Las elecciones en Georgia definen el control del Senado estadounidense
Toda la atención mediática de Estados Unidos está puesta en Georgia, donde se definirá el control del Senado. El Estado celebra una segunda vuelta electoral para los dos escaños que tiene en la cámara alta. Si los demócratas ganan en ambas contiendas igualarán a los republicanos en 50 bancas, un número que, con el desempate asegurado de la vicepresidenta Kamala Harris, les permitiría hacerse con el dominio del Senado por primera vez desde el 2014.
Las elecciones llegan 48 horas después de la publicación de una conversación telefónica entre Trump y un funcionario estatal de Georgia en la que el presidente lo presiona para que revierta la certificación de la victoria de Biden en el estado y encuentre “11.780 votos” para dar vuelta el resultado. “Deberían reunirse mañana, porque tienen una gran elección cerca y por lo que le han hecho al presidente. La gente de Georgia sabe que esto fue una estafa. Y por lo que le han hecho al presidente, mucha gente no va a ir a votar”, dijo Trump en el audio difundido por el Washington Post. “Tu serias muy respetado si esto se pudiera arreglar antes de las elecciones: tienen una gran elección el martes”, insistió.
En los comicios de noviembre, Biden se convirtió en el primer candidato demócrata en ganar el estado de Georgia después de 30 años de victorias republicanas. Tras dos recuentos solicitados por la campaña de Trump, las autoridades estatales certificaron el triunfo demócrata, que fue confirmado por el colegio electoral el pasado 14 de diciembre. En el caso del Senado, las leyes estatales establecen una segunda vuelta para los escaños donde ningún candidato supere el 50%, que fue lo que sucedió. A dos meses de las elecciones generales, que tanto el presidente como un sector del Partido Republicano rotulan –sin pruebas y desmentidos por otras autoridades oficiales– como fraudulentas, es esa segunda vuelta la que definirá qué partido se hará con el control del Senado.
En uno de los escaños se enfrenta el actual senador republicano David Perdue, de 70 años, contra el demócrata Jon Ossoff, un documentalista de 33 años que lanzó su campaña junto al fallecido activista civil John Lewis. En la segunda contienda compiten la senadora republicana Kelly Loeffler, una empresaria de 50 años que asumió su banca tras la renuncia del anterior senador en 2019, contra Raphael Warnock, un pastor bautista de 51 años afroamericano y cofundador de New Georgia Project, una organización que promueve el registro de votantes.
En ambos casos los sondeos proyectan un escenario reñido. Según el promedio de encuestas del sitio Fivethirtyeight, en el primer escaño Ossoff tiene una ventaja de 1,4%, mientras en el segundo Warnock lleva la delantera por dos puntos. Los demócratas necesitan ganar ambas para hacerse con el control del Senado. La participación electoral, que fue clave para que Biden gane el estado en noviembre, será otra vez crucial el martes.
En el audio difundido el domingo, Trump se quejaba acerca de un posible boicot del electorado de Georgia ante la decisión de sus autoridades de certificar el triunfo presidencial de Biden. “La gente de Georgia sabe que esto fue una estafa. Y por lo que le han hecho al presidente, mucha gente no va a ir a votar. Y muchos republicanos van a votar de manera negativa, porque odian lo que ustedes le hicieron al presidente”, dijo.
Para los demócratas, hacerse con el control del Senado es una tarea imprescindible de cara a la gobernabilidad. La memoria del último periodo del gobierno de Obama, en el que la mayoría republicana en la cámara alta obstaculizó la mayoría de iniciativas, está todavía fresca. Además del consenso necesario para aprobar reformas en materia de salud, medioambiente y economía, al igual que el nombramiento de más jueces en la Corte Suprema (una iniciativa conocida como Pack the Court), el Senado tiene poder de veto en la conformación del gabinete presidencial.
Que los demócratas consigan los dos escaños en juego, sin embargo, no significa que vayan a poder aprobar reformas radicales en caso de proponerlas: la mayoría (50-50 con el desempate de Harris) sería demasiado estrecha. Por esa razón los demócratas moderados tendrían poder de veto.
Las elecciones en Georgia no serán el único evento que marcará la semana en Estados Unidos. El miércoles, un día después de la segunda vuelta, el Congreso debe ratificar la votación del colegio electoral, que el pasado 14 de diciembre eligió formalmente a Biden como presidente. Es el último paso antes de la asunción del nuevo presidente el 20 de enero y generalmente suele tratarse de una mera formalidad. Pero no esta vez. Fieles al presidente un puñado de 11 senadores liderados por el texano Ted Cruz planean oponerse a la ratificación. La iniciativa no prosperará, pero contribuirá a tensar el clima: Trump convocó a una movilización masiva de sus partidarios para oponerse a la llegada de Biden. Transiciones ordenadas eran las de antes.
JE
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