El misterio envuelve el que puede ser el primer contacto directo reconocido públicamente entre Vladímir Putin y un presidente de EEUU desde que el primero lanzó su invasión a gran escala de Ucrania en febrero de 2022. Se conoce poco sobre lo que, en realidad, está sucediendo entre bambalinas, pero Moscú y Washington están admitiendo contactos a medida que la guerra se acerca a su tercer aniversario. Mientras tanto, Volodímir Zelenski busca ganarse las simpatías de Donald Trump hablándole en su idioma: con la oferta de un acuerdo ventajoso sobre los recursos naturales de los que dispone Ucrania, a la par que garantías de seguridad para evitar un nuevo ataque ruso en el futuro.
En los últimos días, Trump reveló que habló por teléfono con el presidente ruso para intentar negociar el fin de la guerra. Lo hizo en una entrevista el viernes con el tabloide New York Post a bordo del Air Force One. Sin embargo, como suele ser la tónica habitual bajo la Administración trumpista, es más lo que no se sabe que lo que se sabe sobre esta interacción: no aclaró cuándo o si han conversado más de una vez desde que ganó las elecciones. Preguntado sobre cuántas veces ha charlado con su homólogo ruso, respondió: “Será mejor que no lo diga”. El presidente de EEUU se limitó a señalar que a Putin –con el que asegura tener “buena relación”– “le importan” los muertos en el campo de batalla y quiere que “la gente deje de morir” en la guerra que él mismo puso en marcha hace casi tres años.
Trump dejó caer el domingo que cree que Estados Unidos está logrando avances, pero una vez más se negó a dar detalles. Preguntado por los periodistas sobre si había conversado con Putin desde que llegó a la presidencia o antes, contestó: “La he tenido. Digamos que la he tenido... Y espero tener muchas más conversaciones. Tenemos que acabar con esa guerra”. “Si estamos hablando, no quiero hablarles de las conversaciones”, dijo. “Sí creo que estamos haciendo progresos. Queremos acabar con la guerra entre Ucrania y Rusia”. Entretanto, el asesor de seguridad nacional de EEUU, Mike Waltz, no ha confirmado que Trump haya hablado con Putin, pero dijo que se “están llevando a cabo muchas conversaciones delicadas”.
“De momento, lo que dice Trump no se puede tomar por decidido o como una acción política que se va a poner en marcha de forma segura”, dice a elDiario.es Carmen Claudín, investigadora sénior del think tank CIDOB, experta en historia y política rusa. “Dicho esto, si es cierto que Putin dijo que está dispuesto a acabar con esto porque no quiere ver morir a más gente en una guerra que él ha iniciado sería una demostración más del cinismo sistémico del poder ruso”. A su juicio, es “evidente” que Trump tiene simpatía por Putin, pero quiere “demostrar al mundo que es capaz de pararlo”.
El Kremlin optó por mantenerse críptico y eludió confirmar o desmentir las declaraciones de Trump sobre la conversación con Putin. El viceministro de Exteriores ruso, Serguéi Riabkov, reconoció este lunes que ya existen “determinados contactos” con Washington, aunque también se reservó los detalles. “En general, el proceso avanza”, ha dicho en una rueda de prensa en la que ha arremetido contra la Administración Biden y ha elogiado al equipo de Trump por “expresar un interés en restablecer el diálogo con Rusia”. La semana pasada, el Kremlin reconoció que los contactos con el equipo de Trump se estaban intensificando.
La oferta de Putin parece seguir siendo firme. Riabkov no dio muestras este lunes de que las exigencias maximalistas del líder ruso hayan cambiado en unas eventuales negociaciones, más bien al contrario: dijo que todas sus condiciones deben cumplirse y que cuanto antes lo comprendan EEUU y Occidente, antes se llegará a una “solución política”. Para ello echó mano de un eufemismo frecuente en Moscú para referirse a la demanda de que Kiev entregue el territorio que está bajo control ruso, asegurando que cualquier conversación sobre Ucrania tendría que reconocer “la realidad sobre el terreno”. Paralelamente, en las últimas semanas, Putin intensificó sus intentos de desautorizar a Zelenski, presentando al dirigente ucraniano como “ilegítimo”.
“Los rusos van a poner pegas de entrada, es lo que ocurre siempre. Es lo normal, pero no creo que Trump quiera entrar en un largo proceso de negociación”, dice Claudín. “Rusia quiere es que el statu quo creado se le reconozca a nivel internacional. No creo que suponga un problema ético para Trump: un hombre que ha dicho que se va a quedar con Groenlandia, que va a recuperar Panamá, que Canadá va a ser parte de Estados Unidos... ¿qué problema va a tener cuando Putin diga que Donetsk y Lugansk es suyo?”.
Citas en Múnich y Bruselas
El viernes pasado, Trump anunció que “probablemente” se reuniría con Volodímir Zelenski esta semana. De momento, lo que se sabe es que el presidente ucraniano encabezará la delegación de su país en la conferencia de seguridad de Múnich, a la que también asistirán el vicepresidente de EEUU, JD Vance, y el enviado especial para Ucrania y Rusia, Keith Kellogg, pero no Trump.
Antes de regresar a la Casa Blanca, Trump alardeó de que podía acabar rápidamente con la guerra, aunque ha dado pocas pistas sobre cómo lo logrará, lo que envió los temores de que Kiev se vea forzada a hacer concesiones desfavorables. Durante la campaña electoral, el republicano prometió que podría hacerlo en 24 horas. Hoy esa promesa ya es un recuerdo lejano.
Según recoge la web de noticias Semafor citando tres fuentes occidentales no identificadas, Kellogg dijo a sus aliados en reuniones recientes que está preparando opciones para poner fin a la guerra en Ucrania para presentárselas a Trump y que su objetivo es reunirse y coordinarse con representantes de todos los países de la OTAN. Keith Kellogg dijo anteriormente que el presidente de EEUU quiere que las dos partes lleguen a un acuerdo en los 100 días posteriores a la toma de posesión.
La expectativa sobre los planes de Trump hace que muchos ojos estén puestos en la cita de Múnich, uno de los foros de debate más importantes sobre política de seguridad internacional, que se celebrará entre el viernes y el domingo próximos. Kellogg aseguró que Washington no va a presentar un plan durante la conferencia de seguridad, mientras que existe la posibilidad de que haya un encuentro de la delegación estadounidense con Zelenski. “Suponemos que habrá conversaciones al margen. Dejaré abierto si se anunciará un plan en la conferencia. De lo que estoy seguro es de que la conferencia servirá para ver los contornos de dicho plan”, dijo el director del foro, Christoph Heusgen.
Mike Waltz señaló que diplomáticos estadounidenses de alto rango estarán en Europa esta semana “hablando sobre los detalles de cómo terminar esta guerra”. En una entrevista con NBC, Waltz aseguró que la economía rusa no va bien y que Trump “está dispuesto a imponer impuestos, aranceles y sanciones” a Moscú para llevar a Putin a la mesa de negociaciones. Y uno de los puntos más destacados: afirma que Europa debería asumir la responsabilidad de las garantías de seguridad de Ucrania después de la guerra.
Mientras que contienen la respiración respecto a las decisiones en materia comercial, en la Unión Europea respiran con cierto alivio tras los primeros pasos de Trump en la Casa Blanca respecto a la situación en Ucrania. “El marco es bastante diferente del que teníamos en diciembre”, reconocían recientemente fuentes comunitarias sobre el temor que suscitaba en los aliados la posibilidad de que el republicano suspendiera el apoyo a Zelenski. Informa Irene Castro.
Por el momento eso no ocurrió y lo que enfatizan en la UE es que el estadounidense se ha dado cuenta de que es Putin el que no quiere acabar con la guerra, según las mismas fuentes: “La ambición de conseguir la paz en 24 horas no funcionó”. “Es bueno que el presidente Trump haya puesto presión en Rusia diciendo que está en sus manos acabar esta guerra”, afirmó la jefa de la diplomacia europea, Kaja Kallas, hace unas semanas.
La UE sigue abogando por un proceso “estable, largo y duradero” y, además, que se involucre a los 27 en las negociaciones de paz que también afectan a su seguridad. Además de la conferencia de Múnich, las posibles negociaciones de paz también sobrevolarán la reunión de ministros de Defensa de la OTAN que se celebra esta semana en Bruselas y en la que también participará el titular de Defensa ucraniano. De nuevo reclamará ayuda militar a los aliados, que sostienen mayoritariamente que hay que seguir armando a Ucrania para que llegue a la mesa en la posición más fuerte posible, y abordarán las posibles garantías de seguridad que le pueden dar mientras tanto a ese país mientras aguarda su “irreversible” adhesión para la que nadie se atreve a poner una fecha ni siquiera orientativa.
Oferta de acuerdo sobre recursos naturales
Zelenski se muestra abierto a “cualquier formato” de conversaciones con Moscú con la condición de que los aliados estadounidenses y europeos proporcionen garantías de seguridad. Preguntado en una entrevista con la cadena británica ITV News si sentaría en la mesa de negociaciones con Putin, el presidente ucraniano respondió este domingo: “Si tuviera la certeza de que Estados Unidos y Europa no nos abandonarán, nos apoyarán y nos brindarán garantías de seguridad, entonces estaría listo para cualquier formato de negociaciones”.
El presidente ucraniano está concentrando su discurso en pedir estas garantías como base para cualquier acuerdo de alto al fuego, algo que ha reiterado como un mantra a lo largo de estos tres años y con lo que busca disuadir un nuevo ataque ruso en el futuro. “Un conflicto congelado dará lugar a más agresiones una y otra vez. ¿Quién ganará entonces los premios y pasará a la historia como vencedor? Nadie. Será una derrota absoluta para todos, tanto para nosotros, que es lo importante, como para Trump”, dijo el presidente ucraniano a ITV News. Recientemente, Zelenski sugirió que si la adhesión de Ucrania a la OTAN sigue bloqueada, su país debería recibir garantías alternativas, incluidas armas nucleares.
“Lo que habrá es la firma de un acuerdo de alto el fuego. No será un acuerdo de paz en ningún caso. No lo reconocerán nunca [el territorio controlado por Moscú] como parte de Rusia, sino como los territorios ocupados de Ucrania, solicitando el no reconocimiento internacional. Que yo creo que eso lo tendrán. Y sobre todo a cambio de unas garantías de seguridad muy serias”, dice Claudín. “La situación de debilidad de Ucrania es culpa de los occidentales por no haberles ayudado a tiempo”.
Ucrania, que está intentando adaptarse al relevo en la Casa Blanca y estrechar relaciones con la Administración Trump, informó de contactos de alto nivel con el que ha sido su aliado más importante durante la invasión rusa. Zelenski dijo que su equipo habló regularmente con Kellogg y con el asesor de seguridad nacional de Trump y que están trabajando para organizar una visita de una delegación estadounidense.
Entretanto, Trump ofreció también la señal más clara hasta ahora de su método transaccional en política exterior. La semana pasada, dijo que quiere que Ucrania entregue a Estados Unidos tierras raras –minerales clave para innovaciones tecnológicas– a cambio del apoyo de Washington. Mapa en mano, Zelenski –que ya esbozó esta idea en su llamado “plan para la victoria” presentado a los aliados el pasado otoño– ofreció una “asociación” minera a Trump en una entrevista con Reuters reciente. Las garantías de seguridad, dijo, deben ser parte de cualquier acuerdo.
“Ucrania está abierta a las asociaciones, pero nuestros recursos no son algo que entreguemos sin más, ni siquiera a nuestros aliados más cercanos. La cooperación estratégica debe ser mutuamente beneficiosa”, afirmó el dirigente ucraniano en un hilo posterior en X. “Ucrania tiene la experiencia, la tecnología y los conocimientos. Y estamos dispuestos a compartirlos con nuestros aliados más cercanos. Esto es lo que yo discutiría con el presidente Trump: no solo cómo poner fin a la guerra, sino cómo garantizar una seguridad duradera, una sólida cooperación económica y un futuro en el que Ucrania sea un socio estratégico de primer orden de Estados Unidos”.
Mientras intenta recabar apoyo para negociar desde una posición de fuerza, Kiev se aproxima al tercer aniversario del comienzo de la invasión con una población exhausta y en una posición defensiva en el frente, donde pierde terreno. En el campo de batalla, Rusia logró el año pasado sus avances territoriales más rápidos desde los primeros días de la guerra y ahora controla casi una quinta parte de Ucrania, y quiere más, a pesar de los elevados costes. Según el Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW), las fuerzas rusas sufrieron en enero su segunda mayor cantidad de bajas mensuales durante la invasión, mientras que sus conquistas territoriales fueron menores a los meses anteriores.
Las tropas de Moscú han avanzado recientemente en varias zonas del este de Ucrania, entre ellas la localidad clave de Pokrovsk. Las fuerzas de Kiev están contraatacando al suroeste de esta ciudad. “Es probable que se trate de un intento de frenar aún más los ataques rusos, que se han ralentizado durante los dos últimos meses. Los ucranianos también quieren, sin duda, contener la amenaza de un cerco en torno a Pokrovsk”, dijo en X el analista Emil Kastehelmi, que señala que el Ejército ucraniano está teniendo un “éxito limitado” aquí. Después de seis meses de combates en Kursk, las unidades de Kiev lanzaron también recientemente otro ataque en la región rusa, que Zelenski cree que puede convertirse en una “parte importante” del proceso de negociación para poner fin a la guerra.