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Programa de Artistas Emergentes

El Gobierno de Milei prepara un puesto para “El Dipy” en busca de fomentar la música en barrios vulnerables

El "Dipy" se mostró al lado de Javier Milei desde la campaña presidencial del líder libertario.

elDiarioAR

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David “El Dipy” Martinez, cantante y excandidato a intendente de la Matanza de La Libertad Avanza, tiene todo listo para desembarcar en el Gobierno de Javier Milei para coordinar el Programa de Artistas Emergentes.

De confirmarse, su puesto estará bajo la órbita de la subsecretaría de Promoción Cultural, que pertenece a Capital Humano, y su sueldo rondaría el millón y medio de pesos.

De acuerdo a la idea de la gestión libertaria, su función será asesorar y coordinar un nuevo proyecto cultural para fomentar y acercar los artistas emergentes con una perspectiva de inclusión social en diferentes puntos del país, indicaron desde el Gobierno.

Vale destacar que no tendrá un cargo permanente en el Estado, sino que se ocupará por contrato de este programa.

El año pasado, Martínez fue el candidato de La Libertad Avanza en La Matanza, y logró quedarse con el segundo lugar. Obtuvo el 23%, muy por detrás del actual intendente, Fernando Espinoza, que sacó 45% de los sufragios.

Quién es “El Dipy”

(Texto publicado 23 de mayo de 2023 en elDiarioAR, por Victoria De Masi)

Se llama David Adrián Martínez, tiene 46 años y nació en Gualeguaychú, provincia de Entre Ríos. Hijo único, sus padres se instalaron en La Matanza cuando él un niño. Llegaron a La Tablada para dar vuelta un racha difícil: no tenían trabajo ni hogar ni porvenir. Durmieron “de prestado” en casas de conocidos, changuearon y secaron mucha yerba al sol

Hasta que ambos consiguieron trabajo en la misma fábrica. La madre lo cuidaba a la mañana hasta que llegaba el padre a ocuparse del chico, así ella podía tomar el turno de la noche. Años y años de ahorro para comprar un terreno en el que empezaron a construir: un ladrillo sobre otro hasta que armaron la casita. No era suerte, era esfuerzo. Después los padres renunciaron a sus empleos en la fábrica y abrieron un almacén. Esa despensa se convirtió, con el tiempo, en un autoservicio. 

La infancia y adolescencia de El Dipy no es excepcional. La foto que cuenta --el barro, el olor a mierda, la napa que sube, imparable; el colectivo que no pasa-- sigue vigente. No terminó el secundario porque necesitaba trabajar para aportar a su casa. Vendió diarios en una esquina de Mataderos, fue paseador de perros y repositor.

El Dipy tiene un hobby caro: es piloto de carreras y compite en el Top Race. Autodefinido como un desclasado, le había negado su nombre al PRO, se lo cedió a Milei. “Yo quiero que la gente se despierte. Los políticos sabemos para qué están, ellos saben para qué vinieron. Si no nos despertamos, nos van a llevar recontra puestos”, dijo hace dos años. Un corredor de autos de carrera que cambió de carril.

“El Dipy”, bajo la lupa de Alejandro Seselovsky

(Texto publicado 29 de mayo de 2023 en elDiarioAR)

David Adrián Martínez tiene 46 años. Nació en Gualeguaychú, Entre Ríos, pero creció en La Tablada, borde norte de La Matanza, ahí donde la General Paz establece quién es porteño y quién es conurba. Es decir, el Dipy es un hijo de la migración interna que huye del interior indigente y se busca una subsistencia en el primer cordón. Los Martínez, con ese hijo único, se pasaron unos años carancheando la vida, awantando las cosas a golpe de changas, hasta que el padre entró en una fábrica de faros para la industria automotriz, calle Kennedy, localidad de San Justo, que es donde La Matanza tiene su sillón de Rivadavia, su cabeza departamental, su médula política: en definitiva, su intendencia y su gobierno. El padre hizo entrar a la madre y entre los dos pecharon el futuro a puro contraturno. Terminaron abriendo un mercadito de barrio, lo que con más formalidad podríamos llamar un autoservicio. Y ahí creció el Dipy, entre góndolas petisas y repositores.

En la primera mitad de los dos mil, David Adrián pinchaba discos y buscaba su futuro como DJ en el circuito de la cumbia base, en las fiestas wachas, bajo los tinglados al paso de Isidro Casanova. Si en los 90s el rock argentino había alcanzado su masificación de estadios con Los Piojos y la Bersuit, el 2001 vino a quitarle de las manos la potestad de seguir interpretando el mundo -de seguir interpretándonos. De golpe había un nuevo paisaje que contar, un nuevo relato que establecer: el de la nación cartonera que tira del carro de la emergencia con un caballo mustio alimentado a pastura de residuo sanitario y CEAMSE. La Cumbia Villera dijo entonces: a esta Argentina la cuento yo, y el rock se quedó cortando tickets en los alrededores de Niceto, llenando Vorterix con 1500 tipos. En las fiestas de Casanova, nuestro muchacho cumbianchero conoció a Sergio “Fideo” Galván, que estaba armando una banda, El Empuje, para hacer cumbia villera fake, cumbia villera falopa. El Dipy le pidió por favor que lo tome como cantante. Fideo Galván le contestó: 

¿Sabés qué pasa? Estoy buscando un pelado con anteojos, corte La Mosca.

Al día siguiente, el Dipy se había rapado y se había puesto los anteojos.

La anécdota la contó el mismo Fideo Galván. Y la verifica Lucho Rombolá, el periodista con la trayectoria más contundente que tiene el circuito de la cumbia argentina.

Para que ser el Dipy garpe, hay que hacer lo que hay que hacer. No importa qué.  

En 2006 hizo lo que tuvo que hacer para volverse el frontman de El Empuje y terminar cantando las estrofas de uno de sus éxitos, “Tomá la mema”:

Ay, nena, a tu cola le falta crema / a tu boca, una mamadera / y los pibes te la vamo’a dar

En 2017, subió la apuesta de su dinámica solicitante y le pidió por carta a Federico Hoppe integrar el Bailando. En un montaje que buscaba performar un tipo de entretenimiento, una paracomedia, Mariana Diarco, su pareja en ese momento, escribió un carta en inglés para que Dipy, que no habla inglés, la leyera en cámara y después subir ese momento a sus redes. Papel en mano, el Dipy le lee (le pide, le ruega) al productor de Marcelo Tinelli:

If i get into the show i will dance even naked

Para entonces, ya era un sujeto masivo con algunos éxitos bien alojados en el tracklist permanente del cancionero cumbia nacional. “Soltero”, probablemente encabece esos éxitos.

Ay qué lindo es ser soltero / cómo me gusta vivir todo el día al pedo / no trabajo y no estudio porque no quiero / Ay qué lindo es ser soltero.

La pista de Marcelo se desvaneció. Tramitó, durante 30 años, una parte significativa de nuestro entretenimiento de masas, pero un día su fórmula de jurados puntuando bailarines dejó de entregar renta en pantalla. ¿Qué hizo Marcelo? Un programa con 100 jurados, que es como no poder arreglar algo con un martillo y entonces ir a comprar 100 martillos. No funcionó. Y el Dipy cambió de escenario. Viviana Canosa y él se dieron la mano para columpiarse juntos en la verbena de la rabia social argentina. Ella la descosía en A24 ejecutando su show del yo, ardida, militando la pus, bartoleando indignación crónica: constituyendo indignaturas. Él bancó ahí. Se aceleraron mutuamente las tirrias y hubo un momento en el que no sabías si el Dipy era invitado o columnista. ¿Cómo puede ser, Dipy? ¿Cómo puede ser, Viviana? Pandemia, vacuna y pase sanitario. ¿A vos te parece, Viviana? ¿A vos te parece, Dipy? Aborto, ESI y género. La entrevista como manijeo, una tara de la bronca. Fecha: 16 de diciembre de 2021. Pregunta Viviana, sin preguntar:

Dipy, acá plantás tomate y te crece un chorro.

Vivi ¿sabés lo que hace un político cuando va al baño a hacer caca? Se está clonando.

(remate de batería) (risas)

El Dipy en lo de Canosa fue un masterclass del periodismo de afirmación. Media hora de aire en vivo, constatándose, engamados, arando los dos, quemando la llanta de la cólera y corroborando un dispositivo: decí algo que todos querramos escuchar y yo te respondo con algo que se le parezca. El fusilamiento de la repregunta. En esa perfo sin contrapunto ni revisita, el Dipy musculó discurso, se puso ancho. Caminaron juntos, se acompañaron, pero el que saltó más alto fue él. El pase a LN+ le enfrió a Viviana Canosa la pantalla: ya no es lo que era. Él, en cambio, es ungido candidato a la intendencia de La Matanza por Javier Milei, la última gran aparición, formidable aparición, en el mercado del infoentretenimiento y el reality politik.

Vi el show de El Dipy en cancha de El Porvenir, en el acto de Javier Milei. La cancha estaba vacía y el acto fue un tropiezo. Sin embargo el tipo salió al escenario a calentar lo que pudo. Digamos que bancó. Hacía un frío bien crudo y sacar las manos de los bolsillos no era un plan. El Dipy lo consiguió apurando a la poca gente que había con una línea furibunda:

El que no hace palmas…

¿Qué Dipy? ¿Qué pasa con el que no hace palmas, decinos por el amor de Jesús?

-...es comunista.

Con información de agencias.

IG

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