Qué es la parálisis del sueño y cómo podemos evitarla

La pesadilla es un cuadro de 1781 del artista suizo Johann Heinrich Füssli que representa a una mujer dormida profundamente, con un íncubo demoníaco sentado sobre su pecho, y que muchas veces se emplea como ejemplo de un fenómeno relativamente común, pero inquietante: la parálisis del sueño.
Para quien la padece, la parálisis del sueño consiste en despertarse por la mañana y encontrar que no es capaz de moverse o hablar. Esto ocurre habitualmente en la llamada fase hipnopómpica, justo antes de despertar. En este estado, la persona es consciente de su entorno, pero experimenta una atonía muscular completa, y es incapaz de mover cualquier parte de su cuerpo, algo que en ocasiones puede resultar angustioso.
La parálisis del sueño se produce por una falta de sincronización entre los mecanismos de la vigilia y el sueño, en especial la fase de sueño REM (movimiento ocular rápido) en la que habitualmente se producen los sueños. En la fase REM, el tronco encefálico el cerebro 'apaga' las señales nerviosas a los músculos, y nos deja temporalmente paralizados.
Esta precaución de nuestro cerebro es algo necesario, ya que de otro modo podríamos empezar a movernos mientras estamos dormidos, siguiendo el guión de nuestros sueños. Por lo general, cuando despertamos en medio de una fase REM, recuperamos al mismo tiempo el control consciente de nuestros músculos, pero en ocasiones, el interruptor tarda unos segundos o unos pocos minutos en encenderse. Así se produce la parálisis del sueño: estamos despiertos, pero no nos podemos mover.
“La parálisis del sueño no suele provocar un impacto físico ni alterar la calidad de sueño en general, al ser episodios muy cortos, de segundos a minutos”, explica el neurólogo especialista en medicina del sueño Óscar Larrosa. “Pero sí que pueden tener un impacto psíquico, especialmente en las primeras veces que se tienen”, advierte.
La parálisis del sueño no suele provocar un impacto físico ni alterar la calidad de sueño en general, al ser episodios muy cortos, de segundos a minutos
La sensación de que hay alguien en el dormitorio
En los episodios de parálisis del sueño se mantiene el estado de hipervigilancia habitual durante el sueño REM, y se cree que esto puede causar miedo, paranoia y alucinaciones, que en ocasiones son vívidas y aterradoras. “Entre un 25 y un 75% de los casos se combinan con alucinaciones del sueño y, además de paralizado, uno ve u oye cosas que no son reales, o nota que le tocan, lo que aumenta la sensación angustiosa”, aclara el doctor Larrosa.
Como explica la Sleep Foundation, estas alucinaciones son por lo general de tres tipos:
- Alucinaciones de intruso: la percepción de una presencia peligrosa o amenazante en la habitación. A menudo se cree que esta presencia es no humana.
- Alucinaciones de íncubo: una sensación de presión en el pecho, a menudo acompañada de dificultad para respirar, sofocación, ansiedad y la percepción de actos agresivos o sexuales, y que tiene que ver con la disminución de la actividad de los músculos respiratorios durante el sueño REM.
- Alucinaciones vestibulares-motoras: sensaciones ilusorias de movimiento, como flotar, volar o tener una experiencia extracorpórea.
Aunque la mayoría de los episodios de parálisis del sueño se asocian con miedo y angustia, hay una minoría de personas (alrededor del 23%) que puede experimentar episodios placenteros, a menudo acompañados de sensaciones de flotar o volar, e incluso sentimientos de alegría o excitación erótica. Sin embargo, incluso estos episodios placenteros también pueden contener una mezcla de emociones, incluido el miedo.
Cuando la parálisis del sueño se convierte en un problema
La frecuencia y la intensidad de los síntomas de la parálisis del sueño pueden variar entre individuos. Para la mayoría de personas, se trata de una experiencia aislada o poco frecuente que no requiere tratamiento. “Las parálisis del sueño aisladas tienen cierto componente genético, y se dan en un 7,5% de la población general en algún momento, pero en alrededor del 28% en estudiantes, por mala higiene de sueño con horarios de sueño irregulares”, explica el doctor Larrosa. Estos casos aislados también se dan en personas con horarios de sueño irregulares o que sufren jet lag.
En otros casos, la parálisis del sueño es recurrente y requiere tratamiento. Los estudios indican que la parálisis del sueño está asociada especialmente al estrés postraumático y a las personas que sufren ataques de pánico o ansiedad. “Son especialmente frecuentes en algunos trastornos del sueño, especialmente en la narcolepsia”, aclara el doctor Larrosa.
La relación entre la parálisis del sueño y la narcolepsia es conocida, ya que el fenómeno se da con mayor frecuencia en las personas que la sufren. La narcolepsia es un trastorno neurológico que afecta la capacidad del cerebro para regular los ciclos de sueño-vigilia. Se manifiesta como una necesidad abrumadora de dormir de manera repentina durante el día, incluso en momentos inapropiados. Los estudios han encontrado una prevalencia de parálisis del sueño del 59% en pacientes con narcolepsia, en comparación con el 15% en quienes no padecen este trastorno.
Esta conexión no es de extrañar, ya que tanto la parálisis del sueño como la narcolepsia comparten un mecanismo subyacente, que es la disociación entre el estado de sueño REM y la conciencia durante la vigilia. Un estudio de caso describe a un paciente con narcolepsia y parálisis del sueño que experimentaba incertidumbre sobre si sus vivencias durante la parálisis eran reales o soñadas, lo que sugiere que durante la parálisis se produce un estado mental intermedio entre la vigilia y el sueño.
Cómo evitar la parálisis del sueño
Cuando la parálisis del sueño está relacionada con la narcolepsia o algún otro trastorno neurológico, es necesario tratar este trastorno subyacente. El tratamiento puede incluir el uso de antidepresivos tricíclicos o inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS). Se cree que estos medicamentos reducen los episodios de parálisis del sueño al suprimir el sueño REM, aunque esto también tiene sus efectos negativos.
Los casos de la parálisis del sueño aislada son menos preocupantes. “Se pueden prevenir y minimizar”, asegura el doctor Larrosa. “Dado que su causa más frecuente en la población general es la mala higiene del sueño, se trata de mejorarla, especialmente en los afectados jóvenes con horarios irregulares”, añade.
Es importante no luchar contra ellas a nivel mental, intentar movilizarse no suele servir y puede alargarlas en el tiempo
Cuando la parálisis del sueño va acompañada de alucinaciones y sensación de angustia, la terapia cognitivo-conductual puede ser efectiva. Este tratamiento incluye una mejora de la higiene del sueño, técnicas de relajación para usar durante los episodios y estrategias para enfrentarse a las alucinaciones aterradoras.
Tener más información de por qué se producen estos episodios puede ayudar, ya que se trata de un fenómeno que dura apenas unos segundos. “Es importante no luchar contra ellas a nivel mental, intentar movilizarse no suele servir y puede alargarlas en el tiempo”, dice el doctor Larrosa. “En caso de dormir acompañados, si el compañero de cama está despierto y se da cuenta de la situación, en general, con tocar al afectado la parálisis de sueño cede”, aclara.
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