Un Estado sin salud es un Estado asesino
Ya va a cumplirse un mes desde que la información sobre el presupuesto que el Gobierno planea destinar en 2025 a las personas afectadas por VIH, hepatitis virales y/o tuberculosis está al alcance de nuestro conocimiento e indignación. El presupuesto que se empleó durante este año fue equivalente al monto acordado en el 2023, lo que significó, en paralelo a la inflación, una desmejoría significativa, a lo largo de todo el año, en el ámbito de la salud destinada a la población afectada por estas enfermedades. Ahora sabemos que, para el año próximo, el Estado plantea un presupuesto únicamente de $23.000 millones, monto que resulta en un recorte de un 76% de los fondos disponibles para llevar adelante los programas referentes al VIH y distintas enfermedades de transmisión sexual.
En la Argentina actual hay alrededor de 75.000 personas con VIH. Recortar —aún más— el presupuesto atenta directamente contra de la salud de aquellxs pacientes: muchxs van a perder el acceso a su tratamiento. Esto, sumado a la progresiva cantidad de faltantes que hubo y está habiendo ya desde este año, representa un incumplimiento de la Ley de Respuesta Integral al VIH, Hepatitis Virales, otras Infecciones de Transmisión Sexual y Tuberculosis (Ley 27.675), que en sus artículos 1 y 42 responsabiliza al Estado de brindar acceso a diagnósticos, investigación y tratamiento.
Hablo con mis amigxs afectadxs por esta situación y conozco de primera mano los casos en que se acercan a los hospitales y les responden que “este mes no hay medicación”, que vuelvan el siguiente. Están siendo víctimas de un ahorro desesperado que busca estirar el stock de retrovirales y prepararse para el desamparo que ya empezó a hacerse presente. Pienso en las épocas pasadas, aquellas en que únicamente las personas ricas podían acceder a la medicación para combatir el VIH, y a lxs demás les tocaba esperar a que algunx falleciera para poder recibir el resto de medicación que no había sido utilizada. Ya pasamos por una etapa en la que el VIH era visto como un monstruo inaceptable y tabú, que no merecía ni mencionarse y, muchísimo menos, ser tratado ni acompañado. Hoy en día una espera que los avances de la ciencia no hayan sido en vano, que las leyes se cumplan y que el Estado responda integralmente; que no se vuelva hacia atrás en nada que se relacione con cuidar la salud de una población.
Estemos alerta, sepamos lo que está pasando. Los grupos y asociaciones que se dedican directamente a tratar y acompañar las Enfermedades de Transmisión Sexual están en diálogo con legisladorxs, diputadxs y senadorxs para lograr frenar este recorte en el presupuesto del 2025, y también para mejorar el estado actual del sistema de salud. No están solxs, no tienen que estarlo: esta lucha también es de todxs.
MBC/SN/DTC
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