Entre quienes fueron a votar, el oficialismo de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y de su partido de centro-izquierda Morena ganaron avasalladoramente la primera consulta popular celebrada en la historia de México. Con el 100% de las actas escrutadas, el Instituto Nacional Electoral (INE) declaró el martes que el 97,7% de los votos válidos gritó SÍ y sólo el 1,5 % dijo NO el domingo a la pregunta: “¿Estás de acuerdo o no en que se lleven a cabo las acciones pertinentes, con apego al marco constitucional y legal, para emprender un proceso de esclarecimiento de las decisiones políticas tomadas en los años pasados por los actores políticos, encaminado a garantizar la justicia y los derechos de las posibles víctimas?”. En un país donde el voto no es obligatorio, faltaron votantes para que el referendo tenga consecuencias. En su conferencia de prensa del lunes, AMLO destacó los altos números del SÍ, descartó que el bajo número de votantes haya sido un fracaso, y se despidió convocando a la ciudadanía a votar en marzo en un nuevo referendo, que decidirá si revocarle su mandato o si él puede continuar en el cargo hasta al fin del sexenio presidencial. Si el revocatorio fuera el martes, según los datos un sondeo de la agencia Bloomberg, el 59% estaría a favor de AMLO.
“¿Cuándo va a fracasar la democracia? Nunca”, fue una de las muchas profesiones de fe en el poder salvífico de las urnas reiteradas en conferencia de prensa por AMLO. Sólo que fueron 6,6 millones de votos sobre un total de 93 millones de electores: el 7,1% del padrón, y la participación en el referendo debía ser de al menos un 40% para resultar vinculante y poner en marcha las acciones que pidió esa enorme mayoría de los votantes que sin embargo representaba a una pequeña minoría del electorado. La consulta popular para la revocación de su mandato será en marzo del 2022. AMLO hizo hincapié en que “va a ser interesantísimo: no nos vamos a aburrir”. Aquí está la clave de la baja asistencia que marcó al referéndum de este año como de la muy elevada participación que el presidente de México anticipa para el del que viene. Y no será aburrida porque tendrá nombres propios: “no vamos a estar bostezando”, anticipa AMLO. Porque votarán a favor o en contra de derribar a personas (a él, en este caso), y no para dirimir concepto: cada voto, un golpe. Originariamente, la pregunta que había llevado AMLO al Senado preguntaba, llamándolos por su nombre, por los ex presidentes Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto. Presidentes del centrista Partido Revolucionario Institucional (PRI), que gobernó México por más tiempo que ningún otro en los últimos cien años, y uno de los que más mandatos ha sumado en el mundo, y del centroderechista Partido Acción Nacional (PAN) que gobernó por primera vez en el siglo XXI.
Fue la Corte Suprema la que quitó los nombres y apellidos de la pregunta dirigida a la ciudadanía en la consulta del domingo, y la dejó expresada según la complicada pero legalista fórmula que finalmente se imprimió en las boletas electorales. A la Corte Suprema mexicana toca, según establece la Constitución, decidir la viabilidad legal de todo referendo. Con respecto a este, el primero celebrado en la historia nacional, el pronunciamiento fue dividido, y sólo por un voto a favor (6 sobre 5) ganó la aprobación. Con un solo voto que cambiara de bando, habría sido declarado inconstitucional y no se habría celebrado.
Pedro Salazar Ugarte, Director del Instituto de Investigaciones Jurídicas (UNAM), explicó los motivos jurídicos que llevaron al supremo tribunal del país al cercenamiento de los nombres y de la reformulación del interrogante a votar por sí o por no. La pregunta de AMLO violaría dos principios básicos del derecho liberal: la presunción de inocencia y la actuación de oficio de la justicia penal. El Poder Judicial tiene el deber de actuar por sí sólo –no deberían hacerle falta ni invitaciones ni apremios masivamente plebiscitados-, y sugerirle a quiénes investigar sugeriría un prejuzgamiento del electorado sobre la posible actuación ilícita de esas personas.
El sentido que en su interpretación le habían dado a la pregunta el oficialismo y la mitad más uno de la Corte Suprema que habilitó con su voto la realización de la consulta popular del domingo, fue que una victoria del SÍ, superado el umbral de participación requerido, habría redundado en una investigación retrospectiva de la corrupción en la última década del siglo XX y las dos del siguiente. Que estaría a cargo de una Comisión de la Verdad, si no de Verdad y Justicia, un organismo ad-hoc cuya organización, funciones, reglamentos, integrantes, habría de decidir y legislar el Congreso.
El próximo round
Según la oposición, y los medios opositores, que llamaron a boicotear la consulta popular del domingo, un triunfo efectivo, gracias a la asistencia a las urnas, habría resultado en una parodia de la Justicia: en un espectáculo cantinflesco, circo cuando falta el pan. Aunque la recesión económica da signos de alivio; más aún, de reversión, debida a un crecimiento que empujan en yunta los aumentos del volumen en las remesas de los migrantes y la demanda de autos y electrónicos desde la otra orilla del Río Grande. Como en el adagio jurídico, todo lo accesorio sigue siempre la suerte de lo principal, y el crecimiento de México sigue la suerte de la recuperación de EEUU, un país que el martes logró el objetivo de tener vacunado el 70% de su población adulta.
En la cita boxística de 2021, la oposición puede ganarle a AMLO por knock-out o por puntos. En su conferencia, AMLO invitó a la oposición “retrógrada” y “conservadora a agruparse” y pedir el voto y la asistencia al referente. Insinuó que puede contra todos. En la encuesta mensual que inauguró la agencia Bloomberg en junio de 2019, después de que el Congreso sancionara la iniciativa de AMLO de someter a un revocatorio la continuidad de su mandato, los números nunca dejaron de ser consistentemente altos para el líder y fundador de Morena: cada mes, entre un 70% y un 54% apoyó que completara el sexenio.
Con independencia del sondeo sobre cómo votarían en un referendo revocatorio, también sigue indefectiblemente alta en los barómetros la aprobación de su gobierno. Más aún, aumentó su popularidad en 5 puntos sobre el mes anterior. Según la encuesta de líderes globales de Morning Consult, no baja del 60%. Sólo supera al presidente populista mexicano el premier populista y nacionalista hindú Morendra Mori. Estos números parecen advertir que a una gestión deficiente de la salud pública en la crisis de la pandemia, sea en México o en la India, faltaron las consecuencias políticas de degradación del poder y del favor para el gobierno que de las muertes provocadas por las catástrofes sanitarias se habían derivado.