Ante un Congreso semivacío, Milei buscó una épica para justificar el ajuste y chocó adrede con el kichnerismo
Mitad del recinto vacío. Hinchada propia en los palcos. Un discurso grandilocuente con cita a Cicerón. Chicanas directas a Unión por la Patria. Javier Milei hizo su show este domingo en Diputados para presentar el Presupuesto 2025. Habló casi una hora para defender el ajuste de su gobierno y anticipó que la motosierra seguirá en su segundo año de mandato: “Va a cambiar para siempre la historia de nuestro país. Va a ponerle un cepo al Estado”, prometió sin medias tintas.
Desde el mismo atril instalado entre las bancas y el estrado principal donde abrió las sesiones ordinarias del Congreso el 1 de marzo pasado, Milei soltó su habitual narrativa contra “la casta” y desglosó apenas los conceptos generales del proyecto de gastos públicos en 2025. Se abrazó a la consigna del “déficit cero” y anunció una metodología presupuestaria que consideró “inédita” para garantizar el equilibrio fiscal: no habrá emisión de dinero y toma de deuda, el Estado va a “absorber” el costo de “eventuales recesiones” y prometió baja de impuestos si hay “exceso de recaudación”.
No dio ningún anuncio de medidas. Ni mencionó a los adultos mayores, la educación, el campo o las PyMEs. Sí ratificó que vetará cualquier ley que logre sancionar la oposición sin fuentes de financiamiento, como ya hizo con el aumento a las jubilaciones y hará con las partidas para las universidades.
Milei entró al recinto de la Cámara baja con traje, zapatillas y ataviado con la banda y el bastón presidencial. Instantes antes Martín Menem, dueño de casa, había hecho gestos a los libertarios para que comiencen a aplaudirlo. El Presidente ingresó por el costado izquierdo, donde se sienta la bancada oficialista: los primeros de sus legisladores con los que saludó fueron Guillermo Montenegro y Beltrán Benedit, quienes organizaron la visita a los genocidas en el penal de Ezeiza. Estrechó las manos y les sonrió.
Ya parado en el atril, que tenía un escalón especial para elevarlo unos centímetros, le custodiaron las espaldas Menem y Victoria Villarruel, el ministro Luis Caputo, y José Luis Espert y Ezequiel Atauche, titulares de las comisiones de Presupuesto en Diputados y Senado, respectivamente, quienes estarán encargados de llevar adelante el tratamiento legislativo del proyecto.
La llamada Ley de Leyes ingresó formalmente al Congreso al borde de las 22 de este domingo y espadas parlamentarias del Gobierno anticiparon que comenzará a discutirse ya esta semana. La intención oficial es que sea sancionado antes de fin de año. Los voceros dudaron a la hora de confirmar la presencia de Caputo para defenderlo en las comisiones, una instancia que requeriría un cruce de alto voltaje con la oposición.
Milei buscó quitarle presión a su ministro al justificar que él mismo lo presentó por “ser el primer presidente economista”. El ánimo refundacional fue una constante en su discurso: “Vengo a proponer el presupuesto más radicalmente distinto de este siglo”, adjetivó.
El Presidente le habló a muchas bancas vacías. Apenas hubo unos 130 legisladores sentados, del total de 257 diputados y 72 senadores que tiene el Congreso. Apenas se vio a una decena de senadores oficialistas o aliados, como Luis Juez, jefe de la bancada del PRO, quien el jueves pasado votó la ley de financiamiento universitario que Milei dijo que vetará. El kirchnerismo y el radicalismo de la Cámara alta se ausentaron. Fue más nutrida la presencia de diputados, incluso de Unión por la Patria, la UCR y los espacios de Miguel Pichetto y Elisa Carrió. Pero hasta en el macrismo hubo faltazos: diez de sus 38 diputados no fueron. “Se les complicó viajar un domingo desde las provincias”, justificaron en la bancada amarilla.
En los palcos a los costados de Milei se acomodó su gabinete y funcionarios de Economía, con ausencias llamativas: la ministra Sandra Pettovello y la canciller Diana Mondino. Tampoco se lo vio a Santiago Caputo, el asesor presidencial estrella. En Casa Rosada explicaron que buscó adrede esquivar el centro de atención que tuvo en la Asamblea Legislativa de marzo. El Presidente sí tuvo como invitados especiales a sus padres y a su pareja Yuyito González. En las gradas ubicó a hinchada propia y corrió a la prensa de los palcos históricamente exclusivos para los acreditados para que los medios no capturen imágenes del mandatario de espaldas. Allí permitieron que estén funcionarios como Daniel Scioli, secretario de Turismo, y Waldo Wolff, ministro de Seguridad porteño.
No hubo gobernadores invitados, pero Milei les avisó que ahora las provincias deberán hacer también un esfuerzo fiscal tras el recorte de las transferencias desde la Nación y les exigió recortar 60.000 millones de dólares. “A los gobernadores les digo: cumplir el compromiso de bajar el gasto público consolidado a 25 puntos del PBI requiere que las provincias en su conjunto, hagan un ajuste adicional”.
El primer aplauso que bajó para Milei fue cuando dijo que “la inflación es siempre y en todo lugar un fenómeno monetario, le gusta a quien le guste”. También fue ovacionado cuando ratificó su motosierra: “Gestionar no es administrar el Estado, es achicar el Estado para engrandecer a la sociedad”.
Pero el momento de mayor voltaje fue cuando se cruzó varias veces con la bancada kirchnerista, que pese a ser escueta logró interrumpir en varias oportunidades con el jefe de Estado. “Hablá sin leer”, le gritó Germán Martínez, titular de UP. “Vos seguí sumando con dificultad, Martínez”, le contestó Milei. “¡No vuelven más los kukas!”, gritaron desde la banca libertaria.
“Esta frase tiene más de 2000 años, ustedes no aprendieron nada”, le dedicó el mandatario al fin del discurso al peronismo, cuando recitó una frase de Cicerón del año 55 a.C.: “El presupuesto debe equilibrarse, el Tesoro debe ser reaprovisionado, la deuda pública debe ser disminuida, la arrogancia de los funcionarios públicos debe ser moderada y controlada, y la ayuda a otros países debe eliminarse para que Roma no vaya a la bancarrota. La gente debe aprender nuevamente a trabajar, en lugar de vivir a costa del Estado”.
Con épica romana buscó cerrar un discurso en cadena nacional que tuvo poco rating en el prime time televisivo nocturno y que dentro del recinto de Diputados tuvo un eco que no trascendió a los suyos. “Pobre Toto, todavía no están los números”, expresó un diputado libertario apenas salió del recinto sobre los detalles del Presupuesto que no brindó Milei en su discurso. Otro de los legisladores de La Libertad Avanza hizo gestos como buscando el proyecto entre sus bolsillos. Otros oficialistas, como la vice Villarruel, se mostraron más despreocupados ante los canapés y pedazos de pizza que los mozos llevaron al despacho de Menem tras la salida de Milei.
MC/MG
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