Un papel enmarcado llamó la atención de los agentes que allanaron el departamento A del cuarto piso de la sede central de la Escuela de Yoga de Buenos Aires. Era una fotografía que, según consta en la causa, podría ser una constancia de acciones de la empresa Ledesma S.A. El cuadrito tiene una dedicatoria que dice esto: “Vos sos mi novia, J., vos sos mi amor y mi vida, vos sos mi luz en la noche, mi J. querida”. Tiene fecha 12 de diciembre de 2012 y está firmado por Carlos Pedro Blaquier, dueño de la empresa Ledesma y quien tenía 85 años.
Para reservar la identidad de la mujer a quien estaba destinada la carta, elDiarioAR la llamara por su inicial, J. Hay otra nota: “J, me encanta compartir tu vida, me encanta compartir tus ganas de vivir, me encanta compartir tus alegrías y tus risas y sobre todo me encantás vos, porque sos una mujer fascinante y muy hermosa”. También la firma Blaquier, con fecha 2 de septiembre de 2012.
Blaquier colaboró con los grupos de tareas durante la última dictadura militar. Dirigía el ingenio Ledesma durante “La noche del apagón”, un plan que consistió en cortes programados de electricidad en la localidad de Libertador General San Martín y Calilegua, en Jujuy. Durante los apagones capturaron a unas 400 personas, 55 continúan desaparecidas. Hace nueve años, revelaron documentos secretos que dieron cuenta de la complicidad del empresario en los operativos. Blaquier siempre esquivó a la Justicia.
En la Escuela de Yoga de Buenos Aires a Blaquier lo tenían anotado en el fichero con el apodo “Azúcar”. Y en la causa no hay delito alguno. Por lo pronto se trata de un hombre que regala algo a una persona con quien mantiene un vínculo afectivo. Pero el hallazgo de estos papeles, que constituyen una prueba para los investigadores, refuerza al menos dos hipótesis que maneja la Justicia sobre la Escuela de Yoga de Buenos Aires. La primera es que existía la explotación de sexual de mujeres en situación de vulnerabilidad, lo que constituye la figura de trata de personas. La segunda surge de las escuchas: las alumnas “facturaban” mediante los encuentros sexuales para la organización, y cuando más dinero generaban más chances de ascender en la escala jerárquica.
El diario Página/12 publicó el miércoles un informe en el que asegura que en el estudio jurídico de Susana Barneix -alias Barni, miembro de la Escuela y detenida en el marco de la causa- encontraron “una serie de escrituras firmadas por Blaquier a través de las que él hacía distintas donaciones a la mujer víctima de explotación sexual por más de un millón de dólares”. Dice el artículo que no eran donaciones sino pagos. “Con esas donaciones la chica ‘ascendía’ y le sacaban todo”, agregó una fuente con acceso al expediente. elDiarioAR se comunicó con el área de Relaciones Públicas de la empresa Ledesma: “Es un tema que pertenece al ámbito privado de Blaquier y no a la empresa, por lo tanto no tenemos nada para decir”.
El speech de las “prostitutas yoguis”
“La principal fuente de ingresos económicos de la organización era la explotación sexual de sus alumnas, ya sea a través de su prostitución por hora o por noche, la construcción de una relación que denominaban de ‘Novios’ con empresarios y gente de dinero o la inversión de esos ‘Novios’ en los negocios de la Escuela. Es el que se denominó, en un principio de la investigación, como ‘Geishado VIP’”, dice parte del dictamen al que accedió elDiarioAR.
Las alumnas eran instruidas. En principio debían percibirse geishas, business girls o prostitutas yoguis. Como acompañantes temporales se les indicaba que halaguen de manera permanente a los clientes. Tenían prohibido decir “no” al hombre que requiriera sus servicios: siempre una sonrisa, siempre disponibles, siempre un gesto de admiración al varón. No podían quejarse de nada.
Había, además, un guion. Iban con un speech ensayado. Una anotó en una libreta, que fue secuestrada durante uno de los 50 allanamientos, que debía decir: “Nuestra relación es de AMOR (sic) y no de dinero. Cuando haya más dinero vamos a estar más juntos pero por ahora gocemos de todos los momentos que podemos estar juntos”. En el intento por convencerlos para que participaran de las charlas de la Escuela, según el expedientes, las mujeres debían decirles “mirá que Juan no recibe a cualquier hombre, si te invitó es porque vio algo en vos”. La membresía iba de mil a diez mil dólares.
La Escuela organizaba encuentros en bares o en hoteles, o viajes al exterior. Durante el encuentro, además de compañía o sexo, la alumna debía analizar qué posibilidades de negocios podía generar con el cliente para que financie a la Escuela. Le proponía inversiones o lo invitaba al “Museo del Amor” -el noveno piso de la sede central- a participar en las clases de la Escuela. O le ofrecían hacerse algún tratamiento en la Clínica CMI Abasto. O que contratara servicios de “limpieza energética”, presupuestada en tres mil dólares. La alumna podía aceptar regalos, propinas o sueldos como “asistente” dentro de la empresa del cliente. La exclusividad tenía precio: entre 350.000 a 500.000 dólares al año.
Las alumnas estaban organizadas en tres “trincheras”: el CC, el Botánico y las Ghostbusters. Las del CC eran las alumnas de mayor trayectoria y éxito en la provisión de servicios sexuales y por eso “coacheaban” a las Botánico. Las Ghostbuster dirigían los “ceremoniales” para terminar con “la magia negra de sus clientes y augurar su éxito económico”. Las del Botánico debían vender ese ritual, que se hacía en el Museo e incluía fiestas eróticas.
De acuerdo a la investigación, hay siete mujeres identificadas que fueron explotadas sexualmente para que la Escuela obtenga rédito económico. Los servicios sexuales eran, de acuerdo a la documentación encontrada, la principal fuente de financiamiento de la secta. La facturación del Geishado representó 482 mil dólares en junio de este año, mientras que el resto de las actividades generó, en el mismo mes y juntas, 73 mil dólares. “Cada alumna del Botánico, por ejemplo, realizaba un sobre mensual separado de entre USD 1.000 y 10.000”, indica el dictamen.
“En la cama ustedes son imbatibles”
“Ojalá que cada vez que ofrezcas el negocio termines chupando una pija o una concha, porque quiere decir que el negocio empieza a funcionar, que el negocio está tomando fuerza y color. En la cama ustedes son imbatibles”, dice el líder Juan Percowicz en una escucha. Habla con Verónica Iácono, alias Loia, Ghostbuster, miembro de la Escuela al menos desde el año 1996, con pedido de captura internacional.
En la transcripción de otro audio, Susana Medelievich, alias Mendy, se queja al líder por su encuentro con Plácido Domingo: “Me engañaron como (a) las carmelitas francesas, una vez más, porque Verito me dijo ‘la parte erótica es una pavada’. Y no, no es una pavada. Bueh, una hora duró, y tipo movimientos que yo no había hecho nunca. Después de la operación, me estuve cuidando, no es que yo le dije que ‘me operaron’. Entonces eso me puso más feliz todavía. Porque estoy mejor de lo que creía”. La charla fue en abril y hacía pocos meses Mendelievich se había operado de la columna. Estaba en plena rehabilitación.
Mendy, miembro histórica de la organización, se había reunido con el tenor la noche anterior a esa comunicación. La había acompañado el oboísta Mariano Krawickz -detenido e imputado-, quien aprovechó la velada para hablar de negocios con Plácido. En otro audio, el oboísta le cuenta al líder que podría lograr una ganancia de 7 mil dólares para la Escuela dado que el madrileño le había pedido que le produzca tres funciones.
Dice el expediente: “Cuando los miembros con altos rangos podían realizar algún contacto directo para cerrar un negocio y aportar un monto de dinero considerable, participaban de modo activo y así revindicaban su cargo y su poder ante los alumnos de menor nivel y era ejemplificador para estos últimos”.
Las novedades de la causa
El jueves dictaron el procesamiento a los 19 detenidos. El más complicado es el líder, Juan Percowicz, 84 años. Bajo arresto domiciliario, lo imputan por ser por ser el jefe de una asociación ilícita destinada a cometer los delitos de trata de personas con fines de explotación sexual y lavado de activos. Las que siguen son mujeres. Sobre Marcela Sorkin, alias “La Leona”; Susana Mendelievich, “Mendy”; Marcela Arguello, alias “Oscar”, caen los mismo cargos de trata de personas y lavado de dinero. Susana Barneix, a cargo del estudio jurídico y contable, fue imputada por lavado de activos. Su dedicación a la escuela fue total, al punto de lograr el nivel 7 informal, la última escala antes de la “reencarnación eterna”.
VDM/MS