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SOY GORDA (ESEGÉ)

Comunidad en la incertidumbre

Luisa Kuliok y Osmar Núñez como Gabriela Mistral y Stevan Zweig en "Petrópolis".

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Vivir fue difícil para ellas. Porque nacieron en un cuerpo, un tiempo o un lugar equivocados. Porque se animaron a hacer cosas extrañas para sus contextos. Porque no siempre hubo un hombre amoroso cerca que las acompañara como debe ser.

En lugares y épocas diferentes, Alfonsina Storni, Cris Miró, Raffaella Carrá, Camille Claudel, Rosa Parks, Carmen Amaya, Lola Flores, Chavela Vargas y Camila O’Gorman desafiaron la normativa imperante e iluminaron con sus obras y sus acciones la etapa de la Historia que les tocó.

Alfonsina fue una de las grandes poetas argentinas del Siglo Veinte y tuvo a su hijo soltera. Cris era actriz y tenía una biología de hombre, pero se percibía mujer. Raffaella no soportó la realidad de Hollywood. Mucho antes, Camille había sido una escultora genial opacada por su maestro y amante, Rodin, que la humillaba siempre. Rosa desobedeció las leyes racistas. Carmen bailaba flamenco sin igual muchas veces disfrazada de hombre, la bailarina y cantaora Lola fue una de las primeras españolas en hablar de la violencia contra las mujeres, la sexualidad libre y la prostitución. Desafiante y rebelde, Chavela tuvo que luchar contra el alcohol, se retiró de los escenarios y en los 90 volvió y fue aclamada. La historia de Camila es la de una condena a la muerte y asesinato por enamorarse de un cura.

En una puesta que las reúne, inspirada en poemas de Francisco Pesqueira y dramaturgia y dirección de Emiliano Samar, se les rinde homenaje. El público aplaude de pie a las actrices Ana Padilla, Claudia Pisanu, Gabriela Villalonga, Guadalupe D’Aniello, Jazmín Ríos, Paula Basaloy Yamila Ulanovsky que las encarnan y sólo disponen de una silla (y la música envolvente y al piano que Martín Tello toca en vivo). Carne, pasión, talento y trabajo puestos al servicio de la teatralidad en un espectáculo que recomiendo ver en Patio de Actores y se titula Vestido de mujer. Es tal la entrega que en un escenario donde todo es negro y rojo, colores que en la iconografía cristiana simbolizan el infierno. Pero también adquieren el valor de la esperanza en las tradiciones anarquistas, de la izquierda y de la caridad derramada por Jesús. Ellas actúan, bailan, cantan y el público las aplaude de pie, luego de reirse y llorar con la belleza que ofrendan, una propuesta coral que a su vez le cede su lugar a la bio de cada personaje.

Corrida, expuesta, en carne viva, como las mujeres de la obra. Así se siente la protagonista de Cuando quieras podés destruirme, una novela de Julieta Sverdlick (Editorial Metrópolis), entregada y aterrorizada por vivir un amor inadecuado, que se revela y se construye a lo largo de una narrativa ágil que se le sale del cuerpo.

Leí este relato precioso en el que una chica llama amiga a quien en secreto le dice te amo. Y, como lo que no se nombra no existe y nombrar una sola vez suele ser insuficiente, Sverlick va al escenario con otra relación amorosamente incómoda con Caramelos para el viaje, dirigida por su padre, Ricardo Sverdlick, en el teatro Border.

Dice Luz Santomauro sobre Cuando quieras podés destruirme: “Acompañamos a la protagonista en su proceso de autodescubrimiento y validación. Su vida da un giro radical cuando e la adolescencia conoce a M, una compañera de taller literario apenas un año mayor que ella y que, inmediatamente, la deslumbra.” En el camino que va del secreto al desocultamiento, la chica que cuenta en primera persona.

Hablando de incomodidades, con el propósito de que disminuyan y de que las personas gordas puedan andar por la vida libres y sin el peso de las agresiones ajenas, el domingo 28 de setiembre se realiza el Cuarto Encuentro Plurinacional de Gordes en Argentina. Esta vez la juntada es en el Club Municipal del Viso, en Pilar, provincia de Buenos Aires, bajo el lema Resistencia gorda. Sosteniendo comunidad en la incertidumbre.

Recomiendo inscribirse visitando la cuentas @encuentrgorde y @gordesactivando, una agrupación de activistas contra el estigma, la violencia, la patologización y discriminación constante hacia los cuerpos gordos.

¿Pueden el maltrato y la guerra resolver la vida de las personas? Estoy convencida de que no, de que cualquier forma de violencia engendra más. Lo propio del humano es el lenguaje y esa es la vía apta para resolver las diferencias.

La obra Petrópolis, en el British Arts Center, escrita por Mónica Ottino y dirigida por Oscar Barney Finn, aborda justamente el encuentro en Brasil y con música en vivo, entre Stefan Zweig y Gabriela Mistral. Sobre el escenario, con el transfondo de la Segunda Guerra Mundial, el escritor de origen judío, interpretado por el gran actor Osmar Nñúez, reflexiona sobre su su vida, su obra y cómo la contienda bélica ha impactado sobre su vida. La poeta chilena, que anima la excelente Luisa Kuliok, también se refiere a lo que está ocurriendo en Europa. Los acompaña la segunda esposa de Zweig, Lotte, interpretada por Ligüen Pires, mientras discurren sobre la identidad, la pertenencia, el nacionalismo y la resistencia ante la opresión. El rol de los intelectuales en tiempos de crisis y la responsabilidad de contar las cosas de manera honesta y fiel son dos de los temas que transitan y hacen eco inevitable en el presente.

El diálogo franco, el papo, la conversa, la charla, la lectura, que es una forma de hablar con otras y otros, son caminos de intercambio y reciprocidad, los únicos que -aunque a veces incómodos- nos pueden sacar de los lugares fijos en los que a veces anclamos y no nos permiten ver más allá del árbol, una perspectiva estrecha.

Diálogo, de la voz griega homónima, proviene de la palabra compuesta por la raíz logo, que significa palabra o significado de la palabra, razón, palabra racional, palabra razonable, y del prefijo dia, que equivale al significado a través de.

Ese puente es el que establece Florencia Aroldi con su padre, a través de textos propios y otros que el actor Norberto Aroldi, su padre, le dejó. Con ese material, con el que la dramaturga escuchó a su muerto más querido, se teje la trama de la obra Prestame tu sueño, en el palacio El Victorial. Se trata del modo en que Florencia pudo recuperar la figura fantasmática del hombre-intérprete-poeta y guionista al que Astor Piazzolla le dedicó en los 70 una de sus bellas piezas donde el bandoneón suena con una hondura inenarrable.

Aroldi en la ficción está perdiendo la memoria de sus personajes y sus escritos y le pide desesperado a su hija que lo ayude a retenerlos. Ella primero se resiste, pero el amor colabora y va cediendo.

Guiados por la muy acertada dirección de Toni Célico, la hermosa María Ibarreta, madre de la autora y quien la impulsó para que realizara la obra, la apasionada Anahí Gadda y el superlativo Manolo Longueira juegan con la ausencia y la presencia de Aroldi, trayendo a la Buenos Aires actual una porteñidad y un modo del afecto que parecían perdidos en el fondo de los tiempos.

LH/MF

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