Pandora Papers

El entramado millonario de Julio Iglesias: de Islas Vírgenes al “búnker de los ricos”

El País/La Sexta/ICIJ

3 de octubre de 2021 14:02 h

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El cantante Julio Iglesias (Madrid, 78 años) utilizó cinco empresas ubicadas en el paraíso fiscal de Islas Vírgenes Británicas para adquirir sendas propiedades en Indian Creek, la codiciada isla de Miami conocida como el búnker de los ricos. El valor actual de las viviendas asciende a 112 millones de dólares, según los datos del registro oficial del condado de Miami-Dade. El cantante está vinculado a otras quince sociedades, todas ellas gestionadas por Trident Trust, uno de los despachos en el centro de los Pandora Papers, un trabajo periodístico coordinado por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ).

Más de 600 periodistas de 117 países analizaron durante dos años los 11,9 millones de archivos de 14 despachos de abogados especializados en crear sociedades offshore en paraísos fiscales. Este tipo de compañías, radicadas en países distintos del domicilio fiscal de sus administradores, son legales siempre que el propietario las declare allí donde resida. El problema comienza, a ojos de las autoridades, cuando lo que se busca en estos países es anonimato y nula tributación. En España, EL PAÍS y La Sexta analizaron la filtración en busca de personas de interés público que hayan sacado provecho de las jurisdicciones más opacas del mundo. El resultado son más de 700 sociedades vinculadas a este país entre las que destacan decenas de personalidades relevantes.

Además de las cinco propiedades en la isla, Iglesias utilizó otras seis sociedades para adquirir seis propiedades más modestas en el barrio de Surfside, todas cerca de la entrada a Indian Creek, por un valor total de casi cuatro millones de dólares. Con una de ellas, G-450 Holding Limited, es dueño de un avión privado. Otras ocho sociedades que aparecen no tienen una función clara. En total, es beneficiario de 20 sociedades: en 16, junto a su esposa, la holandesa Miranda Rijnsburger; otras 4, solo están a su nombre. Todas están controladas por un fideicomiso, el instrumento más opaco para controlar bienes en el extranjero, el Julio Iglesias de la Cueva Revocable Trust. Se creó en 1995 en Islas Vírgenes Británicas con la finalidad de gestionar los activos de Iglesias “a efectos de sucesión”.

El cantante español puso de moda entre los más adinerados la isla de Indian Creek, un rincón al norte de Miami Beach con salida al Atlántico y a la bahía Vizcaína, vistas al skyline del centro de la ciudad y la seguridad más absoluta: una policía privada que controla el paso por tierra y mar de cualquier curioso. Un terreno de poco más de un kilómetro cuadrado, coronado por un club de golf que data de los años treinta, donde hay estos días construidas 31 mansiones mirando al mar, flanqueadas por enormes palmeras que impiden divisar tras ellas a los más ricos del mundo mientras se refrescan en lujosas piscinas o playas artificiales con arena rosa traída de las Bahamas. Muelles privados y yates de lujo en la puerta de su casa. El lugar, que no cuenta con tiendas, hoteles, supermercados ni nada más que estas exclusivas casas, ha estado incluido entre los más caros de Estados Unidos.

Iglesias, cuya fortuna Forbes estima en 800 millones de euros, es uno de los pocos millonarios con tal cantidad de empresas offshore, algunas de ellas fundadas desde finales de los 90. El intérprete de La vida sigue igual o Me va, me va, considerado el músico hispanohablante que vendió más discos en toda la historia, unos 350 millones de copias, no tiene una residencia fiscal en España desde 1978, según declaraba su representante Juan Velasco, en una entrevista a este diario. Al menos hasta 2018 residió en República Dominicana y sus abogados, que no han querido hacer comentarios sobre esta información, no han confirmado cuál es su residencia actual. Se convirtió en el pionero de una tanda de artistas españoles que decidió mover su residencia a Miami, como Alejandro Sanz en los 2000 o ahora Rosalía. “Nunca he dejado de pagar ni un puñetero impuesto en ningún lugar del mundo, donde canto, pago mis impuestos”, espetaba Iglesias al periodista Jordi Évole en una entrevista concedida en 2015.

La dinámica para la compra de los terrenos en Indian Creek suele ser siempre parecida: se funda una sociedad limitada en un paraíso fiscal y a través de ella se hace la compra de los terrenos, valorados en hasta 25 millones de dólares el puro lote sin construir de unos 7.400 metros cuadrados.

La isla acaparó todos los focos en diciembre de 2020. Cuando Donald Trump se aferraba al cargo de presidente y renunciaba a admitir su derrota en las urnas y medio mundo agonizaba por casi un año sin tregua de pandemia, su hija Ivanka y su yerno Jared Kushner, reorganizaban su patrimonio. Uno de los lotes baldíos de Iglesias se vendía a la famosa pareja por el precio de 32.179.000 dólares —cantidad oficial registrada por el Condado de Miami-Dade—, según informó la prensa estadounidense, aunque los registros de propiedad todavía no publican el nombre del último dueño de esa tierra.

El terreno coincide con las cuatro parcelas que posee Iglesias sin construir en la zona más privilegiada de la isla, la que disfruta de la vista más exclusiva hacia el centro de Miami. En el año 2008 se compró la mansión del número 30 y, en 2017, pidió 150 millones de dólares por el lote de cuatro parcelas vacías cerca de su propiedad, que juntas daban acceso a casi 250 metros de salida al mar. Uno de esos terrenos es el que los medios locales, como el South Florida Business Journal, aseguran que compró la hija del expresidente.

“Se trata del rincón más exclusivo y privado de Miami”, asegura desde su oficina en Miami Beach el agente inmobiliario experto en el mercado de lujo Kevin Kavanaugh. “Mientras que el mercado de lujo de nuevos edificios fluctúa cada año, según la moda de vivir en uno u otro penthouse, el de las mansiones es un negocio estable, que crece cada año. Un bien seguro”, añade Kavanaugh.

El miércoles de la semana pasada un camión de construcción esperaba a las puertas de la entrada del puente su acceso hacia la isla. Los vecinos especulan que Ivanka vive cerca, en un edificio en Surfside, mientras se construye su mansión del otro lado del mar. Aunque también en 2020 otra cara conocida adquirió un terreno similar: la supermodelo Gisele Bündchen y su esposo, la estrella del fútbol americano Tom Brady, se hicieron con el número 26, que contiene una mansión que pretendían demoler para construirse otra casa ecológica y sostenible, tal y como anunciaban varios medios estadounidenses en diciembre pasado. Este pedazo de tierra fue vendido en octubre por 17 millones de dólares.

Esta nota fue publicada en el diario El País en el marco de los Pandora Papers

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