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Hay sesión el jueves

El Gobierno sufrió pero logró avanzar en la suspensión de las PASO con ayuda de un sector del peronismo

Los diputados libertarios Espert y Mayoraz capitanean la estrategia oficialista para suspender las PASO.

María Cafferata

4 de febrero de 2025 17:30 h

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Sudando hasta último momento, el gobierno nacional se hizo con el número para dictaminar la suspensión de las PASO en 2025. Reunidos en un plenario de comisiones de la Cámara de Diputados, los legisladores de La Libertad Avanza lograron juntar las firmas gracias al apoyo del PRO, el cordobesismo de Martín Llaryora y dos gobernadores peronistas, Gerardo Zamora (Santiago del Estero) y Raúl Jalil (Catamarca). No fue fácil y tuvo que intervenir Casa Rosada para romper el peronismo y el radicalismo, pero finalmente el oficialismo lo consiguió. El próximo paso será, ahora, aprobar el proyecto el jueves al mediodía en la Cámara de Diputados.

La sesión comenzó pasadas las 14 en un escenario de incertidumbre absoluta. El oficialismo había comenzado a sufrir unas horas antes, cuando la UCR más mileísta, la comandada por Rodrigo de Loredo que suele moverse como fiel aliada del oficialismo, anunció que había resuelto que no acompañaría el proyecto de suspensión de LLA. El Gobierno, entonces, especulaba con que contaba con su apoyo. Creía que podría conseguir las 58 firmas que necesitaba para dictaminar junto a ellos, el PRO, un sector del cordobesismo que responde a Martín Llaryora, los misioneros que responden a Hugo Passalacqua, y algún que otro peronista, como los catamarqueños de Jalil. 

Comenzada la reunión, sin embargo, Martín Menem y Gabriel Bornoroni se dieron cuenta de que no tenían el número. Unión por la Patria había decidido hacer lo posible para impedir que el gobierno consiguiera el martes su dictamen: el objetivo era dinamitar la reunión plenaria y, así, evitar la sesión convocada para el jueves. Si bien había sectores internos en el peronismo que acompañaban la idea de eliminar las PASO, la decisión unánime del bloque había sido no dar quórum ni dictamen. Pero pasaron cosas. 

Germán Martínez, Paula Penacca y Cecilia Moreau -el tridente que lidera UxP en Diputados- sacaban cuentas. Necesitaban evitar que el gobierno sumara 58 firmas, que era la mitad más uno de los presentes, para hacer fracasar la reunión. UxP, más los dos diputados de izquierda, sumaban un total de 48 diputados. Necesitaban que diez diputados extra se negasen a firmar dictamen, de cualquier tipo: de rechazo, con disidencias, de minoría. La estrategia parlamentaria era vaciar de “quórum de firmas” a LLA. 

“Hoy (el Gobierno) necesita 58 diputados que firmen algún tipo de dictamen para consolidar este temario de extraordinarias. Pero sepan que no están firmando sobre un tema específico, lo que están haciendo es legitimar un plan político del Presidente”, cuestionó, anticipando la disputa, Martínez. Y advirtió: “Los que estampen su firma van a estar avalando un plan de trabajo que aísla al gobierno del pueblo argentino. Van a quedar sometidos y domesticados ante el poder de Milei”. 

No sabía, entonces, que sería sus propios diputados los que terminarían allanándole el camino al oficialismo para poder dictaminar. Los santiagueños Ricardo Daives y Bernardo Herrera, así como los catamarqueños Silvana Ginocchio y Sebastián Nóblega, serían los cuatro que, junto a algunos votos radicales, terminarían evitando el fracaso de LLA. 

Llamadas desde Casa Rosada

Mientras los diputados iban encadenando sus discursos, el gobierno nacional llamaba desesperado a los gobernadores. “Se trata de mejorar calidad vida de la gente, de eficientizar los recursos del Estado”, defendía Silvana Giudici (PRO), casi como miembro informante oficialista. El radicalismo deloredísta, en cambio, se diferenciaba: “Es irresponsable modificar la legislación electoral en año electoral”, advertía el bonaerense, Fabio Quetglas.

Sin el respaldo de los dos radicalismos -el de De Loredo y el díscolo de Democracia-, el Gobierno solo podía sumar el número con los gobernadores. Primero empezó llamando al cordobés Martín Llaryora, que viene reclamando que Javier Milei no cumplió con ninguna de sus promesas. “No hizo ni una transferencia a la caja previsional”, masculla un dirigente cordobés que le responde. Pese a las quejas, sumó dos firmas: la de Ignacio García Aresca y la de Alejandra Torres

Los cordobeses Juan Brügge y Oscar Agost Carreño, en cambio, “rosqueaban” a un costado de la sala. Todos integran el bloque Encuentro Federal. Aprovechaban la desesperación de Menem para subir las credenciales del bloque. “Que nos llamen cuando les falte un voto”, provocaba un pichettista.

El teléfono del Gobierno seguía encendido. Luego fue el turno del peronismo, puntualmente el de dos gobernadores que suelen negociar con Javier Milei: Zamora y Jalil. Cedieron y le pidieron a sus cuatro diputados que firmaran un dictamen de minoría: eligieron un viejo proyecto del Frente Renovador que proponía eliminar las PASO. 

No tienen las firmas y están ejerciendo un apriete infernal para lograr las firmas que necesitan”, denunció, entonces, Martínez en la comisión. Se acababa de enterar que los santiagueños habían firmado y que el oficialismo se acercaba, así, a un par de firmas para conseguir el número para dictaminar. “Acá no hay ningún apriete, somos ciudadanos argentinos, adultos y todos saben lo que hacen”, replicó el libertario Nicolás Mayoraz, presidente de la comisión de Asuntos Constitucionales. 

LLA estaba, entonces, a dos firmas de conseguir dictaminar. Primero fue Brügge y después la radical cordobesa Soledad Carrizo. Destrabados los radicales, comenzaron a llegar el resto de las firmas. Firmaron Agost Carreño y los radicales Martín Arjol, Francisco Monti y Lisandro Nieri.

También habían apoyado, además del PRO, los diputados que responden al gobernador misionero Hugo Passalacqua. Se resistieron, en cambio, los radicales Martín Tetaz y Quetglas: un anticipo de las divisiones que atravesarán todos los bloques el jueves cuando se debate el proyecto de suspensión en el recinto. Tampoco firmaron los ocho diputados del radicalismo díscolo de Democracia, aunque más de uno tiene ganas de aprobar la suspensión de las PASO en la sesión del jueves.

Los legisladores peronistas abandonaron el plenario de comisiones enojados y frustrados: no se esperaban que sus compañeros de bloque terminasen definiendo la batalla en favor del gobierno libertario. “Es grave lo que pasó. Teníamos en nuestras manos la posibilidad de romper la comisión y no pudimos”, mascullaba, molesto, un diputado peronista.

El gobierno nacional, mientras tanto, no perdió la oportunidad de dejar a los gobernadores peronistas con los dedos marcados. Pocos minutos después de que Mayoraz confirmara que habían conseguido las firmas, la Jefatura de Gabinete salió con un tuit en el que celebraba la reunión que Guillermo Francos había tenido con los gobernadores de Catamarca, Tucumán, Jujuy y Salta.

MC/MC

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