Caputo tacha a los K de “delincuentes”, empresarios lo vivan y Perez Companc ve luz al final de túnel
Una minoría intensa de empresarios aplaudió al ministro de Economía, Luis Caputo, al aparecer en el escenario del Instituto para el Desarrollo Empresarial de la Argentina (IDEA) y cada vez que atacó al kirchnerismo o cuando celebró al presidente Javier Milei. La mayoría permaneció en silencio durante esos pasajes de su alocución en el primer día del coloquio de IDEA, que se celebra en el hotel Sheraton de Mar del Plata. Tal vez sea que hay “mucho escepticismo”, como reconoció Caputo tras enumerar todos los logros de sus diez meses de gestión, como la baja de la inflación y del dólar paralelo.
“Saben que no pueden volver por mérito propio porque son una manga de delincuentes y unos burros”, argumentó el ministro y logró la primera ovación acotada a su discurso. “La única opción de volver es torpedearnos”, se refirió a las leyes a favor de los jubilados y las universidades, que Milei vetó en aras del equilibrio fiscal. “No están en juego las universidades, lo único que decimos es qué hay que auditar porque debemos pagar lo que afanan”, volvieron a batir las palmas los más fanáticos, no una mayoría.
“No hay ninguna posibilidad de que esa gente (por el kirchnerismo) vuelva. No subestimo a la gente, la gente no se come más ese verso”, otra vez aplausos. También lo celebraron cuando dijo que Milei es “el presidente más escuchado del mundo”. Después matizó que quizás sea uno de los dos o tres más oídos por el planeta. Sostuvo que estamos ante un “punto de la historia irreversible”.
Quien también habló de un “momento bisagra” fue Luis Perez Companc, dueño de una de las mayores fortunas de la Argentina, presidente de Molinos (alimentos procesados), Molinos Agro (exportación de granos) y la petrolera Pecom. Fue uno de los empresarios oradores en el coloquio. Es uno de los siete hijos de Gregorio “Goyo” Perez Companc, fallecido en junio pasado, y uno de los tres, junto a sus hermanas Rosario y Pilar, que se quedaron con el grupo familiar tras comprar su parte a los otros cuatro.
“Uno ve que hay luz al final del túnel y que estamos en el camino correcto”, elogió a Milei, sin nombrarlo. También recordó a su padre: “Este año fue de bastante cambio para nosotros: somos siete hermanos y tres decidimos continuar con la empresa, con el legado de nuestro padre...”, interrumpió su discurso, emocionado, al borde las lágrimas. “Este año lamentablemente se fue”, se volvió a conmover ante el auditorio. “No quiero hablar de él porque si no, no voy a poder decir una palabra”, comentó y después prometió seguir invirtiendo en la Argentina. La novedad es que resucitaron a la petrolera familiar, que en 2003 había sido vendida a la brasileña Petrobras, y lo hicieron comprando algunos de los campos maduros que puso en venta la estatal YPF bajo el gobierno de Milei.
En su mismo panel habló uno de los cofundadores de Mercado Libre en 1999, no Marcos Galperin, sino Hernán Kazah, socio del fondo de inversión en tecnología Kaszek desde 2011. En participación virtual desde tierras brasileñas, Kazah recordó que hace 25 años, cuando creó la empresa con Galperin, la Argentina era el “centro del desarrollo emprendedor tecnológico” de Latinoamérica, pero hoy está detrás de Brasil y México y pelea el tercer puesto con Colombia. ¿Por qué? Por “tamaño de mercado” y porque “tuvimos de todo menos estabilidad”.
Sin embargo, rescató que “la Argentina aún mantiene su talento en tecnología, pero necesitamos estabilidad y sacar el pie del freno, la intervención cambiaria, en tecnología se paga en dólares, pero no sabemos cuánto sale un dólar”. Una vez más, el cepo cambiario y la multiplicidad de tipos de cambio, como obstáculo, a pesar de que Caputo insistió en que se puede crecer con controles de cambio y puso los ejemplos de Chile, Corea del Sur y China.
El ministro insistió en que no quiere fijar una fecha de salida del cepo sino que deben cumplirse “condiciones” para ello. “No nos apuramos porque diseñamos un programa súperrobusto. El paso del tiempo nos juega a favor, ya no tendremos los efectos de la pésima política monetaria del gobierno anterior. Hoy estamos en el mejor momento: con la brecha cambiaria en el 15% y la inflación, en el 3%. Si las variables siguen mejorando, vamos a poder salir mejor. Si salimos del cepo en tres, cinco u ocho meses, no es relevante”, comentó el jefe del Palacio de Hacienda.
También negó un atraso cambiario y sostuvo que si el tipo de cambio fuera el de la convertibilidad el dólar estaría a $600 y recordó que eso se mantuvo diez años. “No quiere decir que nos enamoramos del cepo sino que vamos a salir cuando corresponda y cuando no haya problema para nadie”, aclaró.
“Cierren los ojos y recuerden de donde venimos: diciembre de 2023”, propuso Caputo. “¿Se imaginaban que el próximo gobierno iba a terminar con el déficit fiscal en un mes, con los pasivos remunerados (del Banco Central) en seis, con la emisión monetaria en ocho, que el dólar iba a estar más bajo que cuando entramos, que iban a aprobar montón de leyes que bajan costos? El 90% de la deuda de los importadores está resuelta. La inflación, en 3,5%. No hay más piquetes, no más intermediarios de la pobreza. No subimos impuestos salvo por unos meses”.
“Todo eso se logró sin romper contratos sin plan Bonex (confiscación de ahorros de 1989) ni ayuda externa y teniendo en cuenta a los más vulnerables. Entre la AUH (asignación universal por hijo), la Tarjeta Alimentar y el Plan 100 días cubren 100% de la canasta alimentaria, antes eran el 54%. ¿No debiera haber mucho más optimismo? Hay mucho espeticismo. Si ustedes no ven que es el momento de invertir, vamos a tardar más en salir. La mayoría tiene el gen argentino de que siempre todo salió mal”, se explayó Caputo sobre aquellos empresarios que aplauden el ideario libertario, blanquean capitales, apuestan a bonos o acciones argentinas, pero no invierten en la economía real, como tampoco lo hicieron en el gobierno de Mauricio Macri.
AR
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