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Elecciones en Estados Unidos: Atentados, machismo y redes

El domingo 15 de septiembre el ex presidente republicano sufrió en Florida el segundo atentado contra su vida en dos meses. Vendado en la oreja derecha que una bala rozó en el anterior intento de magnicidio, Donald Trump habla el 18 de julio en Wisconsin ante la Convención Nacional 2024 que lo proclamó como el candidato oficial partidario que el 5 de noviembre disputará la presidencia con su rival la demócrata Kamala Harris.

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A Ronald Reagan lo llamaban “presidente de teflón”, porque el ex actor de Hollywood nunca se quedaba pegado a los escándalos de su entorno. Este republicano neoconservador en temas sociales y neoliberal en economía terminó su segundo mandato con los mayores niveles de gasto estatal y déficit fiscal conocidos hasta 1989. A Donald Trump lo llaman “presidente inimputable”, porque al ex payaso siniestro de la televisión chatarra no lo han herido fatalmente ni las balas magnicidas ni las causas judiciales. Como tampoco parece haber dañado o favorecido de manera manifiesta al candidato republicano una semana particularmente bien dotada de acontecimientos irrepetibles o extraordinarios en sus chances para ganar su primera reelección y derrotar a la vicepresidenta y candidata demócrata Kamala Harris en las presidenciales del 5 de noviembre.

Encuestas con el chaleco antibalas puesto

Según una encuesta Ipsos/ABC News realizada entre los días 11 y 13 de septiembre, es decir, inmediatamente después del martes 10, día del debate presidencial televisado, Kamala Harris tiene el 52% de las intenciones de voto y Donald Trump el 46 por ciento. En la encuesta anterior del mismo consorcio, llevada a cabo con los mismos métodos, a cada contrincante correspondía… el 52% y el 46% de la intención sondeada. En promedio, subió 0,6 puntos porcentuales la ventaja de la vicepresidenta y candidata heredera de Joe Biden. Muy poco y muy pronto para extraer conclusiones siquiera precarias.

Ipsos/ABC reconoce un margen de error del 2 por ciento. Esta misma demoscopia post-electoral brinda una información al menos contrastante. El 58% de las 3276 personas encuestadas declara que el desempeño de Kamala Harris en el debate presidencial del martes 10 fue superior al de Trump. ¿Por qué esta diferencia no se refleja en una ganancia perceptible en las preferencias electorales? ¿Por qué en ese 58% no parece haber nadie, entre el electorado de Trump, que cambie su voto a favor de la candidata demócrata a quien reconoce su triunfo dialéctico?

En las respuestas del electorado indeciso pueden leerse los motivos de su indecisión entre las dos candidaturas presidenciales 2024 del bipartidismo EEUU y los indicios de la inmovilidad de las preferencias en el campo republicano. El mayor desafío de Kamala Harris antes de las elecciones del primer martes de noviembre sigue en pie como antes del debate televisado en el cual la ex fiscal general y senadora de California actuó mejor que el ex anfitrión de realities. La candidata demócrata debe exponer con máxima claridad, más allá de su abogacía del aborto y de los derechos reproductivos de las mujeres, qué defiende y qué hará si llega a ser la primera mujer en la Casa Blanca. Para los que votan republicano, Trump es su hombre.

Historias de mujeres que hacen Historia

Si Harris venciera a Trump en noviembre, sería también la primera mujer de color en la presidencia. En 2008 fue elegido el primer presidente negro de EEUU. La fórmula demócrata de Barack Obama y Joe Biden volvió a ganar las elecciones cuatro años después. En 2016 Hillary Clinton fue la candidata con mayor voto popular pero Trump se quedó con la presidencia porque el republicano fue el candidato más votado en el Colegio electoral. En una elección indirecta como la de EEUU es presidente el candidato que gana un mayor total de electores sumando los que ganó en los 50 estados y no el candidato que gana más votos sumando todos los votos válidos emitidos en el país. Hillary no ganó. Pero una mujer había ganado más votos populares en una elección presidencial que un varón por primera vez en la historia de EEUU, y por primera vez en esa historia uno de los dos grandes partidos nacionales había decidido en sus primarias que una mujer encabezara la candidatura oficial partidaria.

El 58% de las 3276 personas encuestadas declara que el desempeño de Kamala Harris en el debate presidencial del martes 10 fue superior al de Trump. ¿Por qué esta diferencia no se refleja en una ganancia perceptible en las preferencias electorales? ¿Por qué en ese 58% no parece haber nadie, entre el electorado de Trump, que cambie su voto a favor de la candidata demócrata a quien reconoce su triunfo dialéctico?

Aparentemente la raza no pesaría entonces en la elección. Ni el género. La propia Harris ha hecho un principio guía de su campaña el no hacer campaña con que su victoria haría Historia con mayúsculas. Sin embargo, no hay unanimidad en los análisis al respecto. Y hay también una sutileza o grosería que diferencia las victorias electorales de Barack y de Hillary: el candidato negro del Partido Demócrata ganó la presidencia pero una candidata mujer todavía no la ganó.

La columnista de Bloomberg Jessica Karl caracteriza el despolitizado desinterés del público en EEUU ante el frustrado magnicidio del ex presidente Trump. Mientras el candidato republicano jugaba al golf en su residencia de Florida, su magnicida fallido pudo merodear durante 12 horas sin disparar y sin ser detectado, a pesar de que la seguridad hubiera recibido notificaciones acerca de la existencia y presencia de este errático militante pro-ucraniano, según la definición del Wall Street Journal. Que alguien pueda pasearse al aire libre y a plena luz del día con un arma de guerra como el rifle de asalto que cargaba sin permiso Ryan Wesley Routh no es un ingrediente atípico en un paisaje suburbano típico. En el debate del martes 10, Trump se refirió a una noticia que conoció por internet sobre migrantes haitianos que en Ohio se comen las mascotas de la población. Casi de inmediato llegaron de varios pueblos como el mismo Springfield sobre el cual Trump había leído su fake news, y donde nadie se come los perros ni los gatos, llegaron noticias serias sobre reales amenazas de bomba contra autoridades e instituciones locales. Tampoco estas alarmas, señala Karl, interesaron perceptiblemente a las redes sociales.

Anécdotas de presidentes y otros millonarios

¿Sería exagerado insistir en la veta de machismo de los tópicos más arrasadores, Sunday Night Football, las premiaciones Emmy, y la declaración no de amor sino de odio de Donald Trump a la estrella y empresaria pop Taylor Swift?

El usuario trumpista @DogeDesigner preguntaba después de magnicidio fallido por qué quieren matar a Donald Trump. El multimillonario sudafricano Ellon Musk, que tiene más de 200 millones de seguidores, aportó una reflexión como comentario: “Y no hay nadie que esté por lo menos pensando en matar a Biden / Kamala”. Posteo interrogativo, dubitativo o elegíaco que el CEO de Tesla y de SpaceX pronto retiró de X. Para aclarar que, por supuesto, él "estaba bromeando".

La analista política Nia-Malika Henderson, ex columnista de CNN y ex periodista del Washington Post, va más lejos en el andarivel del “subtexto de género” de la contienda presidencial 2024 en EEUU. Señala que hay una brecha entre lo que el público vio en el debate presidencial y lo que en verdad quedó ahí registrado ante las cámaras y micrófonos de la cadena ABC. Preguntada por el moderador David Muir si el pueblo norteamericano estaba mejor que antes después de casi cuatro años del gobierno demócrata en el cual ella es la vicepresidenta, Harris delineó varias propuestas concretas, incluyendo una asignación universal por hijo de 6 mil dólares y una reducción de 50 mil dólares de impuestos para las pequeñas empresas. También detalló cómo serían en concreto sus políticas de derechos reproductivos y de inmigración si ganara las elecciones y estuviera al frente de la Administración: impulsaría la sanción de una ley federal sobre el aborto y presentaría nuevamente en el Congreso el proyecto bipartisano que Trump boicoteó desde fuera del Capitolio. Harris pudo sonar como la senadora y ex precandidata presidencial demócrata Elizabeth Warren con su cantinela I have a plan. Hacer listas, prepararlas, prepararse para un debate, dice Nia-Malika Henderson, parece “cosa de mujeres (women’s work)”.

El usuario trumpista @DogeDesigner preguntaba después de magnicidio fallido por qué quieren matar a Donald Trump. El multimillonario sudafricano Ellon Musk, que tiene más de 200 millones de seguidores, aportó una reflexión como comentario: “Y no hay nadie que esté por lo menos pensando en matar a Biden / Kamala”. Posteo interrogativo, dubitativo o elegíaco que pronto retiró de X. Y aclaró que se trataba de un chiste. Musk es un contratista del gobierno norteamericano, como recuerda Adam Kinzinger, quien también recuerda que es muy rico, demasiado rico.

El interés que estos intercambios sí ganaron sin demora en las redes, ¿probaría que están más politizadas de lo que Jessica Karl sugiere? En todo caso, aun eliminado, el posteo de Ellon Musk no desmiente ese machismo feral que según Nia-Malika Henderson tanto las permea e impregna. El magnate de Tesla y Space X llama sin más Biden / Kamala a Kamala Harris: retiene el nombre de bautismo propio de la vice pero después del apellido del actual presidente octogenario. Incidentalmente, la candidata presidencial demócrata es una bautista con un marido judío y una fe inspirada en Martin Luther King y Gandhi.

AGB

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