Más presión al acuerdo con el Fondo: el kirchnerismo propone retoques en obra pública y quiere retórica anti Macri en el proyecto

 

Casi sin hacer declaraciones públicas, el kirchnerismo redobló los esfuerzos en los últimos días para intentar torcer el rumbo de las negociaciones con el FMI. Tarifas, obra pública, cronograma de desembolsos y retórica anti Macri son algunos de los puntos que se discuten en conversaciones reservadas, en la Casa Rosada y el Congreso, en la previa del discurso de Alberto Fernández ante la Asamblea Legislativa.

Como si todavía quedara tiempo para redefinir aspectos importantes del acuerdo, dirigentes que responden a vicepresidenta abogaron en esas charlas por modificaciones en el texto que se ingresará en las próximas horas en la Cámara de Diputados y advirtieron que si se mantiene la letra del borrador que trascendió hace una semana, la votación podría tener un final abierto.

¿Hay tiempo para hacer retoques que modifiquen el escenario? En la Casa Rosada aclaran que la “letra grande” ya se cerró, pero admiten que todavía se discuten aspectos delicados, como el aumento de tarifas. Mientras el kirchnerismo reafirma, una y otra vez, que el incremento general no superará el 20%, en el Ministerio de Economía informan que el FMI reclama el triple y exploran una fórmula alternativa: sumar en el segundo semestre un aumento que surja del índice de evolución del salario.

El kirchnerismo está al tanto de esas negociaciones y deja hacer, mientras Cristina Kirchner juega al equilibrio y alarga un silencio multipropósito. “No habla porque tiene una responsabilidad institucional que la obliga a hacer silencio -dice un senador que la visita seguido-. Aunque no le guste el acuerdo, nos dice que hay que bancar al Presidente, que Alberto tiene que llegar presidenciable a 2023”.

Otro actor que mostró dotes de equilibrista en las últimas semanas es el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, que el miércoles estuvo cara a cara con los dos actores principales del FdT. Recibió en su despacho a Alberto Fernández, en una reunión de diez minutos, armada para la foto. El Presidente le avisó temprano que iría a La Plata por la noche, para un acto en la universidad. Kicillof tenía agendado a esa hora un encuentro con la vicepresidenta, en Capital, pero le propuso al Presidente que lo visitara justo antes de ir a la universidad, para evitar eventuales lecturas negativas. Estuvieron juntos diez minutos y, aseguran los testigos, no hablaron del FMI. La reunión con la vice, a agenda abierta, duró más de dos horas.

Además del tema tarifario, los diputados y senadores que se resisten a acompañar reclaman que el porcentaje comprometido para obra pública se fije por encima del 2% del PBI que figura en el borrador. “Si el acuerdo incluye ese límite va a quedar claro que le hicieron anunciar al Presidente algo que no era”, dice un legislador cercano a Cristina Kirchner, apuntando al ministro de Economía, Martín Guzmán.

Otro tema que circula en las conversaciones internas es la retórica que acompañará la votación: legisladores insistieron ante el propio Guzmán para que la responsabilidad de Mauricio Macri por el endeudamiento con el Fondo quede expresamente plasmada en el texto del proyecto que llegará al Congreso. El Ministerio de Economía elaboró, como respuestas a esos pedidos, un documento interno de siete puntos para diferenciar el préstamo que se está por tomar del que asumió el gobierno anterior.

Dejar sentada la responsabilidad de Macri es también una de las obsesiones que transmitió Kicillof en sus últimas conversaciones con los funcionarios nacionales. El gobernador advierte que hay que cuidar cada detalle de lo que se firme con el Fondo porque, a partir de ahora, cualquier incumplimiento hará que la responsabilidad recaiga sobre el FdT. En conversaciones con Máximo Kirchner y con otros actores del oficialismo, Kicillof llamó la atención sobre otro punto delicado del acuerdo: si los desembolsos se hacen sobre la fecha de cada vencimiento e incluyen solo los fondos para cancelar esos pagos, el Gobierno estará con la soga al cuello hasta el final del mandato.

La retórica anti Macri es uno de los pocos puntos aglutinantes en el Frente de Todos (FdT). Los bloques del oficialismo en el Congreso siguen cruzados por tensiones de todo tipo, justo en la previa del cara a cara con el Presidente, para la reapertura de sesiones, y cuando se define el reparto de cargos en las comisiones, una instancia que les recuerda a los legisladores que, si bien todos tienen un voto, no todos pesan de la misma manera.  

La última reunión de la bancada de senadores del FdT, en la que varios legisladores cercanos a los gobernadores pusieron el grito en el cielo por los recortes previstos que el borrador anticipaba en las transferencias a las provincias, tuvo un correlato desordenado en Diputados. Integrantes del bloque que ahora preside Germán Martínez reclamaron una reunión urgente para tener precisiones sobre el acuerdo. El diputado por Santa Fe sofocó esa iniciativa, a la espera del texto definitivo. “No estaban dadas las condiciones para reunirnos todos. Los ánimos están muy tensos. La Cámpora no habla pero tampoco es neutral. Están jugando para que no salga”, dijo un diputado alineado con la Casa Rosada, que atribuyó al kirchnerismo la difusión anticipada de la letra del acuerdo.

Cerca de Máximo Kirchner niegan que haya juego sucio. Destacan la buena relación con su sucesor en el bloque, lo que permitió que Cecilia Moreau y Paula Penacca se mantuvieran en la mesa chica. Pocos del kirchnerismo duro se expresaron en público en contra del acuerdo en las últimas semanas. Hubo excepciones. Teresa García, jefa del bloque de senadores en la Legislatura de la Provincia de Buenos Aires sostuvo: “Hay renglones del acuerdo que nos generan preocupación. La limitación de los fondos en temas de obras públicas y el aumento de tarifas son temas que preocupan. Así que estamos muy expectantes”. Juliana Di Tullio, senadora nacional, también fijó posición: “Nosotros venimos diciendo, el espacio político al que pertenezco, que es la fuerza mayoritaria de la coalición, que diez años son pocos. No se puede pagar en 10 años”.

Solo un anticipo de la discusión que se dará en el Congreso.

GS