Adorni toma las riendas: absorbe la estructura de Prensa del Gobierno y suma tensión con Santiago Caputo
La renuncia de Eduardo Serenellini marca un punto de inflexión en el organigrama del área comunicacional. Con la figura del vocero protegida por Karina Milei y en ascenso, se acrecientan los roces con el asesor todoterreno.
La largamente anunciada salida de Eduardo Serenellini, el hasta ayer secretario de Prensa, vuelve a reconfigurar el organigrama puertas adentro del gobierno de Javier Milei. En el centro, excluyente, aparece un nombre: el del vocero Manuel Adorni, un protegido de Karina Milei y parte del círculo cercano al Presidente, que fue ganando influencia a lo largo del primer año de gestión y que este martes protagonizó su primera conferencia de prensa del año. Secretario pero con rango ministerial, su crecimiento contrastó siempre con Serenellini, que pese a tener también rango de ministro no contaba, ni de cerca, con las mismas atribuciones ni el mismo poder de decisión.
Adorni está al frente de la Secretaría de Comunicación y Medios, que tiene una dotación de personal de 208 agentes, si se toman en cuenta los puestos jerárquicos y los empleados rasos. Así lo informó la Casa Rosada en el último informe de gestión que el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, presentó ante el Senado en el mes de noviembre. Su estructura está integrada por un subsecretario, 20 directores y 12 coordinadores.Habitualmente, cada uno de estos “ravioles” del organigrama tiene, a su vez, un equipo de colaboradores.
Según pudo saber elDiarioAR de fuente oficiales, la secretaría que hasta este martes encabezó Serenellini —y que hasta el año pasado manejó unos $4.871 millones, por la extensión del presupuesto 2023— se subsumirá en el esquema que ya maneja Adorni. Un dato político curioso se desprende de esta situación: la subsecretaría de Javier Lanari, quien en la práctica es la mano derecha de Adorni y su coequiper en el trato con los medios de comunicación, estuvo hasta este martes bajo la órbita de Serenellini, cuya gestión al frente de su secretaría se basó en hacer las veces de relacionista público, a partir de encabezar reuniones con organismos de la sociedad civil y hasta con la Sociedad Rural.
Lanari tiene, de acuerdo al informe de Francos, otras 60 personas a su cargo (por fuera de los 208 empleados del esquema de Adorni), que en su mayoría trabajan en lo que el Gobierno llama la “usina”, el área que se ocupa del clipping (un resumen con los recortes de publicaciones en medios que son de interés para la Casa Rosada) y de desgrabar los discursos de Milei.
Roces
La renuncia “por razones personales” de Serenellini no se dio en cualquier momento. Este martes tuvo lugar la primera conferencia de prensa del año de Manuel Adorni, que a su vez coincidió con otro hecho de marcó la jornada en Casa Rosada. Desde esta mañana, un miembro de Casa Militar custodia la puerta del Salón Martín Fierro, lugar que oficia de despacho del todopoderoso asesor presidencial Santiago Caputo. Para los periodistas acreditados, el cambio no pasó desapercibido: en la puerta de esa oficina del primer piso, la verdadera sala de máquinas del Gobierno,ahorano puede haber “permanencia”, sino solo circulación.
La decisión, que tomó por sorpresa incluso al propio Caputo, lleva el sello inconfundible de Karina Milei, la secretaria general de la Presidencia. Un movimiento rápido y discreto, pero que no por eso dejó de levantar especulaciones. Los motivos no están del todo claros, aunque no faltan quienes conjeturan con la existencia de un recelo particular de Adorni para con Caputo, cuyo trato con la prensa es mucho más fluido de lo que cualquier observador externo podría pensar.
En los pasillos de la Casa Rosada, la vigilancia militar sobre la puerta de Caputo recuerda a episodios recientes. El año pasado, Karina despidió al entonces jefe de la guardia presidencial, Alejandro Guglielmi, acusándolo de filtrar información sensible. Es que el despacho del asesor presidencial es más que una oficina. Se trata del lugar donde se negocian acuerdos, se trazan estrategias y se toman decisiones que luego llevan la firma de Milei. Para muestra basta un botón: la semana pasada, el gobernador de Salta, Gustavo Sáenz, llegó con su propia agenda a dialogar mano a mano con Caputo. Ni Guillermo Francos ni Eduardo “Lule” Menem estuvieron al tanto de esa visita.
PL/JJD
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