Los tres corazones de Brayan

Brayan tiene 32 años y ha tenido tres corazones. Con el primero nació el 26 de marzo de 1993 en Tuluá, Colombia. El segundo lo recibió en Barcelona el 29 de mayo de 2017, con 24 años. Y el tercero lleva en su tórax poco más de un año, desde el 12 de marzo de 2024. Se sabe de memoria las fechas, quizá porque es consciente de que tiene otros tantos cumpleaños, dos gracias a la donación de órganos de sendos jóvenes fallecidos. De no haberlos recibido, Brayan hoy no habría retomado su profesión de cocinero ni podría haber planificado su boda con Milena para mayo de 2026. Es uno de los tres únicos casos de retrasplante cardíaco registrados en España en 2024, un 1% de los realizados.
Brayan Rivas llegó a España en 2007, con 12 años, cuando su madre, que había emigrado en 2002 porque “las cosas estaban muy difíciles en Colombia”, logró la reagrupación familiar en Mallorca. Él es consciente de la suerte de residir en España cuando sufrió su enfermedad, país líder mundial en trasplantes y con sistema público y de acceso universal. Estas intervenciones suponen un coste de unos 100.000 euros al Sistema Nacional de Salud. En 2024 se realizaron 347 trasplantes cardíacos, 30 pediátricos, según datos de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT). A 31 de diciembre había 132 pacientes en lista de espera, 12 de ellos, niños.
En Balears no se realizan trasplantes cardíacos; sólo renales y, desde 2021, hepáticos. Pero gracias a la extraordinaria coordinación entre hospitales, dirigida por la ONT, los enfermos son tratados en otra autonomía. En este caso en Catalunya. Por eso Brayan fue trasladado desde el Hospital Son Espases, en Palma, al Hospital Bellvitge, en Barcelona. Los órganos de los centros sanitarios se intercambian prioritariamente entre los integrados en cada una de las seis zonas fijadas por la ONT, pero el modelo español incluye la denominada ‘Urgencia 0’, que es cuando la situación clínica de un paciente es crítica y requiere un órgano en menos de 48 horas, hecho que determina la prioridad para la cesión a cualquier punto del territorio nacional.
En el caso del corazón, la rapidez es clave, porque es el órgano con mayor riesgo de isquemia, que es la reducción del flujo sanguíneo en los tejidos, lo que provoca una disminución de la cantidad de oxígeno y nutrientes en las células y puede derivar en una necrosis. “Esta contingencia marca el orden de extracción e implantación de los órganos; para un corazón el límite son entre 4 y 6 horas, para un pulmón, entre 6 y 8, para un hígado, entre 8 y 10 y para un riñón se puede esperar hasta 24 horas si disponemos de una máquina de preservación”, explica Miguel Agudo, coordinador de trasplantes de Balears y jefe del servicio de Urgencias del Hospital Son Llàtzer. “Claro que ser una isla nos dificulta”, puntualiza.

Una segunda oportunidad
Ante la necesidad apremiante, hay pacientes en lista de espera que deben trasladarse a vivir temporalmente a otra autonomía para someterse de forma inmediata al trasplante cuando llega el órgano compatible. Es lo que le pasó a Brayan. La Asociación de Ayuda Al Acompañante del Enfermo de les Illes Balears (ADAA) le facilitó un piso de acogida gratuito.
En 2015, sin síntomas previos, empezó a encontrarse mal. De un día para otro se sentía muy cansado. Cogió una gripe, fue al médico, le hicieron un electrocardiograma y lo enviaron a Urgencias. “Me quedé internado y cada día me encontraba peor. Estuve dos meses, parte del tiempo en la UCI”, recuerda. Biopsia y diagnóstico: miocardiopatía hipertrófica. En mayo de 2016 su situación era tan delicada que fue trasladado en un avión medicalizado al Hospital Bellvitge, en Barcelona, donde estuvo ingresado dos meses más y le implantaron un marcapasos. En julio le dieron el alta y volvió a la isla, quedando en lista de espera para trasplante. “Al cabo de un año empecé a encontrarme muy mal otra vez, sin fuerzas. Me desmayé en la playa y casi me ahogo. Necesitaba un trasplante urgente y me tuve que mudar a Barcelona para estar lo más cerca posible si llegaba un órgano”, relata. En mayo de 2017 llegó su primer corazón donado.
Al cabo de un año empecé a encontrarme muy mal otra vez, sin fuerzas. Me desmayé en la playa y casi me ahogo. Necesitaba un trasplante urgente y me tuve que mudar a Barcelona para estar lo más cerca posible si llegaba un órgano
Seis años de vida normal. Pero a finales de 2023 volvió a sentirse mal. La víscera registra “rechazo humoral”. “Se me taponaron todas las arterias”, cuenta. Y de nuevo a la espera de otro corazón, que llega en tres meses y Brayan vuelve a nacer por tercera vez. Desde 1984, fecha del primer trasplante cardíaco con éxito en España, y hasta 31 de diciembre de 2025, se han realizado 10.345. De éstos, 247 pacientes han requerido retrasplante, lo que supone el 2,4% del total, según datos de la Sociedad Española de Cardiología (SEC). Sólo ha habido cinco casos de triple trasplante.
Desde 1984, fecha del primer trasplante cardíaco con éxito en España, y hasta 31 de diciembre de 2025, se han realizado 10.345. De éstos, 247 pacientes han requerido retrasplante, lo que supone el 2,4% del total
Diferentes causas hacen necesario un retrasplante. “Uno de cada dos pacientes sufre rechazo agudo, pero se controla bien con medicación. Mueren muy pocos por ello y no los tratamos con retrasplante porque no suele dar buen resultado”, explica el cardiólogo Francisco González Vilches, director del Registro Español de Trasplante Cardíaco de la SEC. “Hay casos de rechazo tardío, cuando se generan anticuerpos contra el injerto; la solución es el retrasplante, pero antes hay que eliminar esas proteínas producidas por el sistema inmunitario”, añade. “La mediana de supervivencia en el momento del trasplante es actualmente de 12 años, aunque, superado el primer año, se dispara hasta los 18”, precisa.
El trasplante de corazón al paciente más joven registrado en España fue a un bebé de días. Son intervenciones de alta complejidad debido, entre otros factores, al tamaño del órgano y de la cavidad torácica. “El más joven que ha recibido un retrasplante cardíaco fue un niño de un año y el mayor, 70”, detalla el doctor González Vilches, especialista en el Hospital Universitario Marqués de Valdecilla (Santander). “E inevitablemente nos asalta una duda ética, porque cuando pones un corazón a una persona, no está disponible para otra”.
Inevitablemente nos asalta una duda ética, porque cuando pones un corazón a una persona, no está disponible para otra
Porque, como en todos los aloinjertos, la cara amarga es que se da vida a partir de una muerte. “Me dijeron que llevo el corazón de un chico que falleció en un accidente”, señala Brayan. Por defecto, todas las personas pueden ser donantes, pero es preferible explicitarlo haciendo un testamento vital. Si no existe, la familia podrá dar el consentimiento. Un fallecido puede salvar varias vidas donando los riñones, el hígado, el corazón, el páncreas, el estómago, el intestino y los pulmones. Desde la entrada en vigor de la Ley Orgánica 3/2021, de 24 de marzo, de regulación de la eutanasia, 23 corazones han llegado por esta vía de muerte asistida.

Trasplantes de animales
El primer trasplante cardíaco en el mundo lo realizó en Suráfrica, en 1967, el médico Christian Barnard, que se había formado Estados Unidos con el profesor Norman Shumway, y que logró trasplantar con éxito el primer corazón a un paciente de 53 años, con una insuficiencia cardíaca y una diabetes aguda. Falleció por neumonía 18 días después de la intervención. En 1968 efectuó el segundo trasplante y el receptor sobrevivió año y medio. Ese mismo año, Cristóbal Martínez Bordiú trató de realizar en el Hospital La Paz de Madrid el primer trasplante cardíaco en España, pero fue sin éxito, lo que no se logró hasta 1984 en el Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, en Barcelona, con una intervención a cargo de Josep María Caralps y Josep Oriol Bonín, según cita el Ministerio de Sanidad. El receptor sobrevivió 9 meses.
Los xenotrasplantes abren paso a nuevas oportunidades, aunque aún no se ha logrado supervivencia. El primer trasplante de corazón de animal a humano lo realizó en 1964 el cirujano James Hardy en el Centro Médico de la Universidad de Mississippi, en Estados Unidos. Implantó un órgano de chimpancé a un hombre de 68 años en estado crítico, pero falleció a la hora de la operación. En 2022 y 2023 se ha dado un paso importante más: dos pacientes recibieron sendos trasplantes de corazones de cerdos, a los que se sumó un riñón en 2024, todos en Estados Unidos. Pero en los tres casos han fallecido a los dos meses de la operación. La ONT, por su parte, ha manifestado sus reservas éticas sobre el trasplante de órganos de animales a personas.
“La muerte se produce, no por rechazo, sino por infecciones generadas por virus de los porcinos difíciles de erradicar”, expone González Vilches. ¿Es ciencia-ficción? “Hace 4 o 5 años mi discurso habría sido otro, pero se ha abierto una ventana para la modificación genética, en la que interviene la ingeniería, lo que posibilita avances importantes también para los trasplantes ‘normales’”, manifiesta. Uno de los grandes avances ha sido el trasplante ABO incompatible, que permite intervenciones con donantes y receptores de grupos sanguíneos no compatibles, lo que ha posibilitado “aumentar en un 50% el número de trasplantes de corazón en los niños más pequeños y reducir el tiempo en lista de espera”, precisan en el Hospital Gregorio Marañón, impulsor de esta técnica bajo la dirección de la doctora Manuela Camino. Con este sistema se han realizado 42 trasplantes desde 2016; 42 niños con nuevos corazones que siguen latiendo.
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