Son cerca de las 9.30 de la mañana y Ana despide a una de las primeras clientas. “Cocine rico”, la saluda. La mujer lleva dos cebollas, un morrón y medio zapallo. “Ya nadie compra por kilo, compran en unidades”, dice la dueña de una verdulería y pollería del barrio de Constitución. Anoche, su pareja se quedó hasta la madrugada mirando noticieros para saber más sobre la nueva ministra de Economía, Silvina Batakis, y cómo impactará en el dólar . Ella dice que no tiene miedo “porque los precios aumentan todos los días”.
Todos los días compra un cajón de pollo. El viernes lo pagó $5700, el sábado $5800. Hoy, aún es temprano, no sabe cuánto costará, estima que puede llegar a los 6000. “Es raro que te pidan un pollo entero, llevan una pata y muslo y te la hacen cortar en 7 u 8 pedacitos para la cocinada del momento”, dice. Tampoco sabe qué pasará con la verdura, la compra directo a productores en un mercado de Solís y Brasil. Todavía no fue. Cuenta que ahora le permiten comprar cajones por mitad: “Ya no alcanza como antes”.
Son las 10.30 de la mañana y los canales de televisión muestran la cotización del dólar paralelo, está llegando a los 270 pesos. Gustavo atiende un almacén a pocas cuadras de la pollería de Ana. Ya recibió dos entregas, las dos con aumentos. La Serenísima subió un 6% y los huevos llegaron con 10% más. “No sé si ya estaba previsto o atribuirlo a esto que pasó, es muy reciente, en el transcurso de la semana seguramente habrá algo más claro”, dice.
Cada mes, reajusta los precios entre un 6 y 12%, según las listas de los proveedores. “En las galletitas el aumento es más. Hay cosas que están en Precios Cuidado que no me lo entregan, pido diez cajas y me mandan una y encima, dos meses después”, cuenta. “Hay mucha incertidumbre, nosotros ya no sabemos cuánto cuestan las cosas y qué es caro y qué es barato. No hay referencia de precios, se fue perdiendo”, agrega.
Todavía no son las 11 y Adrián Pose recibe un mensaje de voz en su WhatsApp. “Te voy a estar confirmando los precios, está semana modificamos la lista por la devaluación del 25%. Hasta los campos están modificando los precios y todo, yo te aviso”, le dice un proveedor de maní desde Córdoba. Adrián hace reparto mayorista de productos naturales en dietéticas y comercios de Lanús y Capital Federal. Desde la semana pasada no vende almendras, castañas de cajú ni arándanos. Son los productos que tienen mayor salida, y las almendras, por ejemplo, son importadas y no tienen precio de referencia. “Borré todos los precios de la lista y no estoy vendiendo. No me pasan precio y no tengo los números de reposición. Se calcula que va a haber un aumento superior al 30% o 35%, se supone que puede ser más”, cuenta. “Me perjudica, son productos que son la columna vertebral del negocio. Se complica, no sabés si cuando estás vendiendo estás ganando o estás perdiendo”, agrega.
Pasado el mediodía, hay corralones que aumentan los materiales de la construcción, otros que mantienen los precios y otros que suspenden el despacho de algunos productos. En el Corralón Colegiales, Andrés sostiene los precios. Algunos ya aumentaron la semana pasada: el adhesivo Klaukol aumentó 10% y la arena, 5%. Por ahora, la venta es normal, excepto en los productos atados al dólar como el hierro y tergopol. Esos están suspendidos, no tienen precio, el distribuidor no les pasa la lista. “No es diferente a otras corridas del dólar”, dice. “Seguro que van a caer aumentos esta semana aunque los productos no estén ligados al dólar, pasa siempre”, agrega.
En un corralón de Belgrano, algunos de los proveedores ya avisaron por mail o WhatsApp que se viene un nuevo aumento. Allí, al mediodía los precios de sanitarios y caños de agua ya están remarcados en un 15%. Por ahora, dejaron de vender hierro y metal. “Están en stand by, no hay precio”, cuenta el dueño del negocio.
En Ciudadela, Pablo Gaytán continúa con la venta minorista y suspendió el acopio para grandes para constructoras o empresas de obra pública. Tampoco se venden máquinas importadas de la marca Stanley porque no hay precio de reposición. “No nos mandaron listas de precios nuevas, se habla de un 10%, 12% o 15%, pero ninguna empresa ha mandado. Seguimos despachando mercadería a los precios normales del mes pasado sin cerrar ventas de grandes volúmenes”, cuenta. “Los proveedores están cautos en no mandar nuevas listas de precios ni cotizaciones, se esperan dos o tres días hasta que se normalice un poco la cosa, pero estamos en una situación similar a la que pasó en las PASO, cuando Alberto le ganó a Macri”, agrega.
Antes de cerrar su almacén en el barrio Elli de Luján, a Cintia García le avisan que la garrafa de gas aumentará 100 pesos, de 750 a 850. Espera al repartidor, pero es la una de la tarde y todavía no llegó. Le parece raro. Antes, pasaron dos personas a tomar el pedido de productos de almacén y le advirtieron que el costo puede variar entre 15 y 20 pesos al momento de la entrega. Tres veces a la semana va a distintos mayoristas para buscar precios, en algunos venden el aceite limitado y, en otros, con la obligación de comprar otros insumos. “Los precios varían cada vez que voy. Se intenta no remarcar y tratar de mantener, pero ya casi es imposible”, dice antes de cerrar. A la tarde, volverá a abrir el negocio y esperará la entrega de los productos que pidió más temprano. En ese momento, sabrá cuál es el costo.
CDB/MG