A Diego Maradona ya lo habían operado por el hematoma subdural y llevaba una semana internado en la Clínica de Olivos, en observación. Evolucionaba bien pero no podían convencerlo de que se quedara unos días más para recuperarse: él se quería ir. Basta de esa habitación, esos enfermeros que entraban a cada rato, las vías, los estudios. “¿Y cómo seguimos?”, se preguntaban los médicos tratantes del Diez, es decir, el neurocirujano Leopoldo Luque, la psiquiatra Agustina Cosachov y Carlos Díaz, el psicólogo especializado en adicciones. Para el 10 de noviembre de 2020 organizaron una reunión en el sanatorio. Ese encuentro fue grabado. Rodolfo Benvenuti, el médico que declaró hoy, lo entregó a la Fiscalía unos meses después de la muerte de Maradona. Podría ser una prueba fundamental en el juicio para determinar quién propuso y qué prometieron como internación domiciliaria. Y además, quién puso en discusión y quién aceptó el tratamiento. Pero el origen de esa grabación y el recorrido hasta formar parte de la causa la volvieron débil.
Benvenuti fue el primer testigo de la décima tercera audiencia del juicio, a cargo del TOC3 de San Isidro. Tuvo que esperar para entrar a la sala. La audiencia arrancó a las 11.30, dos horas después del horario dispuesto. El atraso ya es un clásico en el juicio en el que se debaten las circunstancias que rodearon la muerte de Maradona. Benvenuti es médico cirujano, formador de cirujanos, un currículum extenso. Pero es, sobre todo, amigo personal de Víctor Stinfale, que fue —a su vez— amigo personal de Maradona. Este es el médico al que Stinfale llamó el 3 de noviembre —día de la operación por el hematoma— para pedirle los antecedentes del Luque, porque él no lo conocía. El testigo tampoco tenía referencias pero hizo unos llamados para avisarle a Stinfale que en el ámbito médico no lo conocían. Hasta ahí, dio detalles y amplió información sobre el día de la operación. Hasta que le preguntaron por la reunión que se organizó los días posteriores a la intervención y el registro de audio entregó en la Fiscalía de ese encuentro: “No me di cuenta de que estaban grabando. Stinfale me dio un pendrive con la grabación”. A su turno, Diego Olmedo, abogado defensor del psicólogo Díaz, lo pinchó:
Olmedo: ¿Por qué via le hizo llegar Stinfale el pendrive que aportó?
Benvenuti: No recuerdo.
Olmedo: ¿Y por qué Stinfale le dio ese pendrive?
Benvenuti: Creo que fue “acá lo tenes”
Olmedo: ¿Y usted no le preguntó por qué se lo estaba dando?
Benvenuti: Me dijo “aca tenés el pendrive con la grabación de Rial”. (N. de la R.: fragmentos de esa grabación habían sido emitidos en un programa conducido por Jorge Rial)
Olmedo: ¿Y cuando la entregó a la fiscalía no sabía el contenido?
Benvenuti: No, confié en lo que me entregó.
Puesto así, el médico hizo un pasamanos: entregó él a la Fiscalía un material que le había dado Stinfale pero que no había escuchado. Benvenuti acompañó a Stinfale en aquel encuentro en la Clínica de Olivos donde pensaban, entre la familia, los médicos de cabecera y parte del entorno de Maradona, cuál sería la mejor opción para rehabilitarlo del consumo de alcohol. Según su declaración, él y Stinfale se retiraron “a la hora, hora y media” de iniciada la reunión, que continuó cuando ellos se fueron. Pero la grabación -que será exhibida el próximo martes- dura una hora y cinco minutos. Si él no sabía que la estaban grabando -y por ende, no la grabó-, ¿quién lo hizo? Las versiones indican que fue Maximiliano Pomargo, asistente personal de Diego, pareja de Vanesa Morla, hermana de Matías Morla, abogado que responde a Víctor Stinfale, y además apoderado del exfutbolista.
elDiarioAR tuvo acceso a la transcripción de la grabación de ese encuentro. De acuerdo a lo transcripto en el expediente, en esa sala estaban Jana, Dalma y Gianinna Maradona; Verónica Ojeda; Leopoldo Luque y Agustina Cosachov; Víctor Stinfale, Rodolfo Benvenuti -el que aportó el pendrive-, Maximiliano Pomargo; Carlos Díaz; y el kinesiólogo Nicolás Taffarel. Las hermanas de Diego declararon que estuvieron presentes pero según la transcripción, no hablaron. El tema principal fue cómo controlar la abstinencia por el consumo problemático de alcohol, cuál eran las alternativas para tratarlo (internación voluntaria en un neuropsiquiátrico, compulsiva o domiciliaria) y las dificultades para lidiar con el carácter de Diego al tiempo de preservarlo de la prensa.
De acuerdo al registro, las hijas de Maradona aprueban la internación domiciliaria, advierten que de todas maneras no creen que vaya a ser fácil sostenerla y ponen como condición estar al tanto del minuto a minuto de la salud de su padre. Verónica Ojeda, aunque proponía que lo mejor era alojarlo en un centro de rehabilitación, las apoyaba: ella llevaría a Dieguito Fernando para hacerle compañía. Invitado por Stinfale, Benvenuti opina que “(en la internación domiciliaria) va a necesitar un equipo multidisciplinario (...), especialistas que sepan del manejo de adicciones porque si no saben eso va a ser medio una pérdida de tiempo”. Y agrega que es indispensable un “médico de confianza que sea en rigor un administrador de todo lo que opinen el resto de los profesionales, que diga 'sí', 'no', 'esto no me gusta, busco a otro'”. Ante el Tribunal afirmó que Luque cumpliría ese rol.
Luque, en la transcripción, apunta a la cuestión “de la teoría” y “de la práctica”. Dice a Stinfale: “Hay algo que es teórico, que hoy es todo muy lindo, que a veces llevarlo a la práctica es difícil. Ese es el gran problema. Si ustedes me preguntan a mí, honestamente, de que esto funcione (sic)... ¿Cuál es? Es baja, honestamente, creo que es baja, pero al mismo tiempo creo que es la única”. Desde hace varias audiencias, el abogado defensor de Luque, Julio Rivas, insiste con que se pase ese audio, y que lo oiga alguno de los testigos que aún no haya declarado y que haya estado presente en esa reunión.
Algunas partes querellantes consideran que el origen de la grabación es espurio, una manera de decir que está “flojo de papeles”. Mario Baudry, abogado de Verónica Ojeda y Dieguito Fernando, hijo menor de Maradona, dijo al Tribunal que mandó a analizar ese archivo que contenía el pendrive. “La duración del audio es de una hora 46 minutos, no una hora y cinco minutos”. Un tiro a los fiscales que también insisten en que se pase ese audio que, según lo que recibieron, es de una hora y cinco minutos. “¿Está manoseado?”, le devolvió Ferrari, uno de los fiscales. Entonces: quién lo grabó, por qué hay una diferencia en la duración entre los archivos que recibieron las partes, cómo lo consigue Stinfale, por qué en un prendrive, por qué no fue él quien lo dejó en Fiscalía, por qué, digamos, mandó a su amigo Benvenuti...
La jueza Verónica Di Tommaso, hacia el final de la audiencia, cortó la discusión: “Ese audio fue receptado subrepticiamente pero parece que fueran las tablas de Moisés. No sabemos si ese audio aportado por Benvenuti, que dijo no haber escuchado, fue tal vez —tal vez— editado, manipulado, lo que fuera. Nosotros evaluamos la calidad de la prueba. Deberíamos escucharlo con algún testigo que no haya declarado todavía y que haya estado en esa reunión”. Jana, Dalma, Verónica Ojeda, Víctor Stinfale y el médico Benvenuti ya dieron testimonio. Quizás esa tarea le toque a Gianinna Maradona o a Maximiliano Pomargo. Los imputados que estuvieron en esa reunión —Luque, Cosachov y Díaz— no están obligados a declarar en el proceso.
VDM/JJD