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Homofobia y transfobia desde el Estado

“Tengo miedo por la discriminación que pueda sufrir mi hijo”: familias homoparentales en alerta tras el ataque de Milei

Mercedes, Gabriel y Florencia, madre, hijo y madre. Una familia, como cientos de familias de padres y madres homosexuales de la Argentina, que vive en Tucumán, feliz, orgullosa y llena de amor.

Juan José Domínguez

24 de enero de 2025 06:48 h

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“Hace pocas semanas fue noticia en todo el mundo el caso de dos americanos homosexuales enarbolando la bandera de la diversidad sexual, que fueron condenados a cien años de prisión por abusar y filmar a sus hijos adoptivos durante más de dos años. Quiero ser claro que cuando digo que abuso no es un eufemismo, porque en su versión más extrema la ideología de género constituye lisa y llanamente abuso infantil. Son pedófilos, por lo tanto quiero saber quién avala esos comportamientos”.

El discurso del presidente Javier Milei en el Foro Económico Mundial de Davos, Suiza, en el que asoció la orientación sexual con delitos aberrantes como la pedofilia, es ofensivo y refuerza prejuicios peligrosos e injustificados contra las minorías sexuales. Lo advierten muy bien dos parejas y un papá soltero, todos homosexuales, que tienen hijos y, en diálogo con elDiarioAR, coincidieron en una sensación: el creciente miedo a las agresiones y la discriminación sobre sus familias como consecuencia de los discursos de odio, que ahora, desde que empezó el inicio de esta era “libertaria” en la Argentina, provienen directamente del propio Gobierno, como nunca antes en la historia democrática de nuestro país.

La demonización de las familias homoparentales y la deslegitimación de los avances logrados en igualdad de derechos ya no son meros dardos paragubernamentales: ahora, desde este jueves, son formalmente parte del discurso oficial. Ya no son solamente Nicolás Márquez, biógrafo de Milei, o el conferencista Agustín Laje, quienes invocan la ideología de género, esa trasnochada “teoría” según la cual se “enseña” a una persona a ser homosexual o trans hasta “convertirla” en esa “abominación”. Ahora es directamente el presidente de la Nación quien la invoca, ataca al colectivo trans y llama pedófilas a las parejas homosexuales con hijos.

A pesar de estas declaraciones presidenciales, según datos del Ministerio Público Tutelar (órgano autónomo del Poder Judicial de la Ciudad diseñado para proteger y garantizar los derechos de los niños, niñas, adolescentes y personas con discapacidad), el 80% de los abusos en las infancias son intrafamiliares y más del 99% de las familias con hijos son de parejas heterosexuales, recordó Sol Prieto, investigadora del Conicet y directora del programa Crianza y Derechos (UNDelta).

Además, según una guía de Unicef para proteger a niños, niñas y adolescentes de posibles abusos sexuales (NNyA), “no existe una manera de saber, a partir del tipo de personalidad o la conducta social, si una persona es o no un agresor sexual de NNyA”. “Pueden ser personas exitosas, médicos, psicólogos, abogados, docentes, líderes religiosos y juveniles, como los guías estudiantiles que realizan viajes de egresados, o los entrenadores deportivos. Los agresores sexuales circulan disimulados en el entorno familiar y social. Las estadísticas indican que la mayoría de los abusadores son varones heterosexuales adaptados socialmente”, dice el informe del organismo de Naciones Unidas para la promoción de los derechos y el bienestar de los niños.

“Es muy angustiante sentir que tambalean tus derechos y los de tu hijo”

“Nos conocimos con Flor hace 16 años y tres años después nos pudimos casar gracias a la ley [de Matrimonio Igualitario]. Fuimos el primer matrimonio igualitario de la ciudad en la que vivíamos (Yerba Buena, Tucumán). La jueza, muy emocionada, nos contó luego el orgullo que sentía por esta ley. Unos años después comenzamos la charla de ampliar la familia y no dudamos en que nuestro mejor modo iba a ser a través de la adopción”, contó Mercedes (52 años) a elDiarioAR.

Con Florencia (tallerista de 42 años), se anotaron en el Registro Único de Adopción en 2017 y en junio 2018 las llamaron del juzgado para decirles que eran las personas indicadas para adoptar un bebé de 1 año y 9 meses. “El período de adaptación duró muy poco ya que el amor fue inmediato. A los diez días nuestro hijo estaba viviendo con nosotras. Todos los días hablamos de que nos elegimos y que nos seguimos eligiendo. Él siempre nos hace saber lo feliz que está y nos agradece habernos encontrado”, dijo Mercedes, que trabaja en los sectores del turismo y el comercio.

Para ella, las declaraciones de Milei “son aberrantes y sólo muestran odio y desconocimiento”. “Es muy angustiante sentir que tus derechos y, sobre todo, el de los niños comienzan a tambalear cuando gobiernan el odio y el resentimiento”, expresó.

Desde la sanción de la Ley 26.618 de Matrimonio Igualitario, en 2010, la Argentina permite que las parejas del mismo sexo contraigan matrimonio con los mismos derechos y responsabilidades que las parejas heterosexuales. Fue el primer país en América Latina y el décimo en el mundo en reconocer este derecho.

Además, la misma ley garantiza el derecho a la adopción para las parejas del mismo sexo. Esto significa que tanto matrimonios heterosexuales como homosexuales tienen igualdad de oportunidades en los procesos de adopción.

“Nosotros nos casamos no sólo para reafirmar nuestro amor, sino para poder construir una familia. Siempre consideré al matrimonio una forma de protegernos, pero también de transformar la sociedad. Y eso hoy está cambiando. Cuando desde el Ejecutivo Nacional se nos relaciona con pedófilos, lo que me pasa como papá de una familia homoparental es que me siento desprotegido, siento mucha bronca y mucha indignación, y creo que tenemos que cuidarnos cada vez más entre nosotros, nuestra propia familia, y más con quienes nos acompañan, nos abrazan y nos cuidan; pero sobre todo lo que siento es desprotección”, dijo a elDiarioAR Andrés Vagedes, un papá homosexual de 43 años que es gerente de Recursos Humanos en una empresa.

Consultado sobre el temor a que Milei derogue o impulse la derogación de la ley de Matrimonio Igualitario, Vagedes dijo: “No podemos dar nada por sentado. Creíamos que había consensos básicos que no se discutían más y sin embargo hoy estamos discutiendo las cosas más básicas. Temor por mí o por mi familia en cuanto a la posible derogación del Matrimonio Igualitario no tengo. Nosotros ya estamos casados al amparo de la ley y suponemos que no se va a poder volver atrás. Pero sí tememos temor por la convalidación de la violencia hacia nuestras familias y hacia la comunidad trans, sobre todo”.

En efecto, en su discurso en Suiza Milei dijo que “desde estos foros se promueve la agenda LGBT, queriendo imponernos que las mujeres son hombres y los hombres son mujeres sólo si así se autoperciben” y que “nada dicen de cuando un hombre se disfraza de mujer y mata a su rival en un ring de boxeo, o cuando un preso alega ser mujer y termina violando a cuanta mujer se le cruce por delante en la prisión”, como si se tratara de casos reales y reiterados en la sociedad, de un problema generalizado en el mundo o en la Argentina. De hecho, la agencia Presentes indicó que son ejemplos falsos.

En el país, además, desde mayo de 2012 rige la ley de Identidad de Género, que es considerada una de las legislaciones más avanzadas del mundo en materia de derechos de las personas trans, porque le permite a cualquier persona rectificar el nombre, el sexo y la imagen registral en su DNI para que coincida con su identidad autopercibida. La ley les otorgó a estas personas la libertad de ser quienes son. El presidente actual, autodenominado liberal-libertario, está en contra.

Yo me puedo defender pero mi hijo se enfrenta a un mundo que se vuelve cada vez más hostil y cada vez más cruel para él, que tiene 10 años y probablemente sea heterosexual, pero vive en una familia homoparental y por eso puede ser discriminado

Andrés Vagedes Padre de una familia homoparental

“Sentimos que volvemos para atrás”, planteó Vagedes, que lleva diez años de casado con Emiliano Larre, guionista y director de TV, y desde hace cinco años son papás de A. “Yo no tengo miedo por mí. Sí tengo miedo por la discriminación que pueda sufrir mi hijo cuando las familias homoparentales son discriminadas abiertamente por parte del Presidente o por parte de la sociedad. Yo me puedo defender pero mi hijo se enfrenta a un mundo que se vuelve cada vez más hostil y cada vez más cruel para él, que probablemente sea heterosexual, pero vive en una familia homoparental”, planteó.

Un papá gay que adoptó una nena abandonada por sus padres heterosexuales

Como a Vagedes, a Pablo Fracchia (41 años) también le da miedo lo que pueda sufrir, en este caso, su hija como consecuencia del odio infundido desde el poder. “Cuando vuelva al colegio y tenga compañeritos que saben que su papá es gay, que le digan que el papá la abusa, que es un pedófilo, que es un enfermo, todo por ser gay... que le digan eso, además, a una piba que ya tuvo que pasar por el sistema de adopción, que de por sí viene con sus quilombos, que puede tener una historia complicada, la verdad es que me destroza”, dijo a elDiarioAR.

Fracchia es trabajador social en el Poder Judicial y dedicó muchos años de su carrera profesional a trabajar en el sistema de protección y promoción de derechos de las infancias. “Me tocó escuchar situaciones que ni en una película de terror podrían escucharse respecto de cosas que tuvieron que sufrir chicos de cinco años por parte de sus papás heterosexuales”, dijo.

Fue papá de M. estando soltero, sin pareja, cuando M. tenía un año y medio. La nena había sido abandonada por sus padres heterosexuales. Había sobrevivido a una perforación intestinal cuando era recién nacida, tenía una colostomía, había pasado por una segunda intervención quirúrgica y nadie en su familia biológica estaba en condiciones de hacerse cargo de ella. De entre cinco postulantes para su adopción, cuatro parejas heterosexuales y él, un joven soltero y gay, el elegido fue Fracchia. Desde ese momento pasaron seis años y la vida de este papá homosexual pasa por “tratar de reparar el daño que hicieron esos chabones (por la pareja heterosexual que abandonó a su hija) en la vida psicológica, emocional, física, neurológica” de la niña.

“Como papá adoptivo, me rompo el orto tratando de garantizarle todos los derechos y cuidados a mi hija, y de reparar todo el daño que le causaron esos padres biológicos heterosexuales a ella. Me desvivo, dejo la salud, el cuerpo, el alma y tres cuartos de mi sueldo para sostener a mi hija, para que pueda salir adelante, y escuchar a este hijo de puta (por Milei) decir eso a mí me pone triste y me enoja. Me hace sentir que vivo en un mundo más inseguro para mi familia”, expresó Fracchia.

Las parejas homoparentales no solamente enfrentan situaciones de discriminción cotidianas (en el trabajo, en la escuela a la que van sus hijos, en el almacén) sino que ahora deben escuchar por televisión que el Presidente los trate de abusadores de niños. Sin embargo, demuestran día a día que son tan amorosas y tan capaces de cuidar a un hijo como cualquier otra, a pesar de los intentos de estigmatización permanentes desde el poder.

Las palabras de Milei no parecen coincidir para nada con el ideario liberal que tanto declama sino más bien con una regresión conservadora nunca antes vista en la democracia de nuestro país. Además, no están basadas en ninguna evidencia, no se sostienen con ningún dato confiable, público ni privado, y provocan no sólo exclusión sino violencia. Y a esa violencia, ahora promovida directamente por el presidente de la Nación, la sufren sobre todo los niños adoptados por parejas del mismo sexo.

JJD/MC

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