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Gordo TV

Estafados y estafadores

La pantalla de C5N, con un móvil en San Pedro.

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Lunes al mediodía

¿Puede un estafado ser, a la vez, un estafador? Más de 20.000 vecinos de la localidad bonaerense de San Pedro participan de la plataforma Rainbow Exchange, en la que compran y venden criptomonedas con supuestas ganancias en dólares del 1% o 2% diarios. La cobertura del presunto esquema piramidal es similar en todas las señales de noticias: amable y profesional. Como pasa con los accidentes de tránsito y los desastres naturales, los periodistas se limitan a transmitir información o dar consejos útiles a la comunidad. Se percibe en ellos la satisfacción de volver al oficio al que alguna vez aspiraron. En un tono neutro pero firme, alertando a la audiencia, todas las señales exhiben el video de una supuesta china que convoca a los inversores. 

—Espero que cada miembro pueda tomar acciones positivas en las personas de su alrededor, dándoles una oportunidad de mejorar sus ingresos y también de aumentar los propios —dice en un inglés rudimentario. 

Se especula que es una actriz, o que su imagen pudo haber sido generada por inteligencia artificial:

—¿Cómo podés confiar en que ese video te va a ayudar a hacerte millonario? —expresa Luli Trujillo— Lo único que hay, y esto yo lo entiendo, es la necesidad de una guitita de más.

Desde un móvil en el centro de San Pedro, sobre la vereda de una casa de cambio que amaneció con la persiana baja, Diego Lewen entrevista a vecinos que pasan por el lugar.

—¿Vos estás en un grupo de Whatsapp o de Telegram?

—En Telegram —contesta uno, nervioso—. Nos pasan la información y operamos sobre una moneda. Se están diciendo cosas fuera de lugar. Yo tengo vecinos que hicieron retiros de plata ayer mismo. Anoche todavía funcionaba. A dónde quieren llegar con todo esto que están diciendo, no sé. Tal vez lo que molesta es que el que menos tiene, tenga algo.

Mira al periodista de reojo, con desconfianza. Lewen no se hace cargo. 

—¿Te sorprende que la financiera hoy esté cerrada?

Zócalo: Lautaro, inversor.

—Yo sabía que esto era una inversión de riesgo —dice Lautaro—. Tenía un ahorro, un sobrante.

El cronista lo arrincona con el micrófono.

—¿Cuánto, más o menos?

—Una moneda. Sabía que, si perdía, lo perdía. Pintaba mi casa o ponía la plata ahí. Y bueno, la puse ahí.

—¿Y qué pasó?

—Pinté mi casa —dice con satisfacción—. Y ahora cambié los pisos —se agranda—. Me sirvió más la china que el gobierno de Milei, por ejemplo. Obviamente que no lo voté ni lo votaría nunca. Pero si yo tengo que votar hoy, voto a la china y no al cachivache que tenemos como presidente.

Su tono, ahora, es desafiante. Las miradas en el estudio transmiten confusión. 

—Pero vos sabés que acá hay algo raro —insiste Lewen.

—Hay mala intención —insiste Lautaro—. Quieren hacer caer el sistema.

 Pasa alguien en bicicleta:

—Aguante Milei —grita.

Con paciencia, Rubén Suárez y Trujillo le explican a Lautaro que está siendo víctima de una estafa piramidal.

—A mí no me consta que esto sea un esquema Ponzi —argumenta él, sin bajar la mirada.

—Vos creés que no lo es —enfatiza Trujillo.

Lautaro contraataca:

—No hay denuncias. 

Se hace el silencio.

—Es más —infla el pecho—. Se le da mucho aire a este tema cuando por ahí tendríamos que preocuparnos por el hospital al que están por cerrar, y otras cuestiones que son mucho más importantes. 

Hay incomodidad en el estudio. Un panelista señala que, por la propia naturaleza del esquema piramidal, los participantes deben sostener la ficción si quieren conservar la esperanza de cobrar su plata.

Martes a la medianoche

Esteban Trebucq y Luis Novaresio se reencuentran en un clima íntimo, alejados de la coyuntura diaria. Al principio parecen amigos que no se vieron en mucho tiempo, o un par de amantes que se descubren por primera vez. En algún momento comprenden que, en realidad, están haciendo lo de siempre: afirmar algo y sostener, al mismo tiempo, lo contrario. Ya distendido, Trebucq opina que la Argentina es un quilombo. 

—Nos acostumbramos a eso —reflexiona—. Siendo la séptima geografía del mundo, con el mejor litoral marítimo, tirás un cable en la Pampa Húmeda y nace soja, la cordillera, minerales, tenemos lo que se te ocurra. Pero bueno, nuestra clase dirigente transformó a esta nación rica en un país pobre.

Novaresio entrecierra los ojos y parafrasea a Mario Vargas Llosa.

—¿Cuándo se jodió la Argentina?

Introspectivo, Trebucq recuerda a su padre. 

—Él decía que fue en el ‘55, porque ese golpe eternizó una doctrina que estaba en decadencia. Si por cada necesidad, nace un derecho… —suspira—. La economía administra recursos escasos. Argentina quiere hacernos creer que los recursos no son escasos.

Luego afirma que él no es gorila y concluye que el problema es cultural. Más adelante opina que los jubilados ganan poco y que él no hubiese vetado la ley de presupuesto universitario, pero aclara que no está en el lugar de Milei:

—Yo no soy nadie, no represento a nadie —dice.

Novaresio se toca el anillo.

Miércoles a la mañana

Síntesis con los títulos del día en Ciudad Magazine: Rolando Barbano y Marina Calabró, juicio oral a L-Gante y el Huracán de Miami que preocupa a algunos famosos.

—¿Cómo están en casa? —saluda Yuyito González—. Qué hermosa la música. Me levanta este tema porque habla del amor, de la gente que amás. Acá les cuento la novela diaria del romance 2024 —tira un beso a la cámara—. Somos la pareja del año. Tendríamos que salir en las tapas de las revistas, en todos lados. Me encanta que compartan el amor, la buena onda, la amistad. Es un programa de buena onda, queremos darte alegría. 

Sube el volumen de la música. La conductora baila. Una sombra atraviesa su semblante. 

—Manden mensajes lindos, chicos —bebotea—. A los feos no los leo. Hay poquitos. Ya con una palabrita te das cuenta. Chau, los eliminamos. Así que vamos todos los de buena onda, los que queremos salir adelante, los que vamos a poner todo, todo, todo para estar cada día mejor. —por un segundo, se vuelve seria—. Con esa actitud, con esa cabeza, ahí vamos. Ahí nos unimos.

Un rato más tarde

Un comerciante habla desde un móvil en San Pedro en A24.

—Antes la gente de abajo se tenía que conformar con ir a la isla a pescar bogas —dice frente a la cámara—. Tal vez duele que la gente prospere.

Sus palabras generan irritación en algunos de los periodistas en el estudio. Nahuel Suárez los contiene:

—Yo no tengo que cuestionar al señor si él está convencido de que hizo una operación y le dio ganancia —dice.

—No es que yo estoy convencido de que me da ganancia —lo interrumpe el vecino—. Estoy convencido de que el país nos pisoteó mil veces. Nos pisotearon el Gobierno, los bancos. ¿Te acordás en 2001 cuando se quedaron los dólares en el banco? ¿Y? —arenga— Como el banco tiene más poder que las personas de a pie, no pasaba nada. 

Zócalo: El pueblo cayó en la trampa.

—A mí me parece muy riesgoso hablar de una operación de la que hay que estar muchísimo más informado —interrumpe Carlos Strione, alterado—, hay un montón de estafadores en el medio.

—Es una manipulación de mercado —se exalta el entrevistado—. No hay que ser muy inteligente para entender esto. Yo no tengo que ir a Harvard para explicarlo. Antes sucedía con Wall Street. Lo hicieron un montón de veces, pero ahí no pasaba nada porque eran la casta política mundial. 

Alguien toca la bocina. Se escucha un grito:

—Aguante.

El vecino agradece el saludo.

A la noche

El influencer libertario Fran Fijap y del conductor de TN Jonatan Viale se parecen a las caricaturas que circulan sobre ellos mismos. Ambos son fungibles, como el dinero. Por momentos, durante la entrevista, se genera la ilusión de que son intercambiables.

—Tercera marcha consecutiva en que un grupo violento agrede a periodistas libertarios —anuncia Viale, forzando la crispación—. La vez pasada la había ligado Marianito Pérez. También vos, cuando te pegó una trompada un custodio de Lousteau —hace en el aire el gesto de pegar una trompada.

Pasan un video donde el comunicador oficialista es corrido durante media cuadra por una turba enardecida, hasta que se refugia en una casa de empanadas. Un dron permite observar que en el trayecto, además, le pegaron. La música transmite inquietud.

—Viste cómo me tiran al piso y me pegan patadas —señala Fijap, desaliñado, como si la gresca hubiera tenido lugar hace cinco minutos.

—Si vos no entrabas a ese local… —advierte Viale.

—Me mataban.

—¿Qué lesiones tenés?.

—Me llevaron al Hospital Ramos Mejía. Tengo en la cabeza, eh…

—¿Traumatismo de cráneo? —sugiere el conductor.

—Leve.

—Eso fue cuando te pegaron un piedrazo —interviene Sandra Borghi.

—Por todos lados.

—Te pegaron varios piedrazos —se entusiasma Viale.

Fijap asegura que también le duele el brazo.

—¿Ustedes cuántos años tienen de periodistas? —pregunta— ¿Esto lo vivieron alguna vez? Que un periodista vaya a cubrir algo y le peguen. 

Viale recuerda que a Nicolás Wiñazki también le pegaron en reiteradas oportunidades. 

El aludido baja la vista con humildad.

—Esto no es una comparación —dice.

Luego discuten un largo rato sobre la violencia de los manifestantes. Al final, informan que el Congreso validó el veto presidencial a la ley de financiamiento universitario.

ST/DTC

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