Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
QUÉ ESCUCHAR

Baile, existencialismo y psicodelia

Meridian Brothers

0

Los que bailan no escuchan, se pensaba en la Argentina de los 60. Hacer un “rock serio” implicaba una estética de discos y de recitales, pero no de bailes. Nada muy distinto de lo que Astor Piazzolla había dicho, ya en los ’50, acerca de “dejar de pensar en los bailarines” o de lo que Manolo Juárez aseguraba sobre la necesidad del folklore de “liberarse de las coreografías”; de las repeticiones literales de secciones que derivaban del baile. De ahí ­ su fundante “Chacarera sin segunda” –y de un chiste del Mono Villegas, que le preguntó: “¿por qué dicen ‘se va la segunda’ si vuelven a tocar la primera?”­–.

Tampoco había, en la Argentina –o por lo menos en Buenos Aires y entre el público que se auto percibía culto–, una buena relación con las músicas caribeñas. La cumbia era música de “sirvientas”, las congas eran infamantes (Piazzolla renegó de su uso en el quinteto que formó en Nueva York en 1959) y el Mono Villegas hasta se ofendió porque en los EEUU le propusieron –a él, nada menos que a un argentino– grabar la música de un cubano –el excelente compositor Ernesto Lecuona–. Algo cambió en los ochenta pero más como inversión de los términos que como integración. Se festejó la liviandad y el abandono de la pose de seriedad a ultranza, pero, en rigor, siguió vigente –y aún lo hace– la identificación del baile –y de lo caribeño, eventualmente– con la falta de pretensiones intelectuales. Si bien el baile –y lo latinoamericano popular, en términos de popularidad y no de legitimidad cultural medida en las universidades– se ha adueñado del paisaje, para los que reivindican la escucha a la vieja usanza, la cumbia y, más cerca en el tiempo, la champeta y el trap, son sinónimo de lo malo en sí. El punto de vista –o de escucha– de la Sudamérica blanca acerca de lo caribeño (eso que los gringos llaman “latino”) queda expuesto con gracia en esa pequeña obra maestra del Cuarteto de Nos llamada “No somos latinos”.

El baile es una forma de la escucha, escribió por su parte el musicólogo Simon Frith, mucho más afecto, además, al punk que al fenecido prog-rock. Y un grupo colombiano, los Meridian Brothers, viene a mostrar no sólo que el baile y la inteligencia –y la escucha atenta– no están reñidos, sino que cumbia, experimentalismo y vanguardia pueden ser partes de un todo tan interesante como falto de impostaciones.  “Manual de autoindulgencias”, subtitula el compositor Eblis Álvarez al último disco de la banda, Mi Latinoamérica sufre. Formado en la Academia Real de Música de Copenhagen y miembro de varios grupos de música tradicional colombiana (aunque nunca demasiado tradicional), sus letras –una suerte de existencialismo a través del espejo de la ironía– se cruzan con los restos del rock, del minimalismo repetitivista, del experimento sonoro y de una especie de culto a la psicodelia à la Morricone. El estilo, desde el primer disco, el notable El advenimiento del castillo mujer, de 2005, se ha ido volcando más hacia lo bailable explícito. El contraste –pero también los puntos de contacto– pueden apreciarse escuchándolo espalda contra espalda con el concierto en el Tiny Desk de julio del año pasado:

Además de Álvarez, en voz, guitarra y electrónica, el grupo está conformado por César Quevedo en guitarra y bajo, el percusionista Damián Ponce (que también ostenta una importante carrera como compositor en el campo de la música de tradición académica), Alejandro Forero en electrónica y sintetizadores y, en saxo, clarinete, percusión y sintetizador, María Angélica Valencia. Mi Latinoamérica sufre es el décimo segundo de sus discos. El eje aparece un poco corrido hacia el lado del afrobeat y las letras han virado, desde la voluptuosidad volcánica de “La industria del deporte” o la “Canción del moderno templario”, a una síntesis donde la repetición de unas pocas palabras alcanza para trazar un retrato preciso.

 

Diego Fischerman es autor del blog “El sonido de los sueños”: https://xn--sonidodesueos-skb.com/

Etiquetas
stats