Ted Sorensen, consejero y speechwriter de los más célebres discursos de John F. Kennedy, no pudo escribir un texto que el presidente le pidió durante la crisis de los misiles rusos en Cuba. Era el relato de lo indecible: el mensaje que debería leer Kennedy para informar sobre un conflicto armado, de alcance atómico, con la URSS. La anécdota refleja una negación de Sorensen, su imposibilidad de escribir sobre lo que no quería que suceda.
Martín Guzmán, en otra dimensión, padeció un karma parecido hasta el sábado pasado cuando Cristina Kirchner, en el primer acto de campaña del FdT, anunció que los Derechos Especiales de Giro (DEG) se usarán para pagar vencimientos con el FMI. El discurso que Guzmán no quería contemplar, el impronunciable, era el discurso del default y fue la vice, en primera persona, la que degolló ese fantasma.
Que lo haya dicho Cristina tiene un valor único: solo un mensaje público de la vice pudo clausurar el escarceo que activaron sectores del kirchnerismo y que tomó cuerpo con un proyecto agitado por el senador cristinista Oscar Parrilli. Solo la vice -ni Alberto Fernández ni Guzmán- pueden archivar ese tironeo y, en paralelo, activar otro proceso: que luego de una temporada en silencio, el ministro de Economía recupere la voz.
El lunes, menos de 48 horas después del acto en Escobar se registró el primer movimiento. Guzmán recibió en su despacho a Victoria Tolosa Paz, primera en la lista de diputados nacionales de la provincia de Buenos Aires. Se conocen de antes porque ambos son platenses y porque, cuentan en ambos campamentos, han compartido reuniones y lecturas sobre las políticas sociales y las tarifas para sectores vulnerables.
Con Tolosa Paz, Guzmán ensayó un oficio particular: el de entrenador de candidatos. Charlaron casi dos horas, donde aportó datos y enfoques para defender las medidas económicas del Gobierno. “Es importante que en temas sensibles como el FMI y la inflación, haya un mensaje coordinado”, explicaron en Economía ante la consulta sobre ese encuentro con la platense, quizá la figura del FdT con más rotación en TV.
En particular hay un tema que el ministro enfoca. En el encuentro con Tolosa Paz desplegó números y argumentos para negar la idea de “ajuste”, un tema que quizá esté más dirigido a los propios que a los opositores. Desde sectores K se acusó a Guzmán de ser demasiado ortodoxo y lo cuestionaron por la baja del déficit. “No hubo ajuste, hubo menos déficit porque se recaudó más y mejor por la reapertura de muchos sectores. Nuestra política es de gasto expansivo para incentivar la reactivación económica”, es el punteo genérico que baja el ministro.
El coaching económico que hizo con Tolosa Paz lo hará con otros candidatos. Además ya designó a un grupo de colaboradores para que trabajen con los distintos referentes del país, les preparen información y “relato” sobre temas específicos como el “ajuste”, la negociación con el FMI, el dólar y la recuperación económica, más un ítem puntual sobre inflación. Asimismo del libreto nacional, sumará campañas segmentadas según la región y colaborará, avisó, por demanda de cada provincia.
Trinchera
Pero además de darles lecciones a los candidatos, Guzmán le pondrá el cuerpo a la campaña. Para la semana próxima prepara su primera salida. Retomará un formato que ensayó meses atrás, de visitas a las provincias y a municipios del gran Buenos Aires. En más de una ocasión, viajó junto a Eduardo “Wado” De Pedro. Luego lo discontinuó. Guzmán, según contó un dirigente del PJ que lo visitó, advirtió algún malestar en sectores del kirchnerismo por sus bajadas al territorio.
El discurso de Cristina último sábado despeja, al menos durante lo que dure la campaña, esos escarceos. Sus palabras operaron como una bendición para lo hecho por Guzmán y lo validan para que salga, ahora, a sumarse a la campaña, un tema que militó en persona, en las charlas que mantiene en Olivos con Fernández, Axel Kicillof. “Ni en el peor momento, Cristina y Martín dejaron de hablar. Nunca”, asegura una fuente que conoce, en detalles, los movimientos en la cima del Gobierno.
Metódico, Guzmán diseñó un sistema de campaña: sus bajadas. En las provincias, se verá con los gobernadores y con los candidatos, hará una visita a una actividad productiva o a una obra pública financiado por Nación, habrá alguna charla económica y encuentro con sectores empresarios, cámaras y PyMEs. La del 2021 será la primera campaña electoral del ministro que no participó, aunque había tenido conversaciones con Fernández, de la del 2019.
“Con su tono, Martín le puede hablar a sectores duros, donde otros no pueden entrar. Hay que aprovechar eso”, explica un funcionario a elDIarioAR que, con el mismo énfasis, destaca el discurso de Cristina porque sirvió para “despejar el amor de algunos por el default”. Va un paso más allá y lo traduce como una señal de la vice de que no hay margen para tensiones internas porque cada chispazo impacta de manera negativa sobre el dólar y la inflación.
El ministro ensaya su menú de campaña. “La gente vota para adelante. Y podemos hablar porque la economía, después de una cerrazón importante, da señales de reactivarse. Están dadas las condiciones para que una buena segunda parte del año y, además, buenos años para adelante”, lo traduce un colaborador. Las recomendaciones de Guzmán consisten en hablar de que hay una buena tendencia de la economía pero que son preocupantes la brecha entre del dólar y la inflación aunque desde marzo empezó a bajar, aunque más lento de lo esperado.
PI