 y ahora mismo empadrona y vacuna a personas de más de 50 años sin factores de riesgo.
Esa menor apertura del padrón no se traduce en menor cobertura proporcional. Según información del Registro Federal de Vacunación Nominalizado al que tuvo acceso elDiarioAR, hasta el 2 de junio se había inoculado al 98,8% de la población de 80 años y más en la Ciudad, mientras que esa cobertura en ese grupo alcanzaba al 79,8% en la Provincia. La segunda brecha más notoria se daba en la población de entre 55 y 59 años: la cobertura alcanzaba al 67,9% en la Ciudad y al 50,2% en territorio bonaerense.
“Me empadroné en febrero pero todavía no tuve noticias del turno”, dice Mariana. Tiene 56 años, es docente, hipertensa y vive en San Martín, que es uno de los tres partidos del Conurbano en los que el Covid-19 tuvo mayor impacto según su población y que no alcanzaron el 30% de cobertura con primera dosis de la vacuna. “Yo veo que cada vez puede inscribirse más gente y eso está bueno, pero el turno no llega. Vas viendo que llegan vacunas, que muchos las reciben, y nunca te llaman y te agarra ansiedad porque por un lado sentís que están todos más protegidos y eso es bueno, pero por otro lado no te llega a vos y te sentís como si te faltara algo que ya a esta altura, después de tanta espera, tendrías que tener”, describe. Dice que los peores días chequea si hay novedades del turno una vez por hora. Los mejores, a la mañana, al mediodía, mientras prepara la cena y antes de dormirse. “Ya va a llegar, espero que ya llegue”.
JR