El “partido judicial”, el “endeudamiento criminal” que provocó el macrismo, los “funcionarios que no funcionan”, el “festival de importaciones”. Uno a uno, Cristina Fernández de Kirchner fue mencionando a los que ella considera responsables de provocar una “inflación única en el mundo”, para, luego de una hora y media, concluir con un mensaje directo a Alberto Fernández. “¿Ganar las elecciones para no cambiar nada?, es mejor quedarse en la casa”, dijo al cierre del acto que encabezó esta tarde en Avellaneda.
La vicepresidente eligió un plenario de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) en el Parque La Estación, en el sur del conurbano bonaerense, para celebrar el 20 de junio.
Desde el kirchnerismo habían anticipado que sería un discurso fuerte y centrado en la economía. Y así lo fue. Lo que comenzó como una clase en la que fue desentrañando las causas que llevaron al país a uno de sus peores índices de inflación, Cristina Fernández fue señalando uno a uno a los que considera responsables: “Tenemos una inflación única en el mundo, por el deficit fiscal no es”.
Aunque prefirió evitar nombres de esos responsables, solo en algunos casos eligió mencionarlos con nombre y apellido. Uno fue cuando habló del endeudamiento generado durante el gobierno de Mauricio Macri. “Este proceso es el producto del endeudamiento criminal de los cuatro años del macrismo”, dijo y reforzó que se trató de “cuatro años de endeudamiento brutal y duro”.
“Es importante que entendamos que el gran problema de la Argentina, que es la inflación, es que antes hubo un problema de endeudamiento”, explicó luego de desechar la idea que los precios escalan a causa del déficit fiscal.
“Cada vez que el país se endeuda en dólares la economía bimonetaria hace saltar al país por los aires”, señaló la vicepresidenta quien estuvo acompañada por el ministro de Desarrollo Territorial y Hábitat, Jorge Ferraresi, y el Secretario General de la central obrera y diputado nacional, Hugo Yasky.
Mezclado entre los 1800 delegados de la CTA estaban también la plana mayor del kirchnerismo: El gobernador Axel Kicillof, los intendentes de La Matanza, Fernando Espinoza, y de Quilmes, Mayra Mendoza; los sindicalistas Pablo Moyano (camioneros), Sergio Palazzo (bancarios) y Víctor Santa María (encargados de edificios), y Andres “Cuervo” Larroque, ministro de Desarrollo de la Comunidad de la provincia de Buenos Aires.
Cristina cuestionó la inacción por parte del Gobierno para poner freno al sector empresario y controlar las importaciones pero también cuestionó que el Estado haya delegado en los movimientos piqueteros el reparto de los planes sociales. “Es como el perro que volteó la olla y mira para otro lado”, dijo.
“La economía produce dólares y hay un festival de importaciones. El Gobierno debe pensar articuladamente entre Banco Central, el Ministerio de Producción, que es el que autoriza las importaciones; la AFIP y la aduana la que fija los precios de referencia y controla que no haya subfacturación; y el Banco Central. Esto no estaría sucediendo”, aseguró.
Aunque en la mayor parte de su discurso evitó dar nombre, tanto de los funcionarios cuestionados como de las empresas criticadas, sí lo hizo al referirse a Techint y la decisión del Gobierno de adelantarle dólares necesarios para la compra de chapa en Brasil para la construcción del gasoducto Néstor Kirchner. “Si tenés una empresa multinacional de la magnitud de Techint, si aparte tenés la posiblidad de hablar con sus directivos, pedile que los 200 millones de dolares que le tienen que pagar a su subsidiario en Brasil la financien ellos o pidan un crédito en brasil y entonces no tengo que darle 200 millones de dolares a 127 pesos el dólar para que me importe”, se quejó Cristina Fernández.
Esa misma discusión fue la que desencadenó la renuncia del ex ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, y su reemplazo por Daniel Scioli.
“Yo espero que la presencia de Daniel Scioli pueda reencausar y reenderezar las cosas, pero tenemos que ponernos de acuerdo cuál es el criterio para hacer estas cosas”, dijo y enseguida aclaró: “Y que nadie se preocupe que la unidad del Frente de Todos, no está ni estará en discusión”.
Sin embargo, no dudo en asegurar que “este es un estado estúpido” que no logra poner freno a las importaciones, un tiro por elevación a quienes hoy están a cargo de ese estado. Más directa, en otro tramo se quejó porque “hay que poder desarticular la estafa -de las importaciones., no hay voluntad para desarticular lo que ha constituido una verdadera estafa”.
La vicepresidenta también culpo a ese estado por haber abandonado el control de los planes sociales. Tras dos marcha que dejaron en claro el poder de movilización que hoy tienen las organizaciones piqueteras opositoras, Cristina aseguró “el estado nacional debe tomar el control de las políticas sociales que no pueden seguir tercerizadas”.
Dijo también que “los piqueteros son hijos de las políticas neoliberales de los años ´90, no nacieron con ningún gobierno populista, son productor de la falta de oportunidades”.
Otro de los tramos más duros fue cuando se refirió al “partido judicial”. “Si las necesidades son del pueblo no hay derecho, justicia, fiscal ni jueces. Si la necesidad es de los poderosos, hay jueces, fiscales, defensores, lo que haya. Esto es hoy el partido judicial. No digo más Poder Judicial porque no hay más: hay partido judicial”, aseguró.
Cristina Fernández se quejó por los “6500” expedientes judiciales que esperan una resolución de “jueces y fiscales” para poder destrabar las importaciones: “Esos jueces no siguen la doctrina de Rosenkrantz. Donde hay una necesidad de dólares ahí habrá un juez y fiscal para darle dólares a los importadores”, afirmó.
Otro de los blancos de la vicepresidenta fueron los discursos libertarios como el de Javier Milei: “La reducción al mínimo del Estado es solamente un ejercicio que sirve para quedar bien de ocasión en un discurso en un canal de TV o radio, total, cualquiera puede decir cualquier cosa que total da lo mismo”.
Tras una hora y media de discurso, el acto finalizó tal como empezó, con música de los Redonditos de Ricota. En su tercera aparición pública, luego de un acto en Chaco y en el aniversario de YPF, Cristina Fernández cumplió con lo anticipado y no dejó críticas por desplegar.