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Se manifestaron frente al predio

Crece la desesperación entre los vendedores desalojados en Once: “No tengo más mercadería ni lugar para vender”

La manifestación partió de la Plaza Miserere.

León Nicanoff

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“Nos hicieron la cama”, sintetiza Rosa, una señora de 79 años que vendía ropa de dama en uno de los predios de feriantes de Once.  “Nos sacaron del galpón de la calle La Rioja y nos amontonaron a todos en el de la Perón para poder allanarnos después a todos juntos”, dice y agrega: “No tengo más mercadería ni lugar para vender”.

El 30 de septiembre el Gobierno de la Ciudad cerró el predio de feriantes de La Rioja 70 y obligó a los vendedores a que se trasladen al otro inmueble ubicado en Perón 3000. Sin embargo, el viernes pasado a las cinco de la mañana, fue allanado en un megaoperativo que incluyó 600 efectivos policiales. Decomisaron la mercadería encontrada y, desde entonces, le prohibieron el ingreso a los feriantes.  

“Es un golpe durísimo a la mafia que inundaba de suciedad y trabajo esclavo”, expresó en ese momento el jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri. “Se terminó la joda”.

Este martes, a cuatro días del allanamiento, los vendedores independientes de Once, junto con el Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) y la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP) se movilizaron desde la Plaza Miserere hasta el predio en la calle Perón. Se instalaron frente a una valla policial que impedía el paso al sitio donde hace pocos días trabajaban. 

“Quedamos en banda”, dice Vladimir Esquivel, del MTE. “Ahora vamos a pedir que nos reubiquen o empezaremos un plan de lucha, porque primero nos desalojaron de la calle y ahora de los predios que nos habían habilitado”. 

El delegado del MTE señaló que todos los vendedores son “monotributistas, pagan impuestos, están habilitados y la policía viene y vallan todo y se llevan la mercadería”. Esquivel también denunció que esta mañana uno de los policías empujó y le provocó heridas a una persona con discapacidad. “Está filmado y lo vamos a demandar”.

Por su parte, Rosa, la señora de 79 años, nacida en Perú y radicada hace 25 años en Argentina, se encontraba sentada junto a una delegada de la UTEP, sollozando por el dolor que le provoca una enfermedad en los huesos y por la imposibilidad de costear los remedios ahora que no tiene más trabajo.

“Me sacaron todo. Desde la soldadora y la mesa que construí hasta la ropa de dama que vendía. Todo. Y yo solo trabajaba en el predio porque no puedo caminar”, entre lágrimas lamenta la mujer que crió 10 hijos, entre propios y ajenos. “¿Yo que he criado tantos niños con tan poco, porque esta gente que tiene tanto nos hace esto?”.

Juan Carabajal tiene 45 años y tres hijos. Se dedica a la venta de ropa desde que en 2017 perdió el trabajo como encargado de un edificio. “Esto es mi base de comida, con esto alimentaba a mis nenes”, dice. “Siguen sacando mercadería, da mucha impotencia porque dicen que se vende droga o cualquier otra cosa, pero es toda gente laburadora que vive con lo mínimo al día, y no nos quieren dejar trabajar a nosotros, que somos monotributistas, pagamos impuestos”.

Marta, una mujer de 43 años que vendía ropa en unos de los predios de feriantes, contó que en su momento “tomaban asistencia tres veces al día para intentar desalojarnos de nuestros puesto, hasta ahora que directamente no nos dejan pasar. No queremos un plan ni queremos plata, solo queremos un lugar para vender”.

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