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ACUERDO CON EL FONDO

Milei dice que el préstamo con el FMI no agranda la deuda, pero no da lo mismo que deberle al Banco Central

Milei y su comitiva en Washington, con la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva.

Alejandro Rebossio

24 de enero de 2025 12:30 h

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En una entrevista en pleno Foro Económico Mundial en Davos, Suiza, antes de hablarle a los empresarios de ideología de género, el presidente Javier Milei ofreció una entrevista con la agencia Bloomberg para hablar de economía, la materia en la que pretende ganar el Nobel, y explicó que la actual negociación en Buenos Aires entre su ministro del área, Luis Caputo, y una misión recién llegada del Fondo Monetario Internacional (FMI) para conseguir un nuevo crédito por al menos US$11.000 millones “no va a incrementar la deuda total”. ¿Por qué? Porque con ese dinero el Tesoro cancelará deuda que mantiene con el Banco Central. Es cierto que la llamada deuda bruta no aumentará, se mantendrá igual. Pero nada dice el jefe de Estado de que se elevará la deuda neta, es decir, la que mantiene la Argentina por fuera de las organizaciones intraestatales, es decir, con organismos internacionales como el FMI, con el Club de París (conjunto de países desarrollados) y con bonistas tanto del mercado doméstico como del internacional.

Y no es lo mismo cualquier acreedor: el propio Estado o el Fondo, al hay que girarles divisas al exterior, abonarle más intereses y exige políticas a cambio. Tampoco es lo mismo para la hoja de balance del Central, que viene en vías de saneamiento y que se beneficiaría si le saldan este pasivo.

“El Presidente dice que es un problema de stocks, que si el Gobierno toma más deuda en dólares y con eso recompra deuda gubernamental en pesos que tiene el Banco Central deuda pública total no aumenta y todo queda igual, ¡es mentira!”, advierte uno de los economistas más prestigiosos de la Argentina en asuntos cambiarios, que prefiere el anonimato en tiempos de trolls en redes sociales. Otros colegas reaccionan con nombre y apellido.

Nicolás Gadano, economista jefe de Empiria Consultores, aclara que primero debe concretarse el préstamo y su destino, pero si se usa para cancelar las letras intransferibles que emitió el Tesoro cuando tomó reservas del Central, “efectivamente la deuda bruta del Tesoro seguirá igual, caen las letras, o sea deuda intra sector público, por un aumento del endeudamiento con el Fondo”. El impacto, según Gadano, sería “desde el lado del Central una mejora fuerte de la calidad de su activo porque una cosas es tener unas letras que valen poco y no tienen mercado”. “El Tesoro se endeuda para capitalizar el Banco Central”, destaca. “Después hay que ver qué hace el Central con esos dólares”, aclara. Desde el punto de vista del Tesoro, “por las letras sólo se pagaba una partecita del interés, pero nunca se pagó, es un registro contable, mientras que la deuda con el Fondo hay que pagarla y tiene intereses más altos”, admite el exgerente general del Banco Central en el gobierno de Mauricio Macri.

“Es un aumento de la deuda de argentina de US$ 11.000 millones, lo que no se tomó de la deuda FMI/Macri (préstamo de 2018), que era de 55.000 millones y sólo se tomó por 44.000 millones”, aclara el consultor Orlando Ferreres, exviceministro de Economía del gobierno de Carlos Menem, pese a que se confiesa admirador de Milei. “Después cómo se use se verá”, abre la interrogación.

Desde la otra orilla ideológica, el economista jefe del banco Credicoop, Alfredo García, arranca alertando que la deuda del Tesoro con la autoridad monetaria “no es un monto de gran significatividad como para justificar el endeudamiento buscado”. “Según los últimos datos oficiales conocidos, las tenencias de bonos soberanos en dólares en poder del Banco Central llegan a US$2.500 millones. Es una parte menor de los montos en dólares en el exterior que se pretenden obtener, pero además se está cambiando deuda intra sector público, fácilmente refinanciable, por deuda con organismos internacionales y/o acreedores privados externos”, se refiere García a otra opción que Milei no descartó en la entrevista con Bloomberg. “No sólo se configura un empeoramiento de parte de la deuda ya existente, sino que implicará, en los montos procurados, un claro aumento de la deuda externa, que además, en el caso del Fondo, posee gravosas condicionalidades”, recuerda el economista del Credicoop. En concreto, el FMI suele pedir ajuste fiscal, aunque en el caso de Milei está dispuesto a cortar más de lo reclamado; mayores tasas de interés, un tipo de cambio flexible –no como el actual–, flexibilización laboral y una reforma que pode aún más las jubilaciones.

“Se reemplaza una deuda intra sector público, que no es deuda real sino un asiento contable entre reparticiones del Estado, por lo tanto refinanciable eternamente sin costo”, advierte Andrés Asiain, director del Centro de Estudios Scalabrini Ortiz. Y se lo sustituye “por una deuda externa con organismos internacionales, que implica comprometerse a pagar en dólares que se van del país, lo que compromete el futuro equilibrio externo y puede implicar presiones cambiarias, endeudándose con un organismo internacional, donde prima el interés de EE UU, que suele condicionar el refinanciamiento a condicionamientos en la política económica y alineamientos geopolíticos”, fulmina Asiain, columnista dominical del diario Página/12. En el directorio del FMI hay un país con poder de veto, EE UU, mientras que los demás socios con más votos son Japón, China, Alemania, Francia, Reino Unido e Italia, en ese orden.

“No es lo mismo tener deuda con el FMI que con el Banco Central”; se suma Pedro Gaite, de la Fundación de Investigaciones para el Desarrollo (FIDE). “Las letras intransferibles no tienen mayor importancia, no rinden intereses, es un más un mecanismo de traspaso de dólares del Banco Central al Tesoro. Endeudarse con el FMI para cancelar estas letras en términos de composición de la deuda es muy perjudicial”, concluye Gaite.

En el mundo de las consultoras aparecen matices. Claudio Caprarulo, director de Analytica, observa que “un nuevo préstamo con el FMI implica un aumento del endeudamiento neto, en este caso en moneda extranjera y con un organismo multilateral”. “Hay que ver cuáles son los condicionamientos que pide el organismo, pero es una buena noticia que el Gobierno consiga dólares para avanzar en desarmar el cepo cambiario y regularizar el mercado de cambios. En un contexto en el que no tenés moneda y tenés muy limitada tu capacidad de emisión, la deuda intra sector público es relevante. Pero lo más relevante es que estás haciendo un acuerdo con el FMI y lógicamente debés ocuparte de generar las condiciones para garantizar que la carga de la deuda externa no sea un condicionante al crecimiento y en particular, retomar el dinamismo del mercado interno”, matiza Caprarulo.

“No se genera nueva deuda dado que hay un traspaso de acreedor. Ahora bien, si nos fijamos en la deuda consolidada neta, es decir, descontando los pasivos intra sector público, la nueva obligación sí se contabiliza como un mayor endeudamiento real con el exterior, dado que la deuda con el Central no figura en este cálculo”, apunta Francisco Ritorto, de la consultora ACM. Sin embargo, valora que “el balance del Central mejora: al recomprar las letras, el Tesoro le inyecta dólares, que incrementarían sus reservas internacionales netas y otorga mayor respaldo para sostener el tipo de cambio”.

Daniel Marx, director ejecutivo de Quantum Finanzas y exsecretario de Finanzas del gobierno de Fernando de la Rúa, coincide en señalar que la deuda bruta se mantiene igual, pero la neta con terceros se eleva, pero agrega otro factor al análisis de cómo Milei presenta el asunto: “Una motivación importante de ponerlo así es evitar llevar el acuerdo con el Fondo al Congreso, tomando las atribuciones e interpretaciones de la ley de administración financiera, que se modificó por la ley Bases. Al interpretar que no se trata de nuevo endeudamiento, no tendría que ir al Congreso y así se evitaría el debate sobre las autorizaciones pertinentes”.

AR/MG

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