Regreso a Chivilcoy, las series de septiembre
Uno. “Los nostos, en griego, los regresos, son una serie de epopeyas que cuentan la vuelta a sus hogares de los héroes griegos que habían ido a la guerra de Troya”, apunta Cynthia Edul en su nuevo libro La primera materia (lo acaba de editar Tenemos las Máquinas y es divino, abajo les cuento más). El potente texto de la autora y dramaturga se detiene en una serie de regresos partiendo del propio: cuando la pandemia azota al planeta y tiene en vilo a los suyos, ella debe volver al negocio de venta de productos textiles de su familia para hacerse cargo de él. Convertida en escritora y docente, habiendo transitado su propia épica vital –salir del barrio de lo conocido para ir a la universidad; despegarse por un rato de la tradición familiar de las telas para volcarse a las palabras– empieza a tirar de varios hilos. La vuelta a ese universo de texturas, urdimbres y sobre todo memoria, que Edul ya había revisitado en su obra teatral El punto de costura, se expande esta vez entre otros retornos escritos, otros nostos, otros nudos. Con habilidad y poesía, Edul va tejiendo, entre otros, fragmentos de libros como La grande, de Juan José Saer, o Regreso a Reims, de Didier Eribon, que a la escritora le sirven para recorrer su propia historia, para transitar los cruces entre la escritura y la historia de los textiles, para descubrir que no se había ido tan lejos como suponía. Retomar la trama familiar, entonces, es repensar una cartografía, es cantar “cuando me fui no me alejé”. Leer y escribir son, antes que nada y después de todo, formas de tejer.
Dos. “Chivilcoy es un nombre de origen mapuche. Chivilco significa todas las aguas o área de reunión de aguas. Se destaca que la letra ‘y’ podría haber sido agregada posteriormente, tal vez incluso por algún historiador. El partido de Chivilcoy se creó el 28 de diciembre de 1845, por decreto del gobernador de Buenos Aires Juan Manuel de Rosas”, leo en un blog un poco trash pero lleno de datos curiosos. Chivilcoy es el nudo, es la ciudad de mi familia paterna. Todos los años volvíamos a Chivilcoy para las fiestas y para pasar parte del verano. Chivilcoy es calor, es tierra en los dedos, es carnaval, es ver la novela de la tarde, es el perfume del jazmín de la casa de mis abuelos. Y, sobre todo, es recuerdo. Cuando empezaban las clases y la maestra nos pedía que escribiéramos una composición sobre lo que habíamos hecho en las vacaciones, siempre volvía a Chivilcoy.
Tres. El escritor Hernán Ronsino nació en Chivilcoy y algunas historias de su flamante libro de cuentos Caballo de verano (lo editó recientemente Eterna Cadencia y es bellísimo; abajo les cuento más) transcurren en esa ciudad o en sus alrededores. Hace rato que vengo dándole vueltas al asunto, tengo muchas ganas de escribir sobre esos cuentos y no me sale nada. Empiezo poniéndome reverencial, empiezo por el lado que me queda más cómodo, que es el de los datos. Entonces anoto algo sobre un discurso bastante conocido que dio Sarmiento en la ciudad en 1868, apenas elegido presidente; anoto que dijo que quería que hubiera “cien Chivilcoy”, que veía en esas tierras el futuro de la nación. También busco información sobre la visita de Juana Manso a Chivilcoy para la inauguración de una biblioteca. Después tacho. Me vengo más acá en el tiempo y recuerdo la primera nota periodística que escribí en mi vida, para un diario pequeño de otra ciudad bonaerense: era sobre los días de un jovencísimo Julio Cortázar que pasó una temporada en Chivilcoy dando clases en un secundario. Retomo la Chivilcoy de Ronsino, me doy cuenta de que sigo dando vueltas y de que sus historias también proponen un merodeo por la ciudad y sus adyacencias. Hay personajes un poco prófugos o con la fuga en el cuerpo, con ganas de huir. Hay algunos que dan vueltas, que se fueron y vuelven.
Cuatro. Es de noche, estoy en Buenos Aires en el cumpleaños de mi querida amiga Florencia. Al elenco más o menos estable de este tipo de encuentros se suman algunos personajes nuevos. Uno es N, el novio de M, a quien algunos no conocíamos. La charla general pasa de las noticias y algún escándalo de la semana a asuntos más personales. N, de pronto, dice que al día siguiente tiene que viajar a Chivilcoy. El tiempo de alguna manera se frena o se enrarece, comento que de ahí es mi familia paterna y a partir de entonces se abre un mundo: N me dice que por supuesto conoció a mi abuelo, habla de él con cariño y admiración. Después recuerda la comida que preparaba mi abuela, el barrio, la casa en esa esquina llena de sombras. El nudo, el lugar donde confluyen las aguas y más regresos: si no vas a Chivilcoy, Chivilcoy inevitablemente viene a vos.
Cinco. “Miramos el mundo una vez, en la infancia/El resto es memoria”, escribió la poeta Louise Glück en su célebre y archicitado poema sobre un regreso que lleva como título Nostos (lo leen completo por acá).
Seis. Otro tiempo en suspenso, enrarecido: estoy de vacaciones, estoy arriba de un avión. La pantalla del asiento de adelante va señalando en un mapa un poco pixelado el recorrido del vuelo, las horas que faltan para llegar, las horas transcurridas. Sobre un manchón verde hay puntos que marcan ciudades al azar. Aparecen Junín, Asunción, San Pablo y, de pronto, leo Chivilcoy. “Cuando me fui no me alejé”, canto para adentro. Después pienso que algún día podría escribir sobre esto. Algo así como una composición, una epopeya mínima.
Hablamos de volver y volvió Mil lianas. Por acá, como siempre.
1. Caballo de verano, de Hernán Ronsino. Hablamos hace un tiempo en este espacio sobre Hernán Ronsino. Fue cuando salió su novela Una música, que celebramos especialmente (de hecho, tiempo después fue elegida como el libro del año y distinguida por el Premio de la Crítica organizado por la Feria del Libro de Buenos Aires).
El escritor acaba de lanzar ahora Caballo de verano, un notable libro de cuentos que está separado en dos tramos. Por un lado, como decíamos arriba, están las historias chivilcoyanas, las que cabalgan al costado de esas tierras medias bonaerenses, con sus tormentas infernales, con su aridez, con sus instituciones, con sus secretos, con sus rulos familiares, con una temperatura que el autor capta con un tono sensible y austero. Por el otro, hay cuentos si se quiere más urbanos, que rondan lo sórdido y lo misterioso con una narración magnética. En las dos zonas y una vez más –como ocurría en Una música y sus “tramas menores”– la mirada de Ronsino se posa con precisión sobre lo que pareciera estar al costado de una ruta. Ese elemento que aparenta ser ínfimo, como el punto donde comienza una tormenta, pero que por su potencia es capaz de desatar tempestades. Con esta publicación, Ronsino vuelve a distinguirse como uno de los autores más interesantes del panorama contemporáneo.
El libro Caballo de verano, de Hernán Ronsino, salió por Eterna Cadencia Editora.
2. Las series de septiembre. El mes nuevo trae, como siempre, lanzamientos de series y películas que aterrizan en las principales plataformas de streaming. Hay temporadas nuevas de viejos conocidos y estrenos que pintan muy bien. Por mi parte, ya estoy stockeada con una buena cantidad de pañuelos para lagrimear con la serie documental sobre la vida y la carrera de Ángel Di María, que estrenará Netflix el 12 de septiembre. También le pongo varias fichas a la nueva temporada de Porno y helado, en Amazon Prime, y al documental sobre el creador de Los Soprano, David Chase que sumará Max a su menú. Pueden leer más sobre todo lo que se viene en septiembre en este enlace.
La guía con las series y películas que llegan al streaming en septiembre se puede leer en este enlace.
3. La primera materia, de Cynthia Edul. “Pienso en el hilo que enlaza la migración de mis abuelos, la hambruna, la calle, los días al sol en los que eran señalados por su piel, su lengua, sus costumbres. Pienso en las huellas que esa mirada dejó en su mirada del mundo, que echaba raíces acá, pero que siempre iba a querer volver. Pienso en el hilo que parte de ellos y llega hasta mí”, se lee en un fragmento del libro. Como les contaba arriba, La primera materia, de la escritora argentina Cynthia Edul, es un libro de nudos, de cruces, de regresos, de lecturas. A lo largo de sus páginas, la autora logra unir la trama de una práctica milenaria y vital como la de la industria textil en sus múltiples vertientes con los recorridos de su propia trayectoria familiar.
Armado con capítulos breves como retazos, híbrido, poético por momentos, repleto de referencias bibliográficas por otros, íntimo y conmovedor, La primera materia toma dos universos que la autora viene explorando en su obra previa. Por un lado, el del negocio familiar del barrio porteño de San Cristóbal fundado por el abuelo de la autora, donde hasta la actualidad funciona el local bajo el nombre de “Jacinto K. Edul e Hijos”. Un espacio en el que indagó en su obra teatral El punto de costura. Por otro, hay una suerte de continuidad de lo que podría pensarse como una nueva entrega de la novela familiar, que había tenido un paso previo en La tierra empezaba a arder (Lumen, 2019), donde la autora narraba otro regreso: el que hizo junto a su madre a la tierra de sus antepasados. Familia, memoria, lenguaje y literatura insisten una vez más ahora, en un texto que a fuerza de una búsqueda luminosa e incansable logra enhebrar, tironear, tocar más de una fibra.
Cynthia Edul nació en Buenos Aires, en 1979. Es novelista, dramaturga, directora de teatro y gestora cultural. Es licenciada en Letras por la Universidad de Buenos Aires y en Dramaturgia por la Escuela Municipal de Arte Dramático. Es autora de las novelas La sucesión (2012) y La tierra empezaba a arder. Último regreso a Siria (2019) y de las obras de teatro Miami, Familia Bonsái, A dónde van los corazones rotos y El punto de costura. Es fundadora del club de artes escénicas Paraíso.
La primera materia, de Cynthia Edul, salió por Tenemos las Máquinas. La autora presentará el libro el sábado 7 de septiembre junto a Lorena Vega y Romina Paula. Más información, en este enlace.
4. El destino de una caja, de Víctor Malumián. “Hay una cuestión simple y desapercibida pero fundamental, porque sin ella se derrumba todo, cae la posibilidad de que el texto sea leído, se cae cada idea, cada autor, cada librero: si el libro no está disponible, si a causa de una distribución deficiente el libro no está al alcance de los lectores una vez que ha sido publicados, no se puede comprar y, por lo tanto, no se puede leer”, subraya Víctor Malumián en su flamante ensayo El destino de una caja (Gris Tormenta, 2024). Editor junto a su socio Hernán López Winne en el sello Godot, co-creador de la Feria de Editores de Buenos Aires, una de las cabezas de la distribuidora Carbono y recientemente incorporado al mundo de los libreros con una librería que abrió en el barrio porteño de Saavedra, en su publicación Malumián habla de cajas, de planillas de cálculo, de circuitos de pagos. Como si quisiera, de alguna manera, mostrar un lado B de una actividad que muchos idealizan, como si intentara desmitificar un rubro que, además de ser fascinante, suele tener momentos de poco glamour y algunas dificultades.
“Yo a veces veo muy mitificado el ecosistema del libro. Les pasa, por ejemplo, a mis amigos y amigas libreros. Dicen ‘voy a abrir una librería’ y la gente piensa que se pasan el día leyendo o recomendando libros. La mayoría pasa más tiempo controlando stock, abriendo y cerrando cajas o resolviendo quilombos, que sentados con un brandy en un sillón aterciopelado con un libro en la mano”, me dijo Víctor hace unos días un poco entre risas. Tuve la oportunidad de encontrarme con él para entrevistarlo por su libro y para hablar de un panorama general de las editoriales independientes en Argentina. Pueden leer la nota completa en este enlace.
El destino de una caja, de Víctor Malumián, salió por Gris Tormenta. En este enlace, una entrevista con el autor.
Apostilla. Esta semana llega a varios cines del país La práctica, la nueva y por mi parte esperadísima película de Martín Rejtman. Como señalamos más de una vez por acá, es importante para los estrenos locales que haya mucho público el primer fin de semana de exhibición así que les comento que por estos días habrá funciones en salas de Pilar, Haedo, Mar del Plata, Mendoza, Tandil, Misiones y Cipoletti, además de las programadas en el auditorio del Malba, en Buenos Aires. Algunos datos más: la película está protagonizada por Esteban Bigliardi, Camila Hirane, Manuela Oyarzún, Amparo Noguera y Mirta Busnelli. Como estuve de vacaciones y no llegué a verla en funciones privadas (¡pero el fin de semana lo haré sin falta!), les comparto la reseña que escribió el crítico Diego Lerer en su siempre nutritivo sitio Micropsia.
Banda sonora. Confieso que en mis días de descanso no exploré demasiadas cosas nuevas para este espacio. Sin embargo, se hizo casi inevitable elegir algunas canciones de Wild God, lo nuevo de Nick Cave & The Bad Seeds para nuestra lista infinita y compartida de canciones que siempre encuentran por acá (de paso, dejo el enlace a la entrevista que le hizo Mariana Enriquez a Cave en Página/12 hace poquito, hay mucho de la cocina del disco y de su trabajo en general).
Bonus track. Para quienes estén por Buenos Aires este fin de semana hay un planazo: llega una nueva edición de la FLU, es decir, la Fiesta del Libro Usado. Una feria con libros de segunda mano a precios accesibles, un lugar de cruces, una oportunidad para escuchar a escritoras y escritores como Jorge Consiglio, Juan Mattio, Selva Almada y muchos más en distintas actividades gratuitas. “La propuesta es promover la lectura y el encuentro entre lectores, autores y libreros, y más que nunca, celebrar la lectura, ese acto mágico que tanto amamos y que tan bien nos hace”, dice el librero Patricio Rago, uno de los organizadores de la FLU, y el hombre detrás de la librería Aristipo, una de las más lindas de mi barrio, Villa Crespo. Pueden leer un poco más sobre esta fiesta por acá. Nos vemos ahí.
Bonus track II. Comenzó una nueva edición de la Feria del Libro de Rosario. Una vez más, el lugar elegido es el Centro Cultural Fontanarrosa y la programación incluye actividades bien diversas y prometedoras, con invitados como Martín Kohan, Alicia Genovese, Beatriz Vignoli, Gabriela Cabezón Cámara, Daniel Melero y muchísimos más (pueden leer algunos detalles en este enlace). Por mi parte me voy a ir a dar una vuelta por la Feria la semana que viene, así que seguro escribo el próximo Mil lianas desde allá.
¡Hasta la próxima!
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