El newsletter semanal de música en vivo de elDiarioAR.
El pulso es la unidad mínima para medir el tiempo en la música. Y tomar el pulso es el modo que tenemos los humanos de verificar que estamos vivos. Este espacio tiene que ver con la música y con un modo muy particular de estar vivos. Acá van a encontrar las coordenadas para llegar a los mejores conciertos de la ciudad y alrededores y también nos daremos el tiempo para pensar ese ritual tan longevo y a la vez tan vigente de ver música en vivo.
¿De qué hablamos cuando hablamos de música en vivo? De lo que pasa arriba y abajo del escenario. De lo que pasa con el cuerpo y con la mente cuando estamos en un recital. De las ganas que tenemos de encontrarnos en conciertos y de esos shows que marcaron nuestra vida y nunca vamos a olvidar.
Nico Sorín interpreta a Piazzolla desde la irreverencia
Este músico, productor y arreglador argentino genera un homenaje bastante salvaje, que de algún modo pone a Piazzolla cerca del rock, del funk y de la música electrónica. Se presenta este viernes a las 20 en Niceto, que será su última función del año.
En estos días de euforia premundialista, se cruzó en mi recorrido por las agendas de recitales de Buenos Aires el nombre de quien es sin lugar a dudas el Maradona o el Messi de la música argentina. Astor Piazzolla es la figura que históricamente mejor identifica y representa a la música y a los músicos argentinos en el mundo. Grata sorpresa nos llevamos cuando en agosto pasado, en uno de sus recitales en Movistar Arena, Rosalía se acordó de Piazzolla. Quien es hoy una de las mejores, más arriesgadas y exitosas referentes de la música en español manifestaba sobre el escenario, frente a los argentinos, su deseo de tomar y reinterpretar esta escuela y tradición artística. Por supuesto que en ese podio imaginario de la música argentina for export se cruzan otros nombres provenientes de otros géneros. Algunos vendrán del rock, otros del folclore, de la música clásica y -debemos decirlo- hoy hay muchos referentes del trap cruzando fronteras y poniendo de nuevo a la Argentina en el tope de rankings mundiales.
Pero lo que ocurre con Piazzolla va por un carril diferente al de los héroes del rock, a otros referentes del tango, del folklore, de la música clásica e incluso de la música urbana. El hecho de ser una música instrumental tan arriesgada y original -que usa herramientas del tango, pero que va mucho más allá- le dio a la obra de Piazzolla un carácter universal que le permitió una gran expansión a través del tiempo y el espacio. En todo momento, en algún lugar del mundo, alguien podría estar tocando música de Piazzolla. Es realmente un patrimonio de la humanidad, que ni siquiera ostentamos tanto en Argentina. Con lo que nos gusta ser los mejores del mundo, nunca hacemos demasiado con Piazzolla. Ni siquiera son tantos los proyectos musicales en actividad que se le animan a esa obra. Hay un respeto tan reverencial hacia esa música que muy pocos se sienten idóneos para entrarle.
Por eso llama tanto la atención cuando aparece y se sostiene en el tiempo un proyecto basado en esta obra. Nico Sorín eligió el camino opuesto al del respeto reverencial. Tomó de Astor no solo lo mejor de su música sino el carácter irreverente que iluminó toda su vida. El modo en que Piazzolla avanzó ante las críticas que lo señalaban como el asesino del tango le sirvió a este músico, productor y arreglador argentino como inspiración para generar un homenaje bastante salvaje, que de algún modo pone a Piazzolla cerca del rock, del funk y de la música electrónica.
Con una banda integrada por Santiago Vázquez, Nana Arguen, Franco Fontanarrosa, Rodrigo Gómez, Nelia Sinkunas, Marcos Cabezaz y Nicolás Enrich, Nico Sorín pone en escena un espectáculo basado en un recital con estatus de clásico de Piazzolla y su Octeto Electrónico en el teatro Olympia de París de 1977. Este show fue parte del homenaje a Piazzolla en el CCK a 100 años de su nacimiento y luego pasó a Niceto, donde tendrá este viernes su última función del año.
-¿Qué barreras tuviste que romper para animarte a trabajar la obra de Piazzolla?
-Yo me había negado un par de veces a hacer esto por una cuestión de pudor de meterme con el tango. Yo no soy tanguero, no vengo de esa tradición. El ejercicio fue ser un poco irreverente. Creo que no necesariamente tenés que saber de tango para poder tocar Piazzolla. Esta es una banda muy rara, muy ecléctica. Cuando empezamos sabíamos que podía ser espectacular, una bomba… o una bomba en el mal sentido. Pero en el primer toque, a los cuatro segundos, dije “esto va a funcionar”, había una mugre, había algo ahí en los engranajes que estaba bien. Creo que el problema hubiera sido hacer un Piazzolla tibio. La música de Piazzolla tiene mucha sangre, mucho brío. Y funcionó justamente porque le perdimos un poco el respeto. Creo que incluso algo de la ignorancia mía con respecto al tango me jugó a favor.
-¿Tuviste acceso a partituras de Astor para preparar este espectáculo?
-Usé las partituras de Astor como referencia. Eran manuscritos que estaban bastante borroneados, algunos no se entendían nada, entonces tenía que complementarlo escuchando los discos. La música está tan bien escrita que son infinitas las posibilidades de reorquestar o reinterpretar a Piazzolla. Es una música que requiere ponerle todo y por eso prioricé tener un seleccionado de músicos con cierto nivel técnico y con personalidad. No hay una fórmula para trabajar a Piazzolla. Mañana me das un bombo leguero, un charango y un octapad y se puede hacer una magnífica versión. Va más allá de la instrumentación. Es la cabeza que le pongas y cómo reorganizás el material.
-Pudiste vivir y tocar en otros países. Habrás visto de qué manera circula está música por el mundo. ¿Creés que desde Argentina todavía es poco valorada la obra de Piazzolla?
-Argentina es un semillero de grandes jugadores y de artistas increíbles. Pero la historia demuestra que cuando se van afuera es cuando la rompen, lo cual es muy triste. Muchos viven con ese conflicto, se sienten exiliados artísticamente. Somos complicados. Es un tema de idiosincrasia y también de estructura. Ojalá empiece a cambiar eso. Tenemos una salud cultural enorme, que no tiene nada que envidiar a ciudades como Nueva York. Argentina está tirando siempre mucha data. Ojalá podamos ver lo que tenemos y que no sea necesario irse afuera para que recién ahí el trabajo musical sea valorado acá.
-En los shows que estuvieron haciendo en Niceto -un lugar con mucha tradición de recitales de rock- de pronto se puede ver al público saltando, bailando e incluso coreando algunas líneas instrumentales. Se decía que Piazzolla era el tango que no se bailaba y ustedes le están devolviendo esa dimensión corporal, física. ¿Cómo se observa este fenómeno desde el escenario?
-Entramos todos en una especie de hipnosis colectiva. Niceto en algunos pasaje está en silencio. De pronto empieza Adios Nonino y ya hay ojos llorosos. Después vienen las partes fuertes y veo a la gente con ganas de bailar pero sin bailar. Y después se empiezan a mover. Yo me permití meter un poco de beat y algo medio funk en lo que tocamos. Siempre hay algo corporal, siempre hay un groove. Tenemos percusión y batería, entonces hay algo que siempre está invitando al baile. Se mueven muchas emociones durante el show y eso lleva a que a veces la gente también cante. La verdad es que no tiene mucha explicación lo que pasa.
-¿Es difícil convocar al público con propuestas de música instrumental?
-Para mí no es complicado. Mis primeras composiciones fueron instrumentales. Después me metí en lo cantado, con Octafonic. Y era cantado entre comillas porque cantaba en inglés o con efectos. Esto que hacemos ahora me sirvió para darme cuenta lo mucho que amo la música instrumental. Porque el mensaje está solamente en la música y es más abierto, más interesante que si te están contando algo. Me volví a enamorar de lo instrumental. Piazzolla es un ejemplo de que uno puede ser exitoso haciendo algo instrumental.
-¿Qué recepción tuviste de parte de la familia y el entorno de Astor sobre este proyecto?
-Yo toqué muchos años con Pipi Piazzolla, el nieto de Astor, que además vino al primer ensayo. Necesitábamos su bendición. Y también estuve en contacto con Dani, el hijo de Piazzolla, que fue parte del Octeto Electrónico. Al concierto también pueden venir Luis Ceravolo o el Zurdo Roizner, estoy tratando de juntar a los héroes que tocaron con Piazzolla, a los originales. Yo a veces tengo miedo de que me peguen un palazo, pero por ahora no fue así. Venimos bien.
-¿Ves posible que una nueva generación pueda entrar al mundo Piazzolla a partir de los shows que están haciendo ustedes?
-Es posible, porque viene a vernos público de varias generaciones. Nos pone súper contentos eso. Yo mismo estoy descubriendo a Piazzolla a partir de esto y estoy seguro de que después del show muchos van y se ponen a ver en YouTube el show original de Piazzolla en el cual está basado lo que hacemos nosotros. Eso es super interesante. Me gusta saber que estamos aportando algo para mantener vivo ese legado.
HS
Sobre este blog
El newsletter semanal de música en vivo de elDiarioAR.
El pulso es la unidad mínima para medir el tiempo en la música. Y tomar el pulso es el modo que tenemos los humanos de verificar que estamos vivos. Este espacio tiene que ver con la música y con un modo muy particular de estar vivos. Acá van a encontrar las coordenadas para llegar a los mejores conciertos de la ciudad y alrededores y también nos daremos el tiempo para pensar ese ritual tan longevo y a la vez tan vigente de ver música en vivo.
¿De qué hablamos cuando hablamos de música en vivo? De lo que pasa arriba y abajo del escenario. De lo que pasa con el cuerpo y con la mente cuando estamos en un recital. De las ganas que tenemos de encontrarnos en conciertos y de esos shows que marcaron nuestra vida y nunca vamos a olvidar.
0