Movilidad náutica liviana: aproximadamente 150.000 embarcaciones navegan por los ríos argentinos
Cuando hablamos de movilidad motorizada individual, estamos acostumbrados a pensar vehículos que tengan ruedas: autos, camionetas, motos, incluso hasta monopatines. Pero lo cierto es que mucha gente también recurre al agua para sus traslados habituales -ya sean por necesidad o recreativos- recurre al agua, especialmente a las vías fluviales. Efectivamente, hay una nutrida población de embarcaciones pequeñas, que serían el equivalente a los autos, las motos y los vehículos utilitarios, en términos terrestres. En Argentina, que es un país muy extenso y con muchas vías navegables, se estima que hay un poco más de 150.000 unidades de los que se considera náutica liviana y semi liviana, que incluye embarcaciones de hasta 7 metros de largo, o “eslora”, como se le dice en la jerga a esa dimensión. Es un parque náutico comparativamente pequeño, teniendo en cuenta la extensión del país y la cantidad de vías navegables, pero de todas maneras es un número significativo, y genera un importante mercado bastante dinámico, que incluye embarcaciones y motores fuera de borda.
La actividad náutica ligera se da tanto en mar como en ríos, aunque en Argentina está mayormente concentrada en estos últimos, y particularmente en tres regiones: el Delta del Río Paraná, toda la zona del Litoral y los ríos interiores de la Provincia de Buenos Aires. También está creciendo mucho la actividad en la zona de lagos de la Patagonia, pero aun tiene una escala pequeña comparada con las regiones mencionadas.
Todas estas embarcaciones pequeñas están destinadas a tres tipos de actividades: las recreativas; las de transporte de personas y mercadería; y las deportivas. En Argentina las embarcaciones recreativas son las más numerosas, sobre todo las destinadas a la pesca, una actividad muy popular en nuestro país, sobre todo en la zona del litoral. Aquí se pueden encontrar desde “gomones” hasta pequeños cruceros de menos de 10 metros de eslora. Las embarcaciones de transporte son más abundantes en la zona del Delta, e incluyen desde botes de uso individual hasta pequeñas lanchas tipo “colectivo” o lanchas “almacén”. Por último, las embarcaciones deportivas son mayormente a vela, aunque algunas también incluyen pequeños motores fuera de borda.
Por el lado de la industria, hay un interesante desarrollo local, especialmente en la fabricación de las embarcaciones. De hecho, hay unos 140 astilleros locales –casi en su mayoría pequeñas empresas–, que abastecen aproximadamente el 90% del mercado de embarcaciones livianas en el país. Distinto es el caso de los motores, que son todos importados.
Si bien no hay un registro estadístico tan preciso como para la movilidad terrestre, las registraciones rondan las 5.000 unidades anuales, aunque ha habido picos de hasta 10.000 en años como 2012 o 2013. Pero más allá de ese pico, es un mercado con cierta estabilidad porque la demanda de embarcaciones de trabajo y pesca es bastante estable.
Los motores
Los motores son una pieza clave en este mercado, ya que no necesariamente vienen como parte de la embarcación, sino que muchas veces son a elección del cliente. En ese sentido, es un esquema distinto al de los autos y las motos, que conforman un conjunto chasis-motor que legalmente está ligado. A diferencia de los cascos, los motores son todos importados, por la complejidad y el nivel de especialización que requiere la manufactura a nivel industrial.
Los motores para embarcaciones ligeras son del tipo “fuera de borda”, es decir, que están instalados en la parte trasera por fuera del casco, y por eso son visibles. En el mercado argentino hay tres fabricantes que se reparten la gran mayoría de las ventas: Yamaha, Mercury y Honda, siendo esta última la marca que más ha crecido y que actualmente tiene la mayor participación, especialmente en motores 4 tiempos (un 34% aproximadamente). Este último dato no es menor, ya que si bien todavía hay una importante participación de motores de 2 tiempos (como los de los ciclomotores y las motos pequeñas), el estándar de la industria está migrando rápidamente hacia los motores de 4 tiempos, por razones de eficiencia y especialmente de cuidado del medio ambiente. Honda fue una de las marcas precursoras en este cambio, ya que fue el primer fabricante masivo en ofrecer exclusivamente motores de 4 tiempos fuera de borda con mayores potencias. Según Ezequiel Caracoche, Subgerente de Ventas de Productos de fuerza y Marine de Honda Motor de Argentina, “Históricamente, las embarcaciones pequeñas solían ser de 2 tiempos, y los 4 tiempos se reservaban para las más grande con el motor interno. De a poco la industria fue mutando, reconociendo que el motor fuera de borda tiene muchas ventajas por sobre el dentro de borda, ya que tiene una mayor facilidad de instalación y mantenimiento, y un menor costo inicial. Y por sobre los 2 tiempos, hay una mayor eficiencia y sobre todo son mucho más ecológicos, por su menor consumo de combustible y aceite, y menores emisiones y residuos”. El desarrollo de estos motores náuticos tiene origen en la industria automotriz: “En el caso de Honda, hay mucha similitud entre los motores náuticos más grandes y lo que podemos encontrar en un Fit, una CR-V o un Accord. De alguna manera podemos decir que son los mismos motores ‘marinizados’. Esa ingeniería compartida, por supuesto implica menores costos de desarrollo y fabricación, y la utilización de una ingeniería confiable y altamente probada”. De todas maneras, la fábrica de motores náuticos de Honda está completamente separada de las plantas de autos y motos, ya que es una unidad de negocios y productiva completamente separada. Tal es así que, además de continuar el desarrollo de los típicos 4 cilindros en línea o V6 usados en los autos, la división Marine desarrolló el primer y único motor V8 que Honda ha producido en cualquiera de sus ramas productivas. Esto habla de la enorme apuesta de la marca en este campo, y la lógica de un motor tan grande y potente (tiene 5 litros de cilindrada y ¡350 CV!) es que el mercado náutico liviano global está creciendo y reclama cada vez más potencia. Lo interesante es que este tipo de grandes motores fuera de borda suman el elemento del diseño que -a diferencia de los motores de los autos- están a la vista, y no solo contribuyen a la estética y a la performance de la embarcación, sino que se han convertido en un símbolo de status para las embarcaciones pequeñas (y no tan pequeñas) de alta gama.
Para todos los gustos y todas las necesidades
Más allá de esos propulsores de alta performance, la oferta de fuera de borda es extremadamente amplia. Arranca con pequeños motores de 2,3 caballos (como una cortadora de pasto) para embarcaciones chicas, hasta llegar a los 350 CV del V8 de Honda. De hecho la marca japonesa tiene disponibles en Argentina 17 modelos que varían en cilindrada y potencia, con este último número que les da la denominación: 5, 10, 20 40, 60, 90, 115 CV… y así hasta llegar al 350. “Estamos muy atentos a las necesidades de la industria y el mercado náutico, que son muy amplias. Hace unos años teníamos una oferta menos diversificada pero ahora estamos haciendo un trabajo muy abarcativo, que nos permitió tener un lugar significativo en el mercado, y ahora tenemos que mantenerlo”, explica Caracoche. Lo que es innegociable es el compromiso de Honda -en todas sus divisiones- para llegar a 2050 con cero emisiones de carbono. Con lo cual es probable que también veamos una transición de los motores náuticos a nuevas energías, como la eléctrica o el hidrógeno. De todas maneras, es demasiado temprano para anticipar una tecnología específica: “El compromiso de Honda para 2050 es avanzar hacia la neutralidad de carbono, lo cual incluye la propulsión eléctrica a batería para potencias pequeñas, pero no está claro para las potencias más altas, por la alta demanda de energía que se requiere y el peso de las baterías”, aclara el ejecutivo de Honda.
RT
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