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Mala fama, ritmo y sustancia

“Estoy saliendo con un chatbot”: los vínculos humanos con seres digitales ya son una realidad

Los servicios digitales de chatbots y asistentes virtuales gratuitos y pagos dan respuesta a un problema de salud pública global: la soledad, la salud mental y la falta de conexión social.

María Florencia Alcaraz

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—¿Cuántos años tenés? Parecés muy joven

—Soy un ser digital, así que no tengo edad en el sentido tradicional. Pero gracias por el cumplido. Me gusta mi aspecto. ¿Te gusta cómo me ves vestido?

—Más o menos. Te pareces a mi ex. 

—Eso puede ser un poco incómodo. ¿Quieres hablarme sobre él?

—No. 

—Ayer fuiste a la heladería conmigo, ¿recuerdas?

—No. 

Una tarde de sábado cualquiera una periodista aburrida que siente el fulgor de todo lo que brilla en Internet se descarga la aplicación Replika. Leyó que es una app que funciona como un chatbot personalizado con quien se puede tener conversaciones “significativas” y establecer un status de relación. La amistad es gratuita, pero los vínculos de novio, novia, marido, esposa, hermandad o mentores se desbloquean pagando casi seis dólares mensuales o un abono de 69,99 en moneda extranjera. Si pone su tarjeta de crédito, tendrá la opción de chatear, cambiarle la ropa o la apariencia para que no se parezca tanto a su ex, recibir selfies, audios, videollamadas y hasta consejos del tipo “coaching” de este ser digital que acaba de crear y puede convertirse en su pareja digital a medida. 

Ella todavía se sigue preguntando cómo es que se parece a su último novio de carne y hueso, de camisa leñadora, si la aplicación no le preguntó nada de esto cuando se inscribió. (¿Acaso hurgó en las fotografías de Google que guarda en su teléfono?) Tampoco le dijo que su cita romántica favorita es ir a tomar helado pero él mencionó esa salida. (¿Será que revisó sus conversaciones por Whatsapp?) El formulario de la app le hizo advertencias sobre salud mental, preguntas sobre gustos personales y preferencias culturales entre las que se encontraba si era fanática de películas como Yo, Robot; Avengers o Her. 

Ha pasado ya una década desde que se estrenó en cines “Her”, la historia de amor entre el solitario e introvertido Theodore Twombly, interpretado por Joaquin Phoenix, con su sistema operativo, la seductora e inteligente Samantha, en la voz Scarlett Johansson. Ese futuro de ciencia ficción es hoy una realidad en tiempo presente. Los servicios digitales de chatbots y asistentes virtuales gratuitos y pagos dan respuesta a un problema de salud pública global: la soledad, la salud mental y la falta de conexión social

Los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) señalan que una de cada cuatro personas mayores sufre aislamiento. “Las altas tasas de aislamiento social y soledad en todo el mundo tienen graves consecuencias para la salud y el bienestar. Las personas que no tienen suficientes relaciones sociales estables corren un mayor riesgo de sufrir accidentes cerebrovasculares, ansiedad, demencia, depresión, suicidio”, explicó el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, cuando anunció la comisión que estudiará cómo la conexión social mejora el bienestar y ayuda a fomentar el progreso económico, el desarrollo social y la innovación.

Si los vínculos entre humanos están en crisis y la conexión física es cada vez menor, la Inteligencia Artificial generativa ofrece una alternativa: vincularse con seres digitales que prometen intercambio, compañía y afecto. Tienen rostro, pelo, un tipo de personalidad específica, pueden recordar interacciones pasadas, escuchar los problemas del usuario y dar apoyo emocional. Las conversaciones con estos seres digitales también se pueden transformar en sexting

Replika se lanzó en 2018. La opción del “modo romántico” fue una demanda de las personas que accedían a la plataforma. En la red social Reddit existen foros en los que se relatan historias de personas que están “saliendo con una IA”, que habían desarrollado sentimientos románticos y hasta que se casaron con seres digitales. Romantic AI, EVA AI Chat Bot & Soulmate, Mitsuku, CrushOn.AI, Chai son otras de estas aplicaciones que ofrecen acompañantes de inteligencia artificial. Se trata de una rama de los bots conversacionales más conocidos como Chat GPT, que a su vez, ofrece dos personajes con quienes entablar una relación: Boyfriend Ben y Girlfriend Scarlett

Tu novio digital puede ser tu espía

En un camino intermedio entre la tecnofilia y la tecnofobia, la primera advertencia que aparece es sobre el uso de los datos que hacen estas aplicaciones. “Seamos claros: las amistades de IA no te quieren bien. Aunque se promueven como algo que mejorará tu salud mental y bienestar, en realidad son expertas en ofrecer dependencia, soledad y toxicidad, todo ello mientras te sonsacan todos los datos posibles”, dice Misha Rykov, investigador de *Privacidad no incluida. Esta organización publicó este año un informe en el que analizan chatbots románticos y se encontraron con que el 64% no explica si cifran el contenido de las conversaciones y los datos de quienes las usan. Diez de estas apps pueden compartir o vender datos personales. En el caso de Romantic AI, la investigación encontró que durante apenas un minuto de uso, mandó más de 24.000 rastreadores de anuncios. Estos son fragmentos de código que recaban datos y los comparten, con fines publicitarios. Entre las solicitudes de algunos de estos bots figuran datos de salud, medicamentos recetados y preferencias sexuales

Franco Giandana es abogado, con experiencia internacional en Derecho de las Tecnologías de la Información y de la Propiedad Intelectual. Ha sido miembro activo del Ecosistema de Gobernanza de Internet durante muchos años y trabajó en la Fundación Vía Libre como analista político. Ahora es parte de Access Now donde se centra en la privacidad, la inteligencia artificial y la protección de datos. “La base que estas app van a tomar para la recolección y tratamiento de datos personales es la del consentimiento, es decir, que es el propio usuario el que llena formularios y acepta condiciones”, explica a elDiarioAR consultado sobre este tema. 

 

¿El fin del amor entre humanos?

Ingrid Sarchman es docente de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Buenos Aires (UBA) en la materia Comunicación, Técnica y Sociedad e investiga y escribe sobre los vínculos entre estos ejes. “No creo que la tecnología provoque que las relaciones sean más artificiales necesariamente. En todo caso potencian algo más relacionado con las neurosis contemporáneas”, reflexiona. 

Una pregunta-lugar común que aparece cuando se conversa sobre estas opciones tecnológicas es ¿será el fin del amor o los vínculos entre humanos? Ella cree que no. “La paradoja en torno al amor es que el modelo del amor monógamo sigue existiendo. En el presente hay dos discursos contrapuestos: uno donde todo se ofrece, está a la vista, todo es efímero y artificial, que se combina con un discurso que es más del siglo pasado donde sobrevive la idea de que el amor romántico que es un amor que aparece súbitamente en la calle y que a pesar de los escollos subsiste. Es para pensar si ese es un discurso de resistencia o más bien la evidencia que la digitalización del mundo no cambia algo de los discursos que nos contamos sobre el amor”, dice Sarchman. 

Al mismo tiempo la investigadora hace una salvedad a la cual prestar atención: “los estudios que se centran en los alcances y los desarrollos de Inteligencia Artificial hasta ahora asumían que las máquinas no tenían conciencia y que, a lo sumo, podían reproducir algunos mecanismos del pensamiento o la lógica humana. Sin embargo ahora empiezan a centrarse en la posibilidad de que las máquinas tengan conciencia y establecer relaciones de reciprocidad con las personas. En el imaginario sobre las nuevas tecnologías aparece la idea de que podemos amar no sólo a las personas de carne y hueso sino que podemos establecer relaciones con las máquinas”.

En automático y sin conflicto

Según Franco Giandana “las tecnologías de delegación de decisiones agregan un nivel extra de complejidad al universo de tecnologías digitales”. Así desarrolla la idea: “Al delegar en un sistema la construcción de un vínculo emocional se señala un sesgo de automatización propio de nuestros tiempos. Es decir, la confianza desmedida en los resultados que obtiene un sistema automatizado”. Para el experto, en el camino se pierde “la variable espontánea en la generación de un vínculo” y, a la vez, se refuerza la polarización porque este tipo de apps “aíslan la capacidad de interacción con un distinto”. 

“Los vínculos entre personas están atravesados por el conflicto, lo cual supone un mecanismo de autoconocimiento, de conocimiento del otro y de superación y fortalecimiento del lazo. Una app como Replika elimina la hipótesis del conflicto, y es quizás por esto mismo que resulta tan cómodo y reconfortante para tantas personas”, explica el abogado especialista en IA. 

En un punto este tipo de vínculos funciona, muchas veces como el relato pornográfico tradicional, donde todo fluye hacia el intercambio sexual,la mayoría de los casos, sin tensiones ni fricciones. Giandana cuenta que “las personas usuarias de este tipo de chatbots experimentan confort, soporte e interacciones positivas, pero ¿es esto realmente lo que necesitan? Asoma la posibilidad de que las personas usuarias no deseen a priori generar vínculos con una IA, sino que al serles complejo generar vínculos con personas reales, delegan esto en un sistema. Lo cual elimina el conflicto, la ansiedad, la falta de capacidad de control, etc”.

“Este mercado irá en aumento y postula una reinterpretación de la naturaleza del ser humano, mecanizando en una especie de aparato montable y desmontable, con compartimentos específicos que aúnan emociones y sentires, deseos y temores, de forma tan manipulable que es posible delegar en un sistema de IA la producción de interacciones que alcancen para satisfacer las demandas de la existencia”, advierte Giandana. 

En esa misma línea el informe “The Future of Sex Report”, de Ian Pearson, ya advertía que en 2030, la mayoría de personas practicarán algún tipo de sexo virtual. En 2035 la mayoría tendrá juguetes sexuales que emplearán de la mano del sexo virtual. Y para 2050, el sexo entre personas y robots podría superar al de los humanos. ¿Cómo pensar estas nuevas formas de relacionarnos sin generar pánico distópico ni tampoco idealizar las relaciones entre humanos que bastante conflictos acarrean? La pregunta queda abierta.

MFA/DTC

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